¿Son o no de confiar?

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

En una forma general en cada cabecera municipal del país las acciones de los elementos policiacos, en específico los agentes de seguridad pública, en donde cada vez han ido de más a menos.

Cada vez los ayuntamientos están recurriendo a los exámenes de confiabilidad a los elementos de seguridad pública municipal, para fortalecer los márgenes de seguridad, confianza, eficiencia y competitividad.

Dicho control de confiabilidad incluye no solo a los nuevos cadetes que ingresan sino también a los que ya están dentro del corporativo policiaco para asegurarse que actúen dentro del marco de conducta la ética y normatividad institucional.

Pero bien a ciencia cierta la ciudanía no sabe con exactitud en qué consiste dichas pruebas, quedándose con el simple concepto de la aplicación del examen de antidoping.

Lo peor de todo es que las autoridades ni siquiera quieren darse cuenta que aun con estos procedimientos para ganar credibilidad ante la población, el sentir de los mexicanos es todo lo contrario.

No es suficiente ya que la imagen que tiene la sociedad del cuerpo policiaco sigue siendo la misma, es decir, policías corruptos, con nexos con el narcotráfico de menudeo; extorsionadores con los conductores y otros que llegan al extremo ejerciendo la carrera de delincuentes, pero con placas.

Para lo que es el colmo, en donde los ciudadanos ahora no solamente se tienen que cuidar de los rateros como los carteristas, los que asaltan en los vehículos no solo para despojarte de tus pertenencias sino también del carro, cuidarse de aquellos que interrumpen una agradable cena en un restaurante para entrar con armas vaciar las carteras de la clientela y sin ser detenidos, también estar al pendiente de no ser víctimas del crimen organizado o un cruce de fuego.

Ahora también se tienen que cuidar de las extorciones que cometen uniformados abusando que tienen una placa de seguridad pública que lo utilizan como licencia para delinquir, es por estos “pequeños” detalles por la cual la sociedad tiene corrompida la imagen del buen policía.

Para todo hay respuesta en el argot político, porque siempre lo verán como un suceso aislado. Sin embargo, la presencia policiaca en acción es nula porque los que se ven, están en calidad de bulto.

A qué grado ha llegado la desconfianza para los elementos policiacos que los ciudadanos prefieren hacer las denuncias con los corporativos estatales, federales, o el mismo ejército mexicano. Ese es un indicador claro del nivel de confiabilidad que existe entre la población que no es el mismo resultado que arrojan los exámenes de confianza que se les práctica.

Lo bueno es que para las autoridades todo aquello que sea denunciado por los ciudadanos, a otras instancias o bien lo que han estado haciendo ante la impotencia de no ser escuchados, pero sobre todo sin acción alguna ante estos malos elementos policiacos, han preferido subirlo a las redes sociales.

Pero una vez que se hacen virales lo único que les queda decir siempre a las autoridades es que son sucesos aislados cuando salen a luz pública, pero, así como esos testimonios en videos o fotografías no son las únicas historias que se verán en las redes sociales, y ni tampoco serán las ultimas. Pero para ellos seguirán siendo “hechos aislados”, que nunca llegaran a sus oídos o peor aún a su tan deprimente conciencia porque la moral se les acabó hace mucho tiempo atrás. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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