Al “chas, chas”

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

Siempre he sido crítico con respecto a las nuevas tecnologías no solo refiriéndome a los teléfonos inteligentes, sino en muchísimas cosas. Pero no mal interpreten la crítica a la modernidad, o la simplificación por medio de la tecnología, y no es una mentalidad a la negatividad, sino la crítica va siempre sobre el abuso del uso de estas lo que puede ser un peligro o adicción dependiendo del caso.

La implementación de nuevos métodos como instrumento de facilitar con rapidez los procesos, en su mayoría resulta positivo. Pero en otras ocasiones los que llegan a utilizar la tecnología o modernidad se convierte en su peor enemigo, en la que con frecuencia la falta de conocimiento o personas con hábitos muy tradicionales que rechazan en su mente el querer aprender para adaptarse a un nuevo sistema se convierte víctima de abusos de terceras personas, instituciones bancarias o hasta de las mismas instituciones públicas.

Solo por mencionar un ejemplo de ello; anteriormente la Secretaría de Desarrollo Social Federal, pagaba a los campesinos para combatir la marginación de pobreza, en las instituciones oficiales haciéndolos gastar en el transporte público, trasladándose varios kilómetros desde sus hogares, y en ocasiones tenían que gastar en alimentos para cobrar en particular el día que se les había asignado, ocasionándoles un detrimento en su economía.

Una estrategia por parte del Gobierno Federal, por medio de un programa que en teoría se trataba de combatir la pobreza, caía a lo absurdo puesto que sus cantidades económicas no eran muy significativas y si a eso se le agregaba que las personas tenían que gastar en viáticos para viajar, así que el objetivo de dicho programa quedaba sin efecto.

Uno de los motivos principales por el cual la Secretaria de Desarrollo Federal cambió su sistema al pago por tarjetas de débitos para hacer llegar los recursos de dichos programas.

Por otro lado, tenemos el instituto gubernamental de la salud más grande del país; en efecto nos referimos al Instituto Mexicano del Seguro Social, también conocido por sus iniciales como el IMSS, que después de años emprendió su sistema de modernización y eficiencia, para pagarle a los pensionados en las diferentes instituciones bancarias.

Pero para la gente joven, así como adultos de no más de 50 años, ven con buenos ojos este tipo de modernización de depósito en tarjetas de débito para poder realizar sus compras con el mismo plástico, sin necesidad de sacar el dinero del banco.

Sin embargo, no todos los pensionados están acostumbrados a realizar sus compras o pagar servicios por medio de una tarjeta de débito, y acostumbrados a manejarse con el efectivo, se han acostumbrado a tener que sacar todo el dinero de los cajeros automáticos.

Es ahí en donde los problemas comienzan y a su vez es cuestionado qué tan bueno fue implementar la tecnología en la modernización para el pago de los pensionados por medio de sus plásticos bancarios, en donde debido a su edad existe no solamente resistencia, sino una ignorancia en cómo sacar el dinero y en ocasiones no solamente es la falta de conocimiento o costumbre de realizar los retiros uno de los principales resistencia sino también la falta de la vista, coordinación, y la complejidad que encuentran los pensionados en hacer sus retiros.

Debido a esto muchos han sido víctimas de abusos y robos, ya que en la actualidad cada mes se ve cómo los viejitos entran y salen de los cajeros automáticos y otros formados en filas largas para entrar a los bancos desde dos horas antes de abrir sus puertas.

Es muy común ver que éstas personas de la tercera edad que con el sacrificio de muchos años de trabajo están cobrando parte de su dinero que trabajaron para ello y bajo el esquema de pago por medio de una tarjeta de débito, es muy común ver muchos de ellos que llevan en la mano apuntada los números de su NIP, es decir, el número de identificación personal, que consta de 4 dígitos para poder hacer el retiro de su dinero.

Y como se había mencionado anterior para muchos adultos de la tercera edad se les dificulta tener que entrar a un cajero automático y ver el teclado, después seleccionar de las múltiples opciones la del retiro de efectivo; ante tal frustración de complejidad para ellos, deciden pedirle el favor a una persona desconocida y obviamente más joven de hacerlo en lugar de ellos porque no le entienden.

En otros casos hay pensionados que mandan a algún familiar siendo este por lo general el nieto(a) quienes portan la tarjeta de débito de su abuelo o abuela, y apuntado en un pedazo de papel su número NIP, de contraseña, pero les sucede lo mismo que a sus abuelos que al final no les entienden a las opciones de los cajeros automáticos y muchas veces se equivocan de institución bancaria y terminan por entregárselo a un tercer desconocido pidiéndoles el favor de realizar el retiro.

Al final del día, se puede observar que hay todo un escenario propenso para ser robados no solo por el delincuente común sino hasta por personas que a simple vista se ven bien intencionadas se ven tentados a traicionarlos por unos pesos y si no son terceras personas son hasta los mismos familiares quienes vacían dinero depositado para uso personal.

Es por eso que para los pensionados no hay modernidad que valga la pena, y mucho menos aquellas que ofrecen las instituciones bancarias más que a la que se manejaba a la antigua, en donde como suelen decir, “a chivo pagado, chivo brincado”, en donde en pocas palabras tratan de decir, de contado, o sea: “chas, chas”. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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