Al mejor postor

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

¿Cuántas veces ha escuchado que denuncie?, seguramente ya perdió la cuenta de ello. Sin embargo, cuando alguien ha tomado la decisión de hacerlo es cuando se da cuenta de lo problemático, corrupto y desalentador puede ser los resultados finales.

Existen numerosos programas para fomentar la cultura de la denuncia y prevención, que imparten diferentes dependencias federales, estatales, y municipales.

No existe alguna universidad pública o privada en la que no haya pasado cuando menos una conferencia para los jóvenes para sensibilizar la legalidad y por medio de la denuncia se pueda prevenir de manera anticipada, un posible acto o situación que pudiera generar problemas en su comunidad, y al mismo tiempo se les enseña como canalizarlo, es decir, a las instancias correspondientes.

Inclusive y normalmente en todas las conferencias se cierra con broche de oro la tan desgastada recomendación de invitar a todos los jóvenes a tener confianza en las autoridades, a no abandonar los espacios públicos, formar parte de la comunidad a través de la denuncia.

Todo está muy bien y es bueno que se hagan este tipo de programas y campañas publicitarias en los diferentes medios electrónicos, pero las conferencias son igual que en las películas y las telenovelas, porque logran el objetivo de motivar e incentivar a los estudiantes, amas de casa, televidentes, etc., es decir, creen salir con el poder de la justicia en mano, pero en la práctica es otra cosa.

Cuando menos eso sucede en Coahuila, pues para iniciar cualquier proceso pasan días, semanas y hasta meses para cuando se determina la culpabilidad del acusado y se dicte una sentencia.

Pero si usted cree que hasta ahí terminó el caso, está muy equivocado ya que le sigue el turno de los amparos a las que hay que esperar para validar la sentencia ejecutoria.

Cuando se llega a esta etapa es muy común que se pueda celebrar como si fuera una victoria, pero en la práctica se trata solamente de otro nuevo episodio en la cual el proceso se queda en la congeladora.

Aunque cada caso es diferente pero la más común como es la orden de aprehensión es esta una de las más explotadas para corromper y evitando que se ejecute la detención del culposo surgen más de veinte mil excusas para no llevarlo a cabo o mientras exprimen al sentenciado para sacarle dinero evitando la privación de su libertad bajo una sentencia.

Pero en la teoría, se supone que cuando sale la orden de aprehensión que son resoluciones dictaminadas por un Juez y se queda secretamente bajo resguardo, para entregarlo al ministerio público para que sean ejecutadas a la policía ministerial o a los agentes encargados para realizarlo. Para cuando esto suceda también ya pasaron otros meses.

En la Procuraduría General de Justicia del Estado de Coahuila, así como en la autónoma Fiscalía General de Coahuila, el sueño de los justos se encuentra a la orden del día en donde aparentemente las órdenes de aprensión son vendidas a su mejor postor.

Un ejemplo de ello es ante los delitos de fuero común y que son denunciados y sentenciados a la detención son exprimidos por los elementos de seguridad pidiéndoles dinero hasta ya no tener. Pero eso sí; los tienen bien ubicados mientras que la parte afectada se le dice que lo están buscando.

Otro de los argumentos es que no existe personal suficiente, o bien que posiblemente no los encuentran porque fueron “levantados” por el crimen organizado.

La cultura de la denuncia también debe de ir acompañada con la cultura de la honestidad y transparencia de la dependencias de procuración de justicia para que no sean lentos en las demandas de delitos menores como las de fraude, robo y entre otros delitos que pasan por procesos penales que “duermen el sueño de los justos”, en las dependencias porque mientras tanto los delincuentes se pasean por toda la ciudad sin que sean atrapados porque las órdenes de aprehensión son vendidas al mejor postor. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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