Las garantías reales para Azucena (y todos los periodistas)

La amenaza hizo mucho más eco del de por sí tristemente habitual porque en esta ocasión la espada de Damocles no se hizo pender sobre la cabeza de un reportero de a pie sino la de una conductora de noticiero nacional en horario estelar, además de otro al mediodía y uno más en la radio vespertina. “A ti, Azucena Uresti, una cosa te hago saber. No seas pendeja y bájale de huevos porque te aseguro que si sigues tirándome, te lo aseguro, donde sea que estés doy contigo y haré…

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