Hacia un crecimiento verde en México

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México (PL) México pierde cada año un siete por ciento de su Producto Interno Bruto por daños medioambientales; el elevado azote a esta nación por ciclones e intensas lluvias, sequías e incendios forestales está asociado a los efectos del cambio climático.

El diagnóstico de la Estrategia Nacional de Cambio Climático reveló que mil 385 municipios, más de la mitad de los existentes en el país -dividido en 32 estados, incluido el Distrito Federal-, están catalogados de alto riesgo por desastres que amenazan a 27 millones de habitantes, el 25 por ciento del total de la población.

Los estragos, por ejemplo de la sequía, es un factor de riesgo para la seguridad alimentaria pues más del 50 por ciento de la producción agrícola y ganadera de todo el país se genera en los estados del norte y en la zona del bajío.

Las mayores afectaciones por falta de agua están en Chihuahua, Durango, Coahuila, Zacatecas, Tamaulipas, San Luis Potosí, Querétaro, Aguascalientes, Sinaloa y Sonora.

En el país, más de 52 millones de personas viven en la pobreza, principalmente en las zonas rurales, donde son muchos mayores los daños por la aridez, lo cual agrava aún más esta situación.

Empero, al otro extremo del fenómeno, son muy elevados también los daños por las intensas lluvias asociadas a huracanes y tormentas, sobre todo en el sur de la nación, con las consecuentes inundaciones y las pérdidas millonarias en recursos.

Por otra parte, algunos estudios indican que en las últimas dos décadas México perdió el 40 por ciento de su reserva forestal, mientras la desertificación avanza inmensurable en 20 estados del país, también con fuerte deterioro en la producción agrícola y ganadera.

El foro Piensa, Aliméntate y Ahora, organizado por la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos por el Día Mundial del Medio Ambiente, hizo énfasis en la utilidad de que gobierno, sectores productivos y sociedad civil aunaran esfuerzos para detener la deforestación y el calentamiento global.

De esta forma se pronunció por mitigar el irremediable legado de daños que se le dejarán a las próximas generaciones.

CONVERTIR LOS DESAFÍOS EN OPORTUNIDADES

El secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Juan José Guerra, recientemente refirió las oportunidades y desafíos de avanzar hacia una economía verde, y aclaró que ya hoy ningún empresario puede aspirar a ser competitivo sin tecnologías actualizadas y protectoras del medio ambiente.

Explicó las enormes posibilidades de negocios que proporcionan el manejo de residuos sólidos municipales, las energías renovables y el aprovechamiento racional de los bosques.

Comparó, en términos de potencialidades, que los países de Europa basan entre el 2,5 y el 10 por ciento de su Producto Interno Bruto en la economía verde y México apenas llega al 0.6.

Aunque México tiene suscrito más de 140 acuerdos internacionales sobre el tema desde la firma del Convenio de Kyoto en 1993 hasta la fecha, es ahora que un plan de la economía asocia el desarrollo con la protección del medio ambiente.

Recientemente se aprobó una Estrategia Nacional de Cambio Climático; se decretó la Norma Oficial 163, referida al control en la emisión de gases de vehículos automotores y en breve se conocerá de la Comisión de la Megalópolis.

En ese escenario, el gobierno mexicano está decidido a convertir en oportunidades los reveces del cambio climático con una estrategia de crecimiento verde capaz de generar empleo y nuevos valores agregados, asociada a las potencialidades de desarrollo y como vía para combatir la pobreza.

La Estrategia Nacional de Cambio Climático adopta acciones hasta los próximos 40 años sobre ocho ejes temáticos, que permitirán, por ejemplo, llegar al año 2020 con reducciones de hasta un 30 por ciento de las emisiones de bióxido de carbono (CO2) y en 2024 generar como mínimo un 35 por ciento de la electricidad mediante fuentes limpias.

Tales acciones prevén medidas de adaptación para atenuar los efectos del fenómeno global desde la perspectiva de armonizar y compatibilizar el cuidado del medio ambiente con el desarrollo económico y social del país.

La estrategia mexicana incluye reducir la vulnerabilidad de ciudadanos que viven en situación de riesgo, así como disminuir la fragilidad de sistemas productivos y de infraestructuras ante continencias climáticas.

También el plan concibe acelerar la transición energética hacia fuentes de energía limpia y reducir la intensidad de consumo energético, mediante esquemas de eficiencia y racionalidad.

Transitar a modelos de ciudades sustentables, con sistemas de movilidad inteligentes, gestión integral de residuos y edificaciones de baja huella de carbono, forman parte de los instrumentos de esta nación frente a las inclemencias del cambio climático.

Como ejes de acción están, además, impulsar mejores prácticas agropecuarias y forestales, unido a la reducción de emisiones de contaminantes, llamados de vida corta, como el carbono negro y el metano, para mejorar la salud y bienestar de los mexicanos.

Esta estrategia para cuatro décadas futuras está avalada por académicos e integrantes de organizaciones no gubernamentales con vocación ecológica; además, se incluyeron las propuestas de más 13 mil ciudadanos que participaron en la consulta.

Asimismo fue aprobada y enriquecida por el Consejo de Cambio Climático, integrado por 15 especialistas en la materia, así como por las 13 dependencias que integran la Comisión Intersecretarial.

CERO AUTO CONTAMINANTE

A partir de 2014, los nuevos vehículos ligeros producidos en el país emitirán menos bióxido de carbono y usarán una menor cantidad de gasolina, según lo establecido en la Norma Oficial Mexicana (NOM) 163.

Dispuesta por las secretarías de Energía, Economía y Medio Ambiente, y Recursos Naturales, es esta la primera norma mexicana que regula sobre emisiones de bióxido de carbono, como parte de la estrategia nacional contra el cambio climático.

La disposición tendrá vigencia para los autos modelo 2014 a 2016, y se espera la emisión de otra en 2017; sólo en esos tres años está previsto un ahorro de 79 millones de barriles de gasolina y se dejarán de emitir 30 millones de toneladas de bióxido de carbono (para reducir los gases de efecto invernadero). Cifras que se traducen en menos contaminación del aire, menos daños al sistema respiratorio humano, menos combustible y menos gastos ciudadanos.

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