Pacifista denuncia violaciones en cárcel de EE.UU. en Guantánamo

La Habana, 11 jul (PL) La alimentación forzosa a los presos en huelga de hambre en la cárcel de Estados Unidos en Guantánamo, al este de Cuba, es una violación descarada y brutal de los derechos humanos básicos, afirmó la pacifista Medea Benjamin.
En la prisión militar, instalada en la base militar ubicada en una porción de territorio usurpado a la isla caribeña contra la voluntad de su pueblo y gobierno, hay confinados 166 sospechosos de terrorismo hace más de una década, de ellos 103 están en ayuno desde el pasado 6 de febrero, y de esa cifra 45 son alimentados a la fuerza.
Iniciar una huelga de hambre no es sencillamente una protesta, es una acción de último recurso, comentó Benjamin, miembro de la organización Code Pink (Código Rosa) al responder vía electrónica un cuestionario de Prensa Latina.
La activista precisó que la acción demuestra que los prisioneros están dispuestos a morir por la justicia en vez de enfrentar una detención indefinida.
Subrayó que los sobrevivientes a la alimentación forzada han sufrido complicaciones como resultado de la forma tan agresiva en que se les suministran los nutrientes (los ayunantes son atados a sillas dos veces al día y se les colocan dolorosas sondas nasogástricas que llegan hasta el estómago).
Este tipo de alimentación es condenada por la Comisión de la Organización de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos, la Asociación Médica Mundial y la Asociación Médica de Estados Unidos, recordó la integrante del grupo pacifista, nacido en noviembre de 2002.
Recordó que el actual Presidente hizo campaña (en 2008) con el cierre de Guantánamo y, «desde entonces, ha repetido en varias ocasiones su deseo de ver clausurada la prisión, pero sus acciones no han honrado sus palabras».
Criticó el hecho de que Obama no haya usado la facultad, investida por el Congreso, que le permitiría repatriar a los detenidos sobre una base individual si fuera del interés de la seguridad nacional.
La Base de Guantánamo provoca el sentimiento antinorteamericano de manera global. «Está haciendo más daño que proteger a los ciudadanos estadounidenses», enfatizó esta mujer que se autodefine como una soñadora, activista decidida por la paz, la justicia y los derechos civiles.
Destacó que en el Congreso, unos cuantos senadores han expresado su apoyo al cierre de la prisión; sin embargo en sentido general «los demócratas han permanecido relativamente callados».
El mayor respaldo procede de pacifistas y grupos de derechos humanos como Testigos contra la Tortura, Veteranos por la Paz, y Código Rosa, explicó.
Muchos activistas en Estados Unidos «están haciendo huelgas de hambre y ayunos en solidaridad, organizando protestas frente a la Casa Blanca y poniendo presión sobre el recién enviado de Obama a Guantánamo, Cliff Sloan», detalló Benjamin.
Así mismo, denunció que el complejo industrial de prisiones estadounidense es conocido por maltratar de manera desproporcionada a los pobres y ciudadanos negros.
Los prisioneros de la notoriamente abusiva prisión de Pelican Bay en California -subrayó- empezaron su propia huelga de hambre el 8 de julio, condenando el trato inhumano, tales como períodos prolongados en confinamiento solitario, algo que la ONU califica de tortura.
También se hizo público que las prisioneras en California eran esterilizadas sin su consentimiento. «Estos son solo algunos ejemplos de cuán problemáticas son esas prisiones», especificó.
La pérfida violencia y abuso de poder dentro del complejo industrial penal es vergonzosa. Guantánamo siendo una de las prisiones más notorias, debe ser cerrada inmediatamente, instó Benjamín.
Cuando el pasado 23 de mayo Medea Benjamín interrumpió a Obama durante su discurso sobre antiterrorismo en la National Defense University le ratificó al gobernante que en Guantánamo hay más de un centenar de «hombres desesperados en una huelga de hambre».
Y antes de ser retirada de la sala entonces dijo que pudo gritar: «yo amo a mi país y quiero que sea más seguro, terminar con los ataques de drones y cerrar Guantánamo, es hacerlo más seguro y dejar de alimentar el sentimiento antinorteamericano en el exterior».

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