Aprecia Unicef labor de Latinoamérica por erradicar trabajo infantil

La Habana, 17 sep (PL) En América Latina existe hoy una tendencia positiva en el propósito de erradicar las peores formas de trabajo infantil para el 2015, pero aún queda por hacer, afirmó la representante de la Unicef en Cuba, Begoña Arellano.

En entrevista ofrecida a Prensa Latina, la funcionaria del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) explicó que en la región se calcula que el nueve por ciento de los niños y niñas menores de 14 años trabaja.

Señaló que los países latinoamericanos han suscrito una agenda hemisférica que tiene como meta acabar con las peores formas del trabajo infantil para 2015, y con todas las formas de trabajo infantil para el 2020.

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en la actualidad cerca de 215 millones de niños trabajan en el mundo, muchos a tiempo completo.

De ellos, más de la mitad está expuesta a las peores formas de ocupación, como laborar en ambientes peligrosos, esclavitud, trabajo forzoso y actividades ilícitas que incluyen el tráfico de drogas, la prostitución y la pornografía, así como su participación involuntaria en los conflictos armados.

Según los convenios 138 y 182 de la OIT sobre la edad mínima de admisión al empleo y las peores formas de trabajo infantil, respectivamente, este es definido como aquel que daña la salud de los niños y niñas y menoscaba su educación, desarrollo y futura calidad de vida.

A juicio de Arellano las causas del trabajo infantil son muy complejas y, esencialmente, están muy relacionadas con la pobreza, la cultura y con la falta de calidad de la educación, lo que impulsa a los niños a desertar de las enseñanzas primaria y secundaria, y ponerse a laborar.

Es por ello, dijo, que los programas de transferencia condicionada han tenido mucho éxito en la mayoría de los países latinoamericanos, sobre todo en Brasil y Bolivia.

Estos programas, explicó, consisten en ayudas gubernamentales a las familias, mediante las cuales se les brinda una cantidad de dinero, recursos o comida poniendo como condición que envíen a los niños a las escuelas, alternativa que ha tenido gran aceptación.

A pesar del éxito, dijo, sigue quedando el mencionado nueve por ciento de infantes que trabajan, y su erradicación se torna un reto difícil.

Al hacer una radiografía de América Latina, apuntó Arellano, el problema se hace más difícil cuando los niños son indígenas, afrodescendientes, hijos de migrantes o que viven en zonas rurales lejanas o de difícil acceso.

Hay que enfocarse mucho en esos grupos y poner más énfasis en la calidad de la educación y, a la par, hacer comprender a las familias que poner a los niños a trabajar solo fomenta el círculo de pobreza del cual luego no pueden salir, aseveró la funcionaria de Unicef.

En general, acotó, los países del área han hecho muchísimos avances en el objetivo de erradicar el trabajo infantil, sobre todo en el tema de la legislación y en la ratificación de la mayoría de los convenios internacionales.

Creo que el interés y la voluntad política existen, pero sucede que muchas veces los gobernantes tienen que asegurar los medios y recursos para cumplir este empeño, lo cual es también un tema de prioridades, subrayó.

En este contexto la experiencia de Cuba es muy valiosa, sobre todo teniendo en cuenta que aquí no existe el trabajo infantil, lo cual está relacionado con la obligatoriedad de la educación secundaria. Creo que esta podría ser una lección para otros países, concluyó Arellano.

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