La credencial de elector, no solamente es necesaria para hacer valer nuestro derecho de votar para quienes queremos que nos represente a dirigir no solo el país, el municipio y Estado, sino también para nuestros diputados y senadores tanto locales como federales, aunque éstos últimos una vez ya nunca se acercan con los ciudadanos para cumplir sus promesas olvidándose de todos aquellos aburridos y repetidos discursos que dan cuando están en campaña.
A diferencia de aquellos que son elegidos por sus partidos como los plurinominales en donde la ciudadanía no tiene oportunidad de escoger, se tienen que aguantar teniéndolos como quien dijera de “papita”. Pero el común denominador de todos ellos es que ninguno regresa a la colonia para preguntar si hay cumplimiento a las necesidades que supuestamente prometieron arreglar y menos para saber si existen nuevas carencias.
Hace poco leí por ahí el editorial de un compañero periodista en el que la lógica lo dice todo, pero en la práctica es diferente. En esa opinión se resumía que la estrategia de querer hacer los cambios hacendarios no estaba en la publicación de columnistas de opinión y editorial para hacer llegar las inconformidades sobre las nuevas reformas que propone el Ejecutivo, sino que solamente eran espacios aprovechados para hacerse notar para quien las escribe y la solución radicaba en que los ciudadanos tenían que hacerle la petición directamente a los diputados y senadores que representa cada distrito, cada municipio y estados.
Y realmente eso es lo correcto porque ahí están gracias al voto de cada ciudadano pero en la práctica todo esto se va al caño, porque nunca son para regresar. Algunos se van a las curules de la ciudad de México y otros se quedan atrincherados en los Congresos Estatales en donde difícilmente pueden tener acceso sus peticiones o aquellas que son entregados por escrito nada más pasan en manos de sus secretarios pero de ahí no trascienden a más, así que resulta una misión imposible para que la ciudadanía haga llegar sus inconformidades o peticiones sobre cualquier tipo de reformas.
Así funcionan las cosas aquí en el país en donde el verdadero voto nada más es útil en momentos de elecciones no teniendo otra utilización la credencial de elector, más para los intereses de mismos políticos de lograr su meta e intereses.
No es justo que por otro lado a los mexicanos se les tenga agarrados de los “huevos” para la obligatoriedad de poseer la credencial de elector porque también ha formado parte como el único documento oficial accesible para hacer cualquier tipo de transacción bancaria, notaria públicas, créditos, etc., porque el otro documento oficial es el pasaporte pero como saben son muchos los requisitos y tiene un costo, así que una gran parte de la población no cuenta con ella.
Esta situación obliga a que se tenga que recurrir a los módulos del IFE, para tramitar su credencial, teniendo que soportar al personal que trabajan ahí que no tienen consideraciones alguna para quienes hacen esas largas filas que desde muy temprana hora están ahí para tratar de salir temprano teniendo la necesidad de muchos de ellos de tener que esperar durante horas para ser atendidos.
Al personal de los módulos del IFE no les interesa si el ciudadano necesita ir al baño porque los que tienen ellos son exclusivos para uso del personal, no dándole acceso a gente de la tercera edad, mujeres, niños viéndose a la necesidad de pasar bochornos viéndose obligados a tener que orinarse en las afueras de los módulos dejando no solamente un foco de infección sino también el olor de miados, pañales sucios, comida dispersada en el piso, hasta vómitos y nadie es para limpiar éstos cochinaderos que la misma gente hace por culpa de la falta de personal de limpieza o la renta de sanitarios portátiles en el caso de que no quieran prestar los que tienen.
Los mexicanos tienen que soportar este tipo de situaciones para poder tener la famosa credencial oficial para cualquier tipo de trámite porque hasta para los pensionados es un documento indispensable para hacer el cobro de su dinero y son éstas personas de la tercera edad quienes no piensan que el tener que subir 21 escalones para llegar a un módulo en un segundo piso como así existen, les resulta muy difícil y para volver a pasar por el mismo escalón de bajada representa un peligro. Lo mismo sucede para quienes usan muletas o padecen de cualquier otro impedimento físico.
Nada más por mencionar en la ciudad de Saltillo el módulo de IFE ubicado en la avenida Victoria, es cosa de todos los días observar este tipo de escenarios en donde aparte de la falta de higiene se corre un peligro tanto para la gente de la tercera edad y todos aquellos niños que se la pasan jugando subiendo y bajando las escaleras sin que nadie les pueda decir nada los dejan libremente como si fuera un parque de diversión y sin que nadie les pueda decir nada, hasta que pase un accidente que lamentar ahora sí a tapar el pozo.
Los ciudadanos sacan la credencial del IFE, no por convicción de hacer valer su voto sino la mayor parte de ellos lo hacen por necesidad de tener un documento oficial que los acredite teniendo que soportar la insalubridad de los módulos. Es impensable, además de imposible es el hecho de que con los miles de millones de pesos que anualmente otorga la Federaciónal Instituto Federal Electoral, dinero que no es otra cosa que contribuciones, se denigre y discrimine a los electores para usar un simple baño y particularmente porque el IFE se niega a rentar sanitarios móviles para evitar perjuicios a los vecinos de sus módulos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org