Naciones Unidas, 5 dic (PL) El presidente de la Asamblea General de la ONU, John Ashe, señaló hoy que la muerte de Nelson Mandela causa una inmensa tristeza, solo compensada por la presencia eterna de su ejemplo.
Lloramos su muerte junto al mundo, mientras celebramos su legado, y aunque hoy es un día profundamente doloroso, nos quedará siempre su heroico espíritu, afirmó en un mensaje a propósito del anuncio del fallecimiento a los 95 años del ícono de la lucha mundial contra el racismo y la intolerancia.
El diplomático de Antigua y Barbuda, quien dirige el 68 período de sesiones de la Asamblea, calificó al expresidente sudafricano y Premio Nobel de la Paz de 1993 como «uno de los grandes líderes morales de nuestro tiempo».
Cuando Mandela se convirtió en 1994 en el primer presidente negro y electo de forma democrática en Sudáfrica, aceptó a sus antiguos opresores, y al hacerlo, escogió la reconciliación por encima de la venganza y la esperanza por sobre la desesperación, expuso.
Ashe recordó palabras del también símbolo mundial de resistencia -estuvo 27 años en prisión sin renunciar a sus convicciones- cuando llamó a sus compatriotas a ser más corajudos y grandes de espíritu, así como a sentirse miembros de una nueva raza capaz de superar prejuicios y ser leal a la humanidad.
Estas palabras que pronunció sirven para tener presentes su grandeza y legado, subrayó.
Más temprano, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, convocó a una breve rueda de prensa para expresar su dolor por la muerte del cariñosamente llamado Madiba, por su familia y pueblo.
Falleció una verdadera inspiración para la humanidad, que sobresalió como nadie en nuestro tiempo por impulsar los valores y principios de las Naciones Unidas, dijo.
Ban destacó que muchos en el mundo recibieron gran influencia e inspiración de su modestia y compromiso desinteresado con la dignidad humana, la igualdad y la libertad.
La noticia de la muerte del ícono antiapartheid fue dada en la noche de hoy por el jefe de Estado sudafricano, Jacob Zuma.
A lo largo de este año, la salud de Mandela se había deteriorado gradualmente, al punto de permanecer más de dos meses ingresado en «condición crítica» por problemas pulmonares.