Sale a la luz método de exterminio durante dictadura argentina

Buenos Aires, 17 mar (PL) Decenas de prisioneros de la dictadura cívico militar de Argentina recibieron una inyección mortal, sus cuerpos envueltos en nylon y arrojados después desde el aire al río La Plata, se conoció hoy a partir de la confesión de un exmilitar.

La declaración pertenece al represor Eduardo Francisco Stigliano, y no fue hecha ante la Justicia sino que figura en un reclamo administrativo que hizo ante el Ejército recién conocido como parte de los legajos hallados en dependencias armadas, publica hoy el diario Página 12.

A partir de ese documento se reconstruyó la manera en que operaba la Sección de Operaciones Especiales de Campo de Mayo, que participó en la represión de la Contraofensiva, de hecho, ese fue un nuevo Grupo de Tareas que creó la dictadura para exterminar a los acusados de subversión.

Ese fue uno de los hallazgos que dejó el trabajo de reconstrucción que está realizando la Dirección Nacional de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa. El documento es una prueba fundamental en el juicio que se está realizando por el asesinato y desaparición de quienes participaron de la Contraofensiva, señala Página 12.

En su reclamo administrativo, el exmilitar detalla el método ordenado para la ejecución física de los prisioneros por subversión, «quienes sin ningún tipo de juicio de defensa, se me ordenaba matarlos a través de los distintos médicos a mis órdenes con inyecciones mortales de la droga Ketalar», admitió Stigliano.

Luego los cuerpos eran envueltos en nylon y preparados para ser arrojados desde los aviones Fiat G 22 o helicópteros al Río de la Plata, confirmó el exmilitar.

Dichas máquinas partían en horarios nocturnos -agrega el confesor- desde el batallón de aviación del ejército seiscientos uno (601). Las ejecuciones o asesinatos llevados a cabo por este método fueron 53, siendo cuatro de ellos extranjeros.

Otro método de ejecución fue el fusilamiento ordenado por el comandante de Institutos Militares con la presencia de los directores de las distintas escuelas de armas y otros institutos para que dichos oficiales superiores adquirieran una responsabilidad comprometedora al avalar con su presencia esta práctica aberrante, añade Página 12.

El diario resalta que esa información es importante porque aporta detalles en primera persona sobre delitos de lesa humanidad, y se confirma que en Campo de Mayo se concentró el accionar represivo a los miembros de la organización Montoneros que regresaron al país de 1979 a 1980.

Además, fue clave para identificar a un grupo de tareas hasta el momento desconocido: la SOE (Sección de Operaciones Especiales de la guarnición de Campo de Mayo), reitera la publicación.

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