Santiago de Chile, 14 mar (PL) Autoridades de Chiloé, en la sureña región de Los Lagos, investigan la matanza de pingüinos de Magallanes, ejecutada por pescadores que los usaban como carnadas.
El tema adquirió hoy ribetes impactantes al conocerse el testimonio de uno de los pescadores que confesó que «matábamos unos 130 pingüinos en cada trayecto», al referirse a los traslados de barcos en la zona.
Diversas fuentes, pero en especial el espacio noticioso 24 horas del canal TVN, dieron a conocer el hecho, al subrayar que precisamente los pingüinos de Magallanes es una de las especies en peligro de extinción.
Los hechos tuvieron lugar en los islotes de Esmeralda y Guaiquipilán. Aunque el fiscal Rodrigo Valladares informó que la acción está tipificada como maltrato animal y no tiene pena corporal, la legislación chilena es más abarcadora.
La ley 20.380 establece que «el cometiere actos de maltrato o crueldad con animales será castigado con la pena de presidio menor en sus grados mínimo a medio y multa de dos a treinta unidades tributarias mensuales, o sólo con esta última».
Valladares precisó que más allá de la investigación, es necesario declarar las zonas donde se produjo la matanza como lugares protegidos para evitar que en el futuro se puedan producir nuevos hechos similares.
La fiscalía de la zona conoció testimonios de tripulantes de lanchas que operan en el sector que indican que los pingüinos y otros animales, como lobos marinos, son muertos por pescadores de jaibas, para ser usados posteriormente como carnada.
El pingüino magallánico está amenazado por los vertidos de petróleo en la zona austral y desplazamiento de corrientes que hacen que los peces que comen se trasladen de sus lugares habituales.
De otro lado, el ministro de Bienes Nacionales, Víctor Osorio, se refirió al caso en la isla Leguas de Los Lagos, con el fin de establecer las coordinaciones necesarias para lograr una mayor protección de ese territorio fiscal y las especies que allí habitan.
La fuente indicó que representantes de la Armada, la policía y el Ministerio de Bienes Nacionales concurrieron a la isla de propiedad fiscal, perteneciente al grupo de Islas Gualipicán.
Allí encontraron abundantes restos de plumas que corresponderían a un sector donde tuvo lugar la masacre de pingüinos.
Adicionalmente y según los expertos que realizaron el viaje, sólo pudieron avistar dos colonias de aproximadamente 25 ejemplares cada una, cuando en esa zona por su aislamiento y características deberían existir cientos de pingüinos.