¿Dónde está la fruta de la sabiduría?

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

Bien dicho por muchos este año es de mucho trabajo, ya que dio la casualidad que aquellos días festivos sobre todo aquellos marcados por la Ley Federal de Trabajo, e incluyendo los marcados por la Secretaría de Educación Pública, dando la casualidad que para este domingo su gremio de docentes y como se año tras año la celebración el día 15 de mayo es considerado aquí en México como el Día del Maestro.

En la mayoría del país o al menos al norte se acabaron los manteles largos para el festejo de este día y solo se ven caras largas porque no hubo festividades el día de hoy con motivo del Día del Maestro, aunque en algunos lugares del sur de México con o sin autorización de la SEP, los docentes harán su puente para festejarse entre ellos o en lo individual.

Anteriormente ésta festividad, es decir, el Día del Maestro en nuestro país era un día celebrado anualmente de manera tradicional con festejos a los profesores donde el alumnado hacía regalos o poemas alusivos a la fecha.

Por otro lado, todos aquellos que se encuentran sindicalizados esperaban su festejo ya sea alguna comida, cena, o cuando menos el bailongo; pero eso sí, no podrá faltar el mariachi con las mañanitas, en este año no se sabe si el gremio sindical de maestros lo harán a escondidas para no ser criticados del despilfarro de dinero e ir a la par de lo que ahora todos, principalmente los funcionarios, alcaldes, gobernadores y el ejecutivo dicen como disco rayado: “no hay”, “la crisis afectó a todo mundo”, “la cosa está muy difícil”. Pero eso sí, contrario a lo que demuestran en su estilo de vida ostentosa.

La mayoría de los días festivos es muy común saber el ritual de cómo se debe de festejar, sin embargo, muy pocos de ellos saben los orígenes. Existe una imprecisión si su comienzo proviene de San Luis Potosí, en 1917 donde un grupo de jóvenes casualmente festejaban el onomástico de un maestro muy querido por ellos llamado Isidro, siendo coincidencia con la fecha santoral de San Isidro Labrador, pero también se maneja como Día de los Sembradores y no faltó ahí una buena alma caritativa pensante y creativa justificándolo como “el maestro, también es sembrador de ideas en el gran surco de la vida”, pero bueno no fue hasta el año 1918 que se instituyó oficialmente para la celebración y homenaje a todos los maestros.

Pero honestamente, ¿será digno de celebrar?, cuando siete de cada diez aspirantes a maestros reprueban o al menos eso ha sido las estadísticas que se ha mantenido, cada vez más deplorable conforme pasan los años cuando la misma SEP, da a conocer los resultados porque cada año lo hacen menos público, sino hay que estar indagando. Y no se diga el ausentismo a sus cursos académicos para mejorar esa calificación.

No siendo suficiente con éstas valoraciones aquellas que imparten la clase de inglés, arriba del 90 por ciento no lograron contestar acertadamente ni la mitad del examen, incluyendo docentes desde hace décadas impartiendo enseñanza de inglés.

Es difícil la profesión de maestro y aún más cuando una gran parte de ellos, están tronados, es decir, desaprobados por falta de conocimientos prefiriendo renunciar a dar clase. Cada vez es más frecuente que éstos docentes solicitan una vacante para labores sindicales, directivas y partidistas, mientras otros se encuentran en la nómina de la SEP, como maestros aviadores dejando un gran vació y oportunismo para los profesores piratas que a falta de catedráticos es muy fácil de colarse en una u otra escuela.

Se ha ido olvidando aquellas costumbres bonitas en el cual los alumnos le regalaba famosa manzana para el maestro sobre su escritorio, pero ahora la fruta del conocimiento ha sido intercambiada por bromas como el poner en su asiento alguna tachuela, faltándole el respeto con apodos; decayendo la imagen que se tenía años atrás como el mentor que todo lo sabía y que algún día muchos alumnos soñaron con ser maestro.

Cada vez son pocos los maestros dignos de celebrar conservando intacto su esencia como docente, y el amor por querer enseñar aquellas almas inquietas que lo único que buscan es tener un poquito de interés por aprender algo nuevo de una manera un poco más creativa y divertida.

Siendo muy frecuente escuchar a los maestros entre ellos que dicen, “ahora los niños no son los mismos de antes”, pues en otras épocas se decía lo mismo, pero solamente hay una cruda realidad; la mayoría de ellos se ocultan detrás de un pizarrón perdiendo el espíritu de transmitir valores y conocimiento, porque nada más lo hacen por el arte de percibir un sueldo, no siendo lo mismo “trabajo porque me gusta mi profesión” a “trabajo para sobrevivir”.

Sus quejas suenan a más justificaciones que soluciones donde se cansan de decir que por más fuerte sea el intento por tratar de enseñarlos los pequeños no tienen el interés, ni quieren aprender nada haciendo una analogía en donde pueden meter a los caballos dentro de un lago, pero si ellos no quieren tomar agua no lo van hacer.

Quienes piensan así les podría responder, son ustedes los catedráticos que tienen la habilidad de hacer correr a los caballos para que tengan suficiente sed y ellos solos se acercaran a la orilla del agua para saciar su necesidad de sed.

Hay necesidad de hacer conciencia revalorando la manera de festejar el Día del Maestro, en donde también la participación de las autoridades intervengan haciendo homenaje en memoria de aquellos profesores destacados en cada localidad; no dejándolos en el olvido en los panteones donde ya nadie más que sus familiares se acuerdan de ellos o hasta en ocasiones ya ni eso porque cada vez quedan menos miembros familiares o se cambian de residencia en busca de una mejor oportunidad laboral, pero para eso está la sociedad en conjunto con las autoridades para recordarlos siendo inspiración para otros.

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