Totalmente diferente a las series

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

¿Qué le dicen los siguientes títulos?: “House”, “Anatomía de Grey”, “Proof”, “Urgencias”, “Sin cita previa”, “The Knick”, “Perception”, “Hearbeat”,” Chicago Med”, “Dr. House”. Éstas son unas de las muchas series televisivas estadounidenses que trata sobre personajes médicos o la vida en hospitales, evidentemente existen muchas más y gracias a la transmisión por vía Internet ya sea por Netflix, Roku, entre otros más.

Gracias a estas transmisiones ha influido a muchos jóvenes a querer estudiar a cualquier ramo de la medicina con la ilusión de vivir lo que ven dentro de esas series, soñando con ser algún día uno de los personajes principales.

Pero por otro lado en la cruda realidad, una pretensión gubernamental para llevar salud a las comunidades rurales, está pasando por alto el sacrificio a que tienen que someterse los nóveles galenos que cumplen obligatoriamente con este programa como servicio social.

Las muestras de inconformidad se multiplican, mientras las autoridades donde tanto pasantes de medicina como enfermeras tienen que irse a vivir en condiciones de pobreza para acceder a sus titulaciones respectivas.

A través de la Secretaria de Salud y del Instituto Mexicano del Seguro Social, los pasantes de medicina y enfermería son enviados a las comunidades rurales a cumplir con el único requisito para poder titularse que es el servicio social. Para sumarse al mismo se les pinta el panorama color de rosa; pero la realidad es otra; por ejemplo, el de permanecer por cierto tiempo en un ejido asignado para ofrecer servicio médico a los habitantes, así como tener una vivienda digna en la que obviamente gozarían de todos los servicios básicos, como luz, gas, agua y por supuesto alimentos.

En la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Coahuila (UA de C), los estudiantes de séptimo semestre saben que les falta poco para graduarse y titularse, con ello el cumplir con el servicio social que la misma universidad marca aproximadamente 480 horas.

Como únicas opciones los estudiantes tienen que escoger entre la Secretaría de Salud y el Instituto Mexicano del Seguro Social para realizar su servicio y poner en práctica las actividades médicas.

Se les asigna una comunidad rural para establecer una clínica en la que deberán atender a la población campesina de más escasos recursos.

En la mayoría de los casos cuando son enviados a ejidos siempre se encuentran con la falta de la mayor parte de los medicamentos; además se percatan de que no cuentan con los servicios básicos que son luz, agua y gas para cocinar, bañarse o simplemente mantener limpia la estancia médica.

Otras de sus sorpresas es la famosa instancia para dormir no es como se la platicaron sino se encuentra dentro de la misma clínica en un espacio de 2×2 con una litera en la que tendrán que dormir y peor cuando mandan más de uno es decir un doctor y dos enfermeras.

Los otros detalles también quedando en puras promesas color de rosa, es una cocinita donde fue improvisada en uno de los pasillos de la estancia, además de que recibirían un bono quincenal de 500 pesos como compensación a su labor y con la cual habrán de hacer frente a sus necesidades más inmediatas.

Éstos además de presentar un servicio que ayuda a la comunidad rural; hacen funciones que no les corresponden como el vacunar a un perro o cualquier otro animal, así como hacer el papel de abogado e intervenir en problemas conyugales y realizar labores de un maestro, cosa que no les corresponde para nada a los galenos, sin embargo, ya no se quedan callados y cada vez lo platican con mayor frecuencia sus inconformidades entre amistades, familiares o un servidor.

Y aunque se dan cuenta que la población está ávida de atención médica, pero se carece de los más elemental para sobrevivir en esas comunidades; salta a la vista el engaño de que fueron objeto, pero pesan más las amenazas de perderse todo, por reprochar a la jurisdicción Sanitaria, que en la capital de cada estado del país hacen creer que la salud llega a todos los rincones, pero no explica que existe de por medio una serie de irregularidades que hacen desertar a los nóveles médicos.

A parte de no contar con los servicios correspondientes y la serie de circunstancias en las que se encuentran los médicos y enfermeras se involucra también una posible violación a los derechos humanos, además de amenazas y condiciones de vivienda inhumanas por parte del departamento de jurisdicción de la Secretaría de Salud.

La mayoría de los futuros galenos que se encuentran en las comunidades rurales están en la mejor disposición de cumplir con su servicio social haciendo el bien a las familias del campo, empero, de nada sirve porque no se les proporcionan los elementos básicos para atender a los enfermos de los ejidos, consecuentemente, se sienten además de engañados, impotentes porque sin medicamentos y el equipo más elemental para detectar enfermedades comunes, nada se puede hacer para darles calidad de vida a los hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas del sector rural, considerando esta situación como un engaño comparativamente a las expresiones de que en el desierto es imposible arar la tierra, porque no hay las condiciones.

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