A 400 años sin El Quijote

Cervantes consiguió con El Quijote una obra inmortal, capaz de traspasar la barrera del tiempo; es el libro más editado y traducido de la historia, solo superado por la Biblia

Por Blas A. Buendía

blasalejo@yahoo.com

El Mesón del Cid y Barricada Teatro presentan, dentro de su programa cultural Jueves de Música y Teatro, un peculiar homenaje teatral y gastronómico a Miguel de Cervantes Saavedra y Lope de Rueda:Entremeses entre mesas.

Se trata de una apuesta por hacer de entremeses emblemáticos una experiencia lúdica y festiva, a  la cual se suma un menú conformado por una cena de tres tiempos…

Donde no faltará el vino, la charla y la música para complementar los textos pícaros, llenos de vida y atemporales…

Un esfuerzo por acercar a Cervantes y Lope de Rueda al espectador, a través de la convivencia, de su teatro y de la experiencia gastronómica, pues  fundamentalmente nuestros homenajeados fueron autores cercanos al pueblo, que escribían de y para la gente, amantes de la vida y sus sabores.

Buena comida y buen vino; buena música y buen teatro serán el maridaje perfecto para una velada memorable.

Lope de Rueda y Miguel de Cervantes (400 años de inmortalidad), se dan cita en El Mesón del Cid, un espacio consagrado a la cocina castiza tradicional, que conserva y prepara para la ocasión recetas originales de platillos que se mencionan en la obra de Cervantes; con lo cual se complementará la inmersión al mundo de estos autores, que se hacen presentes a través de su dramaturgia para recordarnos que el entonces y el ahora han sido, son y serán iguales: ¡A comer, a beber y a follar, que el mundo se va a acabar!

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Sinopsis:

La cueva de Salamanca de Miguel de Cervantes Saavedra. Pancracio, un marido sencillo de pocas luces sale de viaje, situación que aprovecha su esposa, Leonarda  para organizar con su criada una noche de pasión y desenfreno con sus amantes.

Sin embargo, al aproximarse la noche tormentosa, un estudiante de la Universidad de Salamanca (que el pueblo llama la cueva de Salamanca) se introduce en la casa de las casquivanas pidiendo albergue.

Así, los cinco participantes terminarán gozando de los placeres de la carne. Pero justo a la mitad de la orgía Pancracio regresa. Aprovechando que el cornudo no sólo es un “simple”, sino también un crédulo y supersticioso, el marido es engañado por el estudiante haciéndolo creer una absurda historia de demonios, acabando totalmente seducido por las artes y ciencias que se enseñan en ‘la Cueva de Salamanca.

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La tierra de Jauja de Lope de Rueda. Dos ladronzuelos de poca monta, Honzigera y Panarizo, en su hambre y desesperación asaltan a Mendrugo, un pobre labrador casi ciego, que le lleva una cazuela llena de comida y vino a su esposa que está en la cárcel.

Como el labrador no sólo es miope, sino además “simple” y crédulo, los pillos lo distraen contándole de una mítica “Tierra de Jauja”, paraíso y deleite de los pobres humanos, mientras le vacían la fiambrera, se la estrellan en la cabeza, le dan una patada y lo dejan maldiciendo su suerte.

Los habladores, atribuido a Miguel de Cervantes Saavedra. Cuando Sarmiento, un burgués enojón, paga una considerable suma por un duelo que acaba de tener en que hirió a su adversario, Roldán, un pícaro que se gana la vida importunando a la gente con su interminable parloteo, lo aborda y persigue hablando sin ton ni son para que lo acuchille también a él y así recibir el dinero.

Sarmiento le propone más bien irse a su casa a enmudecer a su mujer, Beatriz, ya que el motivo de su mal humor es que su mujer no deja de hablar nunca,  tanto que también está enloqueciendo a la criada, Inés, que en contraste habla lento, poco y siempre tiene la boca ocupada comiendo.

Sarmiento presenta a Roldán a Beatriz como su pariente y que por una promesa lo tendrá en casa siete años.

Se desata entonces una batalla verbal en que sólo la aparición de la Justicia remedia.

Roldán resulta apaleado por la habladora y víctima de violencia oficial. Sin embargo, el alguacil le condona el castigo con tal de que vaya a su casa a curar a su esposa que también es una habladora.

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El menú de este jueves

Aperitivo musical: Marcha del Mesón del Cid.

Primer Entremés: La cueva de Salamanca, de Miguel de Cervantes Saavedra.

Música de Javier Sandoval. Interludio musical.

Refrigerio cómico. La tierra de Jauja, de Lope de Rueda.

Digestivo musical. Segundo Entremés

Los habladores, atribuido a Miguel de Cervantes Saavedra.

Postre. Final de Fiesta músico-dancístico.

Créditos:

DIRECCIÓN: Gonzalo Blanco.

PRODUCCIÓN y COORDINACIÓN GENERAL: Ada Contreras.

EL MESÓN DEL CID: Adrián Arroyo.

REPARTO (en orden de aparición):

Benjamín Palafox: Anfitrión, Mendrugo.

Bernardo Hernández González: Pancracio, Procurador.

Iliana Bahena: Leonarda, Panarizo, Inés.

Imelda Castro: Cristina, Honzigera, Beatriz.

José Luis Alanís: Estudiante, Tabernero, Escribano.                               

Alejandro Téllez: Sacristán, Sarmiento.

Russel Álvarez: Barbero, Roldán.

Asistente de vestuario: José Ochoa Tovar.

Asistente de producción: Alejandra V. Gracia.

Asistente de dirección: Benjamín Palafox.

Realización de vestuario: Carmen Herrera.

MÚSICOS: Eduardo Cano: contrabajo; Rodrigo Cano: laúd; Salvador Domínguez: guitarra; Eduardo Mercado: pandero; Marco A. Ramírez: bandurria; Suplente: José Luis Pérez: guitarra.

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Miguel de Cervantes Saavedra. (Alcalá de Henares, España, 1547 – Madrid, 1616) Escritor español, autor de Don Quijote de la Mancha (1605 y 1615), obra cumbre de la literatura universal. La inmensa fama de este libro inmortal, que parte de la parodia del género caballeresco para trazar un maravilloso retrato de los ideales y prosaísmos que cohabitan en el espíritu humano, ha hecho olvidar la existencia siempre precaria y azarosa del autor, al que ni siquiera sacó de la estrechez el fulgurante éxito del Quijote, compuesto en los últimos años de su vida.

Supuesto retrato de Cervantes, atribuido a Jáuregui

Cuarto hijo de un modesto médico, Rodrigo de Cervantes, y de Leonor de Cortinas, vivió una infancia marcada por los acuciantes problemas económicos de su familia, que en 1551 se trasladó a Valladolid, a la sazón sede de la corte, en busca de mejor fortuna. Allí inició el joven Miguel sus estudios, probablemente en un colegio de jesuitas.

Cuando en 1561 la corte regresó a Madrid, la familia Cervantes hizo lo propio, siempre a la espera de un cargo lucrativo. La inestabilidad familiar y los vaivenes azarosos de su padre (que en Valladolid fue encarcelado por deudas) determinaron que su formación intelectual, aunque extensa, fuera más bien improvisada. Aun así, parece probable que frecuentara las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca, puesto que en sus textos aparecen copiosas descripciones de la picaresca estudiantil de la época.

En 1569 salió de España, probablemente a causa de algún problema con la justicia, y se instaló en Roma, donde ingresó en la milicia, en la compañía de don Diego de Urbina, con la que participó en la batalla de Lepanto (1571). En este combate naval contra los turcos fue herido de un arcabuzazo en la mano izquierda, que le quedó anquilosada.

Cuando regresaba de vuelta a España tras varios años de vida de guarnición en Cerdeña, Lombardía, Nápoles y Sicilia (donde había adquirido un gran conocimiento de la literatura italiana), la nave en que viajaba fue abordada por piratas turcos (1575), que lo apresaron y vendieron como esclavo, junto a su hermano Rodrigo, en Argel. Allí permaneció hasta que, en 1580, un emisario de su familia logró pagar el rescate exigido por sus captores.

Ya en España, tras once años de ausencia, encontró a su familia en una situación aún más penosa, por lo que se dedicó a realizar encargos para la Corte durante unos años.

En 1584 casó con Catalina Salazar de Palacios, y al año siguiente se publicó su novela pastoril La Galatea. En 1587 aceptó un puesto de comisario real de abastos que, si bien le acarreó más de un problema con los campesinos, le permitió entrar en contacto con el abigarrado y pintoresco mundo del campo que tan bien reflejaría en su obra maestra, El Quijote.

Don Quijote de la Mancha

La primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha apareció en 1605; el éxito de este libro fue inmediato y considerable, pero no le sirvió para salir de la miseria.

Al año siguiente la Corte se trasladó de nuevo a Valladolid, y Cervantes con ella, para poder seguir mendigando favores.

Mientras los grandes poetas del Siglo de Oro, empezando por Francisco de Quevedo o Luis de Góngora, gozaban de una sólida posición o de la protección de aristócratas, y el mejor dramaturgo de la época, Lope de Vega, podía incluso vivir de su obra, la justa fama que le había dado la difusión del Quijote sólo sirvió a Cervantes para publicar otras obras que ya tenía escritas: los cuentos morales de las Novelas ejemplares, el Viaje del Parnaso y las Comedias y entremeses.

En 1615, meses antes de su muerte, envió a la imprenta el segundo tomo del Quijote, con lo que quedaba completa la obra que lo sitúa como uno de los más grandes escritores de la historia y como el fundador de la novela en el sentido moderno de la palabra.

A partir de una sátira corrosiva de las novelas de caballerías, el libro construye un cuadro tragicómico de la vida y explora las profundidades del alma a través de las andanzas de dos personajes arquetípicos y contrapuestos, el iluminado don Quijote y su prosaico escudero Sancho Panza.

Las dos partes del Quijote ofrecen, en cuanto a técnica novelística, notables diferencias. De ambas, la segunda (de la que se publicó en Tarragona una versión apócrifa, conocida como el Quijote de Avellaneda, que Cervantes tuvo tiempo de rechazar y criticar por escrito) es, por muchos motivos, más perfecta que la primera, publicada diez años antes. Su estilo revela mayor cuidado, y el efecto cómico deja de buscarse en lo grotesco y se consigue con recursos más depurados.

Los dos personajes principales adquieren también mayor complejidad, al emprender cada uno de ellos caminos contradictorios, que conducen a don Quijote hacia la cordura y el desengaño, mientras Sancho Panza siente nacer en sí nobles anhelos de generosidad y justicia.

Pero la grandeza del Quijote no debe ocultar el valor del resto de la producción literaria de Cervantes, entre la que destaca la novela itinerante Los trabajos de Persiles y Sigismunda, su auténtico testamento literario.

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Murió en su casa de Madrid

Entre el 22 y el 23 de abril de 1616, murió en su casa de Madrid víctima de la deabetes, asistido por su esposa y una de sus sobrinas; envuelto en su hábito franciscano y con el rostro sin cubrir, fue enterrado en el convento de las trinitarias descalzas, en la entonces llamada calle de Cantarranas.

A principios de 2015, un grupo de investigadores que se había propuesto localizar su tumba encontró un ataúd con las iniciales «M.C.», pero el examen de su contenido reveló que no podía ser el del escritor.

En marzo del mismo año, los estudiosos concluyeron que sus restos mortales se hallaban en un enterramiento en el subsuelo de la cripta, mezclados tras un traslado con los de otras dieciséis personas.

Finalmente, su obra de El quijote, fue traducida a prácticamente todos los idiomas, ha sido publicada en todo el mundo y ha sido adaptada en múltiples y diferentes formatos en muchas ocasiones, desde películas a cómic, desde series de televisión a teatro o radio.

Considerada como la primera novela moderna, Cervantes consiguió con El Quijote una obra inmortal capaz de traspasar la barrera del tiempo.

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