Desafío: Ochoa y la Gasolina

Por Rafael Loret de Mola

  • ¡No Somos Ladrones!
  • Ochoa y la Gasolina
  • Xenofobia del “Pato”

Clama Manlio Fabio Beltrones entre su borregada: “¡No somos ladrones! ¡Qué lo comprueben!”. El desafío, ya sin ser el estelar del PRI sino un presidente de partido desvencijado y con el pelo pintado para disimular sus 63 años de edad –un año mayor que Andrés Manuel, por cierto-, parece una convocatoria para desmenuzar a quienes, desde posiciones de poder, han sido severamente señalados por la opinión pública, acusados de prevaricación y jamás enjuiciados. Digamos, como él mismo cuando dejó el gobierno de Sonora entidad en donde, por cierto, se persigue a otro ex gobernador, el panista Guillermo Padrés Elías, por lo mismo. Duelo de pillerías.

La riqueza no puede ocultarse ni cuando se alega haber perdido el liderato entre los multimillonarios del mundo y argüir que sólo se poseen 50 mil millones de dólares para ocupar el cuarto lugar entre las mayores fortunas. Me refiero, claro, a Carlos Slim Helú quien parece decidido a perder un poco más con tal de inmiscuirse en la política, cansado de los agravios del poder político, él quien es el rey y el eje, en México, del poder económico. Un pulso formidable, sin duda, que demuestra hasta dónde ha llegado la descomposición del tejido social de la nación tras el devastador andar de la derecha continuada por el señor peña nieto en plena debacle nacional. ¿Quién habló de un cambio en 2000? ¿Y en 2012? La lista es larga porque, al final de cuentas, nos han robado hasta la esperanza.

Debo recordar que cuando dejó su natal Sonora, en un finiquito duro tras el asesinato de su coterráneo Luis Donaldo Colosio –no suscribo la versión de que fueron amigos; más bien asumo su condición de competidores dentro del establishment-, el New York Times inició una campaña feroz para señalarlo como uno de los enclaves básicos de Amado Carrillo Fuentes y del cártel que presidía, el de Ciudad Juárez, caracterizado por aprovechar los agujeros negros de la aviación, aquellos en donde los radares no cubren, un triángulo sobre la península de Yucatán y otro sobre la frontera entre Juárez y El Paso. No se requiere ser un perito para sacar lecturas obvias.

Manlio, desde luego, se inconformó y a tal grado que elaboró una defensa enérgica para demostrar su inocencia e incluso sopesó la posibilidad de demandar al poderoso diario, lo que descartó casi enseguida, pero no sin antes descubrir el núcleo de cuanto él consideró difamación: uno de los parientes de Ricardo Canavati Tafich, había introducido al cotidiano de gran renombre los asuntos turbios de Sonora, precisamente él, quien luego sería alcalde de Monterrey por el PRI, quien alegaba haber salvado a Laura Riojas viuda de Colosio y a sus hijos, Donaldo y Mariana, instalándolos en una casa suya en la capital regiomontana.

Cuando hay intercambio de acusaciones es evidente que una de las partes está contaminada y la otra no muy limpia. Por ejemplo, en Veracruz en donde el apellido Yunes es sinónimo de peculado, un sujeto de la peor ralea, Javier Duarte de Ochoa, acusó al patriarca de la familia amoral, Miguel Ángel, por enriquecimiento (in) explicable al reunir sólo las escrituras de dieciséis inmuebles, la mayoría adquiridas durante el periodo gubernamental del beodo Patricio Chirinos Calero, quien como niño se enrabietó porque no quería ser enviado a gobernar la entidad dejando su ministerio en Desarrollo Social para que lo ocupara, precisamente, Luis Donaldo.

De tal suerte, Chirinos enloqueció en Xalapa y dejó sueltas las manos de su secretario de Gobierno, el señor Yunes Linares, entonces priísta convencidísimo de que ascendería en la escalera del putrefacto sistema a cualquier costo. Y vaya si lo hizo. Convirtió a Chirinos en un ser sin voluntad ni futuro a costa de enriquecerse él con las prebendas y los latrocinios más escandalosos. Y algo le dio a su supuesto patrón, Patricio, para que pudiera llegar sin agobios hasta el final de sus días.

¿No hay ladrones en el PRI? Que le pregunten a la nefasta Ivonne Ortega Pacheco, sobrina del cacique infame de Yucatán, y a su querida Angélica Araujo, ex alcaldesa de Mérida, sobre los terrenos que se adjudicaron para hacer fraccionamientos de lujo a costa de las reservas de la urbe; sendas señoras no podían ocultar, salvo con convenientes esponsales, su personal atracción y, juntas, hicieron negocios hasta cansarse incluso con las partidas destinadas a la terminación y mantenimiento de los hospitales de Ticul y Tekax. Víboras de cascabel todavía con aspiraciones rastreras desde sus posiciones en el Legislativo y en la dirigencia priísta.

Otro tanto cabría agregar de otros peninsulares, como Roberto Borge Angulo, de Quintana Roo, traficante descarado de manglares a lo largo de la Riviera Maya para ofrecerlos, en tributo, a empresas como Televisa y un sinfín de consorcios europeos y estadounidenses. Bueno y si hablamos de esta región es imposible olvidar a Emilio Gamboa, “el chupón” –así le decían por su adicción a la botella-, coordinador miserable de la bancada priísta en la Cámara Baja, quien adquirió gran parte de la playa de Telchac Puerto, por el rumbo de Huaymitún, para asegurarse de casas de veraneo para toda su familia. Luego prefirió Cancún en donde, como todos saben, se encontró con el célebre pederasta Jean Succar Kuri para triangularse con el poblano Mario Marín Torres y el rey de la mezclilla, Kamel Nacif Borge. Un círculo impenetrable… o muy penetrable según como se vea.

Ladrones son los que más abundan en el PRI y por ello, naturalmente, se acogen a la vieja teoría de dispersar los rumores con advertencias infundadas para tratar de salvar el pellejo. Es lo que hizo Manlio como igualmente ha hecho Duarte de Ochoa: señalar a los adversarios por lo mismo que los acusan a ellos con tal de negociar soterradamente y librar las persecuciones. ¿O acaso alguien cree que las candidaturas priístas y panistas no se venden? ¿Entonces cómo fue que el PAN postuló a un pillastre como Yunes en Veracruz con tal de ganar con las viejas marrullerías mejor manejadas por éste?

No hay entidad de la República en donde no haya inconformidades severas contra las desviaciones de fondo de sus mandatarios. En Coahuila, por ejemplo, el trono de los Moreira fue ganado endeudando a la entidad sin remedio posible. Humberto, quien hoy se ufana por denunciar a los periodistas presumiendo de su condición de “intocable”, dejó empréstitos impagables por 36 mil millones de pesos avalados, y esto es lo más triste, por un Congreso ladino y cobarde, en donde los arrestos son parte del festín con “machitos” de la familia Moreira, encabezados por la reina madre. ¿Me piden caballerosidad? Entonces que se respeten a sí mismos.

En Campeche nadie persigue al ladrón Fernando Ortega Barnés; en Chihuahua el escándalo se enseñorea de César Duarte Jáquez; en Tamaulipas, suman más gobernadores, desde Manuel Cavazos hasta Egidio Torre pasando por Tomás Yarrington y Eugenio Hernández, de elevada corrupción moral y económica; y no se diga en Colima, Morelos –en manos de un PRD corroído-, Hidalgo, Baja California, Nuevo León, Puebla –con priístas y panistas-, Sinaloa, Tabasco, Chiapas –donde se deja libre a los sátrapas como Pablo Salazar-, Guerrero –la de los Figueroa-, Oaxaca –la de los Murat-, Aguascalientes, hollada por sendos gobiernos amorales del PAN y el PRI-Luis Armando Reynoso Femat y Carlos Lozano de la Torre-, y la ahora Ciudad de México contaminada más por las actuaciones de usureros convertidos en jefes delegacionales. Ninguna entidad está libre de criminales.

Más duele el cinismo. ¿Sabían ustedes que miguel de la madrid no soportaba que le llamaran ladrón cuando mantenía depósitos millonarios en distintas cuentas de Suiza como lo corroboró el columnista estadounidense Jack Anderson? ¿Y qué lópez portillo se indignaba cada que le señalaban como frívolo, el sello de su sexenio? Así, ahora, Manlio. Clama alegando que no son ladrones los priístas para taparle el ojo al macho y desviar la atención de los ingenuos a golpes de manipulación barata.

El fondo es lo que cuenta; no las oratorias cuajadas de bravatas insulsas.

Debate
El desvergonzado Enrique Ochoa Reza, ex director de la Comisión Federal de Electricidad y ahora dirigente nacional del PRI sin el menor consenso, defiende con furor casi febril el aumento a las tarifas eléctricas, otro de los elementos que, nos aseguraron, sería la medida para absorber los “beneficios” de las “sacrosantas” reformas peñistas, en este caso la energética. Por ello el señor Ochoa pasó a formar filas entre los grandes cómplices del régimen en curso, uno de los peores de la historia.

Por supuesto, en estos años de empresarios especuladores, de fortunas inmensas en manos de unos cuantos mientras la población apenas sobrevive con sus esfuerzos cotidianos, no se entiende como el líder del PRI, supuestamente un partido cortado con el hilo de las banderas sociales de la posrevolución, atesora una residencia, en La Paz, con costo aproximado de nueve millones de pesos y distintos bienes que casi alcanzan a los 40 millones de pesos. Y, pese a ello, la ambición por el poder hace lo demás.

Pocos saben, y he aquí lo novedoso que el dirigente priísta Ochoa Reza, es de origen iraní y, además, pariente uy cercano del célebre Sha, Mohammad Reza Pahleví quien fue exiliado de su país al triunfo del Ayatollah Khomeini, en 1978. Quizá ello explique su fortuna; y su rostro no puede negar las líneas genéticas. Los iraníes ya están aquí, digo, por si el PRI resuelve permanecer en el trono de México a costa de exhibir bellas mujeres y extremar la represión.

¿Quién lo diría? Las complicidades dejan, siempre, muchos cabos sueltos.

La Anécdota
Muchos lectores me preguntaron acerca de la furia del “pato” Donald Trump contra México e insistían en que todo se debe a un yucateco. En efecto, el empresario emeritense Rodolfo Rosas Moya, le ganó en juicio al estadounidense luego de uno de los concursos “Miss Universo”, en mayo de 2007. Fue una trama complicada que arrebató al multimillonario estadounidense algunos millones de dólares.

Trump juró vengarse y ahora ha vuelto a comentar que su odio racista y xenófobo tiene su origen en aquella derrota. Por cierto los momios del candidato republicano arecen haber bajado… voto por voto de los particulares, sin considerar a los electorales en donde, con la suma de los estados en donde puede ganar, podría definirse la elección de noviembre. Veremos.

No es que caigamos en el lugar común de juzgar de acuerdo al refranero popular:
“dime con quién andas y te diré quién eres”.
Pero, al fin de cuentas, no puede ocultarse cierta paridad:
“dime cuánto tienes y te diré quién eres”.
Y en este sentido los priistas de cúpula se identifican muy bien, Manlio.

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