Reconocen que la Constitución de 1917 es Rectora del Estado

· Advierten en conversatorio que ningún otro mamotreto podría estar por encima de la Carta Magna del Constituyente centenario

· Pese a ello, la Constitución para la CDMX no debe ser ‘camisa de fuerza’ para las instituciones
· El senador Roberto Gil Zuarth, advirtió que está acotado el alcance de la Constitución de la Ciudad de México por la Constitución General de la República, por lo que de contravenirla se corre el riesgo de que termine este documento local en tribunales

Por: Blas A. Buendía
blasalejo@yahoo.com

En el proceso para elaborar la Constitución de la Ciudad de México no debe haber ni mentiras ni obstáculos que afecten el funcionamiento de la capital, ya que se corre el riesgo de que se convierta en una ‘camisa de fuerza’ para las instituciones de la ciudad, dijo Mauricio Tabe Echartea, presidente del Partido Acción Nacional local (PAN-CDMX).

Durante el primer Conversatorio Ciudadano: Alcances de la Constitución para la capital de la República, realizado en el Senado de la República, el líder partidista precisó que se han elevado las expectativas de cara a la redacción de la Carta Magna local, pese a que hay cosas que no se pueden plasmar en ésta, ya que corresponden a otras normas.
“En la medida en que hagamos una Constitución con un nivel de detalle mayor que corresponda incluso a otro tipo de norma, es el grado de rigidez con la que vamos haciendo el diseño institucional de la Ciudad de México y, quizá, la camisa de fuerza en que metamos a las instituciones de la ciudad”, enfatizó.
El senador y Diputado Constituyente de Acción Nacional, Roberto Gil Zuarth, aseguró que la bancada de este instituto político en la Asamblea Constituyente seguirá revisando a profundidad las restricciones institucionales que tendrá la Constitución local para que no sea incongruente con la Constitución de la República, ni invasiva con respecto a las leyes ordinarias de la Ciudad de México.
“Queremos empezar a decir con toda transparencia que está acotado el alcance de la Constitución de la Ciudad de México y está acotado por la Constitución General de la República, pero también por leyes generales, por leyes reglamentarias, por sistemas nacionales, por obviamente los tratados internacionales”, enfatizó.
Subrayó que se debe advertir el riesgo de que se contravenga la Constitución de la República y termine este documento local en tribunales.
Tabe Echartea señaló además que, aunque la ley establece que el Jefe de Gobierno de la ciudad tiene hasta el 15 de septiembre para presentar el borrador de la Constitución local, en la política, hay que abrirse, discutir y acercar las posiciones para que el proyecto no se entrampe, por lo que debe transparentarse de inmediato el proyecto.
“El Jefe de Gobierno sabe con qué riesgo juega, en la medida que cierre el diálogo aumenta el riesgo de que esté mucho más entrampado el proceso constitucional”, advirtió.
El diálogo, insistió Tabe, permite tener un documento mucho más consensuado para que cuando se instale la Asamblea Constituyente, existan pocas diferencias para lograr la mayoría calificada al elaborar la Constitución local.
Al respecto, el senador panista Gil Zuarth aseguró que la transparencia es un buen aliado para abrir las condiciones de legitimidad y preparar con mayor responsabilidad los procesos del Constituyente.
Mauricio Tabe clarificó que esta Constitución debe elevar las exigencias a los gobernantes para erradicar la opacidad y la improvisación en las decisiones públicas, pues sentará las bases para transformar la manera en cómo se organiza el poder político.
De colofón, entre los asistentes se destacó que ante la necedad de meter con calzador para zapatos la Constitución de la Ciudad de México, forma parte de una “rebelión” no armada, sino “una rebelión ideológica”, lo que hace puntualizar que la Carta Magna de 1917, en su artículo 136, nunca podrá atentarse en contra de la misma.
En el Título Noveno, que habla respecto “De la Inviolabilidad de la Constitución”, en su artículo 136, se puntualiza con la siguiente consigna:
“Esta Constitución no perderá su fuerza y vigor, aun cuando por alguna rebelión se interrumpa su observancia. En caso de que por cualquier trastorno público, se establezca un gobierno contrario a los principios que ella sanciona, tan luego como el pueblo recobre su libertad, se restablecerá su observancia, y con arreglo a ella y a las leyes que en su virtud se hubieren expedido, serán juzgados, así los que hubieren figurado en el gobierno emanado de la rebelión, como los que hubieren cooperado a ésta”.
 
De tal suerte que la serie de discusiones que se han dado en torno a estos propósitos letrísticos constitucionalistas, a la Ciudad de México se le podrá dotar de su propia Constitución, pero que esté por encima del legado histórico del Constituyente del 17, “¡nunca jamás!”

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