Bowie, el músico que se deconstruye

Pero entre todos sus personajes e imitaciones, donde Bowie asumía que el papel del arte era el de crear una vida no real que se hiciera real; además de la miseria prevaleció la necesidad de amor.

Por Huemanzin Rodríguez

 
(N22) El 14 abril de 1972, el pequeño Simon Critchley veía en la televisión el show Top of the Pops donde David Bowie interpretaba “Starman”, su música, ropa y su cabello anaranjado despertaron en el pequeño Simon un sinfín de emociones. 

Ese niño se convirtió en un filósofo y en un seguidor del camaleón, y son estas dos pasiones las que permitieron el libro titulado Bowie que edita Sexto Piso. 

“Es una especie de disección del artista sin desligarlo de su propia personalidad y sus propios intereses. Es adecuada esta imagen: un Bowie propio pero al mismo tiempo ajeno”, comentó Felipe Rosete, editor de Sexto Piso. 

Critchley es un filósofo que se ha interesado en temas como la muerte de Dios, la filosofía de la religión y la Modernidad. Esas líneas de reflexión son las que rastrea en las letras de las canciones de David Bowie, que de manera fina teje con detalles sutiles de la vida del autor y del músico fallecido a principios de este año. 


“Lo que es muy interesante aquí es que logre conectar con ese cúmulo de personas. Critchley les llama ‘los inadaptados’ los ‘outsiders’ como él. Gente que se siente fuera de la sociedad y que conectar con un discurso que les dice agárrate de la nada: ‘Ashes to ashes’”. 

En un capítulo del libro el autor se dedica sólo a hacer un recorrido por las letras de las canciones de Bowie desde la fenomenología existencial de Martin Heidegger. 

“Toda una serie de figuras que nos hacen pensar en lo que George Steiner llama la nostalgia del absoluto, una necesidad de estar conectados con algo que sabemos que está más allá de las cosas que vemos, porque de otra manera no podríamos tener explicación de eso. Entonces que un músico pop con una identidad difusa que se deconstruye y se construye todo el tiempo venga y nos hable de eso en sus canciones ¡es una cosa genial!”. 

Pero entre todos sus personajes e imitaciones, donde Bowie asumía que el papel del arte era el de crear una vida no real que se hiciera real; además de la miseria prevaleció la necesidad de amor. 

“El otro gran tema que señala Critchley que es consonante con el anterior, es la necesidad de amor que hay en sus canciones. Por un lado es describir la miseria en donde se encuentra el mundo y por el otro, hablar del amor que necesitamos”.

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