Roald Dahl, el autor que difumina el bien y el mal

Roald Dalh era fanático de los chocolates, cuando era chico había una fábricas de chocolates iban a las escuelas para hacer pruebas con los niños y ellos les decían si les gustaban o no les gustaban.

Por Julio López

A 100 años de su nacimiento y 50 de la publicación de su primer libro las historias de Roald Dahl no han perdido vigencia, sobre todo aquellas que fueron pensadas para el público infantil. Dahl llevó los cuentos de hadas a su mundo, a su realidad, universos donde el bien y el mal se entremezclan y se difuminan.

“Por ejemplo, en la película Las brujas al niño lo convierten en ratón y luego lo vuelven ser humano. En el libro no, es una moral muy propicia, es una manera de ver el mundo muy peculiar, no es nada maniquea, es más bien revelar la luz y la oscuridad del ser humano y cómo todos tenemos luz y oscuridad, por la experiencias que vivió, sabe qué tanto los niños, como los adultos, tenemos luz y oscuridad”, comentó la autora Pilar Armidia.

Es innegable que sus personajes de fantasía superaron la fama de su creador y esto se debe, en gran medida, a las adaptaciones cinematográficas de sus libros. En 1971 Gene Wilder se convirtió en Willy Wonka, para la película Charlie y la fábrica de Chocolates, uno de sus personajes más recordados. Más de 30 años después Tim Burton realizaría su propia versión con Jhonny Deep con Willy Wonka.

Roald Dalh era fanático de los chocolates, cuando era chico había una fábricas de chocolates iban a las escuelas para hacer pruebas con los niños y ellos les decían si les gustaban o no les gustaban.

Hijo de padres noruegos que migraron a Gales, Roald Dahl tuvo una infancia dura, gran parte de su niñez estuvo en un internado británico, donde llegó a recibir insultos, golpes y severos castigos, experiencias que lo marcaron y que plasmó en su libro autobiográfico Boy y que ficcionó en Matilda.

“En Boy narra las experiencias que tuvo de niño en varios lados, pero sobre todo en un internado donde eran brutalmente tratados los niños, les pegaban, y eso marca los personajes adultos que también aparecen en sus libros”.

En 1990 el cineasta Nicolas Roeg hace la adaptación de Las Brujas, en la que un grupo de hechiceras buscan convertir a todos los niños del mundo en ratones. En 2009 Wes Anderson realiza El Fantástico Sr. Zorro, un trabajo extraordinario de Stop Motion.

“A él nunca le gustaron las películas por alguna razón,  era una persona muy exigente, con una carácter muy especial, era bastante excentrico pero él nunca estuvo satisfecho con sus películas. Entonces una vez que muere su esposa en lugar de dar los derechos de los libros a una productora lo que hace es que le da los derechos a un director que esté realmente interesado en el tema”.

La ultima adaptación cinematográfica de un libro de Roald Dalh esMi gran amigo el gigante que Steven Spielberg se encargó de llevar a la pantalla grande.

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