El FICM rinde homenaje a Julio Bracho

Un director que a lo largo de su filmografía, 49 películas y dos apariciones actuando, se empeñó siempre por hacer un cine con un lenguaje visual propositivo...

Por Salvador Perches
Morelia, 24/10/16, (N22).- Con más de 30 años de trayectoria cinematográfica, Julio Bracho es uno de directores más representativos del cine nacional, sus películas son un referente del cine realizado en México entre la década de los 40 hasta finales de los años 70.
Por ello, el Festival Internacional de Cine de Morelia realiza una retrospectiva en honor a Julio Bracho, compuesta por siete películas: ¡Ay, qué tiempos señor don Simón! (1941); Historia de un gran amor (1942); Distinto amanecer (1943); La corte de Faraón (1944); Crepúsculo (1945); Rosenda (1948) y La sombra del caudillo (1960).
Además  de la muestra, el homenaje incluye la exposición fotográfica Julio Bracho, el misterio de la luz crepuscular.
“Es un director muy interesante, viene de hacer obras de teatro de altos niveles intelectuales, también le toca la caída del cine mexicano de los años 50’s principios de los 60’s donde ya ha pasado la época de oro entonces tuvo que entrar a la industria a hacer comedias, a hacer melodramas y aún así me parece que mantiene un estilo, un tono muy digno”, comentó Héctor Orozco, curador de la exposición.
En los primeros treinta años del siglo pasado, Julio Bracho construyó una prestigiosa carrera como director teatral. Previamente solo había presenciado las filmaciones de Santa y La mujer del puerto. Con estos antecedentes y un par de modestos trabajos, Bracho se lanzó a dirigir en 1941 su primera película ¡Ay, qué tiempos, señor don Simón!.
“La filmoteca tenía que estar presente porque la filmografía de Julio Bracho, uno de los mejores directores del cine mexicano, ha sido una de las preocupaciones que hemos tenido en su resguardo y preservación. Quiero reconocer también que hay un trabajo importante de la Cineteca en todo lo que ha sido la digitalización de las copias y, por supuesto, la Fundación Televisa tiene los derechos de esos materiales”, agregó la directora de la Filmoteca de la UNAM, Guadalupe Ferrer.
En 1960 los vaivenes de la fortuna tuvieron su punto culminante cuando Bracho llevó a la pantalla la novela de Martín Luis Guzmán,La sombra del caudillo, “es mi mejor cinta, sin discusión”, declaró. La víspera a su estreno fueron requeridas y aseguradas todas las copias por la Secretaria de Gobernación, se le juzgo denigrante para el ejército mexicano. Su prohibición fue un golpe durísimo para el director.
“Es muy emocionante porque después de que sufrió tanto mi papá, después de que La sombra del caudillo fue censurada durante 30 años, revivirlo, estoy muy muy emocionada y conmovida de estar aquí. Es sorprendente pero yo no la conocía mucha obra de mi papá, supe más porque él me la platicaba porque yo era una chiquita y el me contaba todo cuando regresaba de filmar: ‘hoy hice un shot con Rita Macedo’, no sé que me contaba, no podía ver ese cine que luego se perdió y ahora lo estoy viendo”, dijo la actriz e hija de Julio, Diana Bracho.
 
El misterio de la luz crepuscular que revela en la pantalla, se expande a la exposición, y nos descubre a un director que a lo largo de su filmografía, 49 películas y dos apariciones actuando, se empeñó siempre por hacer un cine con un lenguaje visual propositivo y por ampliar el horizonte cultural del espectador promedio.

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