Igualito que los “gringos”

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

Se dice que los estadounidenses son amantes de tener estadísticas de todo y aunque a diferencia de nuestro país en donde las pocas de ellas, solamente se guardan o se tienen para presumir en discursos políticos, mientras que, en EU, realmente usan esa información para poder actuar y tomar medidas en los puntos vulnerables

Un ejemplo de ello es que, en EU, tienen estimado que unos 25 millones de estudiantes en todo el país inician y terminan su día con viajes de autobús escolar. Evidentemente las unidades están diseñadas para la seguridad de los alumnos, es decir, con luces intermitentes rojas con señalización de alto, espejos gigantes, respaldos altos de seguridad y su color amarillo brillante para distinguirlo entre el resto de los vehículos que circulan que son autobuses escolares que mantienen a más de 17 millones de automóviles lejos de los edificios de las escuelas todos los días.

Mientras que los menores de edad suben a los autobuses escolares, esto implica una seguridad para viajar a las diferentes instituciones educativas en donde el Consejo Nacional de Seguridad apoya la incorporación de cinturones de regazo y hombro en los autobuses escolares para asegurar el viaje más seguro para los niños y niñas.

Es en este mes de octubre los días 17 al 21 está considerada como la celebración de la Semana Nacional de Seguridad en los Camiones Escolares, en EU, haciéndose por decreto la regulación de normativas y sus modificaciones para mantener la integración de los estudiantes ante las impertinentes costumbres peligrosas que muchos de sus choferes tenían, comenzando con el cinturón de seguridad.

Por otro lado, en el mundo bizarro de Estados Unidos, es decir, en México, ni siquiera se ha hecho una regulación similar a la de nuestro vecino norteamericano, dejándolo muy al estilo del mexicano, o sea, al “hay después”, en para posteriormente dejarlo en el ataúd de los recuerdos.

La mayoría de los padres de familia se quedan confiados que el servicio del transporte escolar son seguros por el simple hecho de saber la trayectoria de la casa a la escuela o viceversa, haciéndolo como algo cotidiano de que nunca pasa nada siendo sinónimo de “seguridad”.

Es muy común ver en todo el estado de Coahuila incluyendo a Gómez Palacio a lo que conocemos como Comarca Lagunera por ser una ciudad que pertenece a un centro metropolitano que más del 90 por ciento de los vehículos de transporte escolar sobre todo la de primaria que utilizan vehículos demasiados antiguos conocidos como las combis y una que otra camioneta tipo guayín que por su forma eran confundidas como lanchas rodantes.

Forma parte de lo cotidiano verlos nada más pintados de amarillos, cegando por completo a los padres de familia que ninguno de éstos vejestorios puede asegurar que durante el trayecto suceda algún percance automovilístico, generando un gran susto para los pequeñines pudiendo generar hasta un problema de azúcar por la impresión.

Los trasportes escolares de Coahuila, tienen una carencia de medidas de seguridad, comenzando con su carencia de cinturón de seguridad, siendo éste el primer peligro en donde se juega la vida o la muerte; también la saturación de los estudiantes dentro de las unidades lo hacen aún más peligroso ya que en un frenado de emergencia pues van a chocar sus cabecitas entre ellos mismos.

Los malos hábitos y costumbres de los choferes al momento de conducir olvidando el encendido de luces, señalización, haciendo caso omiso a los altos totales donde son indicados en las principales calles, el exceso de velocidad, el uso de celular al momento de manejar, entre otros.

La falta de obligatoriedad de que en su interior debe de ir otro adulto, necesario para que acomode a los niños por tamaño, que cada uno tenga un asiento asignado y que tenga la habilidad de saber cómo corregir un mal comportamiento de los pasajeros para que éste no sea un distractor principal para el conductor, pero que además tenga el conocimiento básico de paramédicos para cualquier tipo de emergencia, y evidentemente contar con el botiquín de primeros auxilios. También ésta misma persona debe hacerse responsable de asegurarse la llegada del menor hasta la puerta de su casa y no permitir que se baje por sí solo, cruzando una calle que aparentemente se puede ver segura desde la perspectiva de un adulto.

Las condiciones físicas de las unidades es otro de los factores que deben de preocuparse los padres de familia, ya que la mayoría son vehículos chatarras que tienen muchas fallas mecánicas, y otros con dudosas instalaciones de gas butano utilizado como combustible para mover dichas unidades, por su alto rendimiento por kilómetro.

Prolifera por toda la ciudad una gran cantidad de unidades piratas que con el simple hecho de poner una tabla en lugar de asiento, y pintarlos de amarillo, piensan que son vehículos seguros para el transporte escolar, pero ni siquiera cuentan con salidas de emergencia para en caso de un accidente o un incendio, pero lo peor de todo es que también aquellas unidades que están registradas ante las autoridades, tampoco cuentan con ésta medida de seguridad mínima para estar circulando, poniendo en riesgo la inocencia de muchos niños, que son enviados a la escuela.

La mayoría de los vehículos corresponden a modelos ochenteros conocidos como “minivans”, en el mejor de los casos pero también existen otros todavía más viejos que no cumplen con los requerimientos necesarios de seguridad que marca la ley; pero como exigirle a una autoridad cuando en la realidad se trata de un contrato privado entre padres de familia con un particular que por el simple hecho de tener una chatarra con cuatro ruedas, ofrece un servicio, dejando desarmado a la justicia para poder regularizar éste tipo de unidades.

Mientras allá con los gringos se celebra la Semana Nacional de la Seguridad de Transporte de Niños, acá en el país se celebra la impunidad eterna los minivans del transporte escolar. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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