Rusia muestra mano dura a la corrupción

Por Antonio Rondón García

Moscú, 16 nov (PL) Con el arresto del ministro de Desarrollo Económico Alexei Uliukaev por el delito de soborno, las autoridades rusas parecen cerrar hoy un ciclo de acciones de mano dura contra el flagelo de la corrupción.
Analistas como Serguei Kurguinian, del movimiento Sentido del Tiempo, se arriesgan a especular aquí sobre un supuesto propósito de abrir una nueva etapa, tras años de cruda formación del capital inicial en un país donde hubo un cambio de sistema socio-económico.
Pero la realidad es que Uliukaev, que consideró su arresto una provocación, constituye el primer ministro del bloque económico en ser detenido en plenas funciones en más de dos décadas.
De hecho, Anatoli Cucherena, del comité anticorrupción de la Cámara Social, considera que aún cuando se produjo el arresto, será necesario esperar al resultado de todas las pesquisas para un veredicto final.
En su momento, el viceministro de Finanzas Georgui Storchak fue detenido en 2007, bajo acusaciones de corrupción y malversación, pero cuatro años después la investigación se cerró por falta de pruebas, recuerda el diario Izvestia.
Pero para el rotativo Vedemstvo, la detención de una persona de tan alto rango, que tenía a su cargo asuntos estratégicos de la economía, constituye una clara señal para los funcionarios rusos de que las reglas de lucha contra la corrupción cambiaron y se recrudecieron.
De hecho, el primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, admitió que el caso era un duro golpe para el Gobierno y lo sucedido estaba más allá de su entendimiento.
Pero acto seguido aclaró que ello demuestra que ni gobernadores, ni ministros ni diputados poseen inmunidad alguna cuando se trata de delitos de corrupción.
Uliukaev trabajó por 25 años en varios gobiernos, desde el liberal Egor Gaidar, en los difíciles años de la década de 1990, con el presidente Boris Eltsin y el propio Medvedev en su etapa de jefe de Estado, hasta asumir el actual cargo en 2013.
A favor del ministro arrestado se pronunció Anatoly Chubais, participante activo en las reformas de la década de 1990 y actual director de la estatal Rosnano, quien afirmó que lo conocía desde hacía 30 años, por lo que el arresto fue para él un verdadero chock.
Pero el caso de Uliukaev se suma a una larga lista de arrestos y destituciones que se hicieron más frecuentes en los últimos años, en lo que parece ser una acción para limpiar las filas del poder y librarlo de un fenómeno considerado muy dañino para la economía rusa.
Como demostración de lo que afirmaba Medvedev, hace apenas unas semanas se anunció la detención de dos vicegobernadores de la región de Kemerovo, donde se encuentra la zona hullera rusa más importante.
Los dos funcionarios apresados intentaron imponer al frente de una empresa de carbón de la zona a un funcionario cercano a ellos y cuando el jefe de la empresa se negó aceptar el cambio, coordinaron su aprensión con un dirigente del Comité de Investigaciones (SKR).
En la operación, finalmente fueron detenidos los tres implicados en el caso de corrupción y abuso de poder.
La acción de los órganos de seguridad rusos también llevó al arresto en marzo de este año del secretario del viceministro de Cultura Grigori Pirumov, y al jefe de la dirección T de lucha contra corrupción económica del ministerio del Interior, Dmitri Zajachenko.
De los últimos 20 años, uno de los casos más sonados fue el del ministro de Justicia Valentin Kavaliov, en 1999, aunque su apresamiento ocurrió cuando ya estaba fuera del cargo.
En otra investigación, uno de los dirigentes de la empresa Oboronservice, fue arrestado, lo cual más tarde llevó a la renuncia del ministro de Defensa Anatoli Cherdiukov.
Aunque permanecerá hasta el 15 de enero venidero bajo régimen de prisión domiciliaria, Uliukaev podría purgar hasta 15 años en la cárcel si se demuestra que solicitó un pago de dos millones de dólares, a cambio de permitir una transacción comercial.
La operación del FSB, que incluyó investigaciones por más de un año, sentó pautas y un precedente sobre hasta dónde pueden llegar las autoridades rusas en su lucha por poner fin a un flagelo que causa daños millonarios a la economía nacional y lastra la imagen de Rusia.

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