Violadores con inmunidad

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

La Procuraduría de los Niños Niñas y Familia (PRONNIF), en Coahuila, saca indicadores que, en los últimos 10 años, cuatro de cada 10 denuncias por agresiones sexuales son cometidos a menores de edad, y de un 83 por ciento de los casos son cometidos por lo general por algún miembro del núcleo familiar.

Los datos arrogados por la PRONNIF, resulta interesante en el aspecto que contradice la tan mala fama que se han ganado los padrastros, por medio de programas televisivos, siendo muy recurrente aquel que transmiten en Televisa, bajo el nombre de “La Rosa de Guadalupe”.

Sin embargo, cualquiera que sea la situación el delito de violación o abuso sexual nunca será bien visto ante la sociedad o bien a la justicia sin importar el país. Sin embargo, en los últimos años cada vez sale a luz pública los casos en donde monjes, sacerdotes y ministros han hecho actos de abusos sexuales no solamente a niños, niños, adolescentes sino también a monjas.

Para aquellos delitos descubiertos después de décadas en donde ya la época no corresponde difícilmente podrán ser juzgados ante una autoridad, lamentándose el vaticano por los hechos ocurridos.

En los últimos años se ha sabido más de casos en donde el un padre eclesiástico comete el delito de abuso sexual. Esto no significa que antes no lo hacían, sino que la misma apertura de los medios y la denuncia ha roto con el tabú y desacreditación de la víctima. Pero también las redes sociales han participado mucho en poner al descubierto muchos de éstos actos violencia que durante décadas callaron.

El Vaticano tiene sus propios Códigos Penales en donde castigan este tipo de delitos y el Papa Francisco aprobó una reforma reforzando enérgicamente las sanciones eclesiásticas contra actos pederastia y la corrupción de lavado de dinero.

Aunque en la Ciudad del Vaticano haya tomado medidas más fuertes, una cosa sí es cierto para la sociedad, y sobre todo los victimarios no será suficiente las sanciones. Ante ojos y la percepción de la sociedad siempre será la misma injusticia, es decir, la protección por parte de la iglesia ante sacerdotes que han cometido abuso sexual.

La gente se cuestiona en qué radica esta exclusividad para no ser enjuiciados por las autoridades civiles y penales al igual que cualquier ciudadano cuando quebranta la ley.

Mientras que para la iglesia estos sacerdotes o servidores de Dios ya fueron castigados según el Código Penal del Vaticano, la mayoría de los casos por no decir todos, son cambiados de parroquias a otras ciudades entorpeciendo a las autoridades cuando son denunciados por las autoridades civiles y penales para que conforme a derecho se imparta justicia a las victimas abusados sexualmente.

En dónde está el compromiso social del que tanto hablan que debe de tener los feligreses hacia su comunidad, cuando ellos infringen inmunidad ante padres clérigos obstaculizando la ley en sus investigaciones encubriendo a los sacerdotes pederastas movilizándolos de una ciudad a otra o mandándolos a comunidades rurales en donde se pueden perder en la selva fácilmente.

Para que exista ese verdadero compromiso social del que hablan muy demagógicamente sobre lo que está bien o mal, muy independientemente del castigo de la iglesia, debería de ser el mismo Vaticano quien se encargara de entregarlos a las autoridades civiles y penales para que sean enjuiciados por las leyes que protege el interés e integridad de cada ciudadano.

Pero también debería de existir algún mecanismo internacional en donde se obligará al Vaticano proporcionar el paradero de los sacerdotes pederastas ya que solamente ellos cuentan con esa información de cuáles son las parroquias a los que fueron enviados o lugares en donde supuestamente son encerrados para cumplir su condena o penalización según el Código Penal del Vaticano.

Aunque para muchos el Papa Francisco es considerado como uno de los más revolucionarios para la esperanza, sería bueno romper con esos tabúes en donde la conducta de un sacerdote es exclusivo castigo para el Vaticano y no sean tratados como una deidad por encima de los actos delictivos que cualquier persona normal pudiera incurrir siendo castigados por la ley que la misma sociedad está regida. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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