Recordar es lo mejor para olvidar

La Habana, 18 dic (PL)Por lo general cada persona guarda recuerdos -buenos o malos- que se mantienen imperturbables al paso del tiempo, y aunque posiblemente rememores cada detalle, también es muy probable que una parte del mismo sea falso.
Contrario a lo que se pueda pensar, gracias a esa construcción parcialmente ficticia del evento que vivimos, los humanos podemos seguir adelante con nuestras vidas sin angustias ni frustraciones.
Y es que la mayoría de las evocaciones que guardamos en nuestra mente tienen un mismo patrón: están marcados por la emoción; el resto es el decorado donde cada individuo añade lo que la ciencia ha denominado recuerdos falsos verdaderos.
Hace unos años se realizó uno de los estudios más importantes en cuanto a memoria se refiere; de acuerdo con esa investigación, se descubrió que no sólo somos capaces de crear recuerdos personales, sino también de construirlos para otros.
Se calcula que sólo en Estados Unidos existen unas 50 personas que presentan los que se conoce como Memoria Autobiográfica Altamente Superior (HSAM por sus siglas en inglés), es decir, aquellas con la habilidad para recordar fechas y eventos del pasado con detalles que al resto de los mortales se nos hace imposible.
Sin embargo, desde hace mucho tiempo se sabe que la memoria humana no es infalible; y luego del trabajo llevado a cabo en la estadounidense Universidad de California por el neurólogo James McGaugh y su equipo en 2011, los científicos tienen una idea de lo poco confiable que puede ser.

LOS FALSOS RECUERDOS

La investigación encontró que incluso las personas con HSAM son susceptibles de tener recuerdos falsos, lo que sugiere que las distorsiones de la memoria son básicas y generalizadas en los seres humanos, y que es muy poco probable que exista alguien inmune a ello.
El trabajo, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, venía a corroborar así los estudios previos de la profesora estadounidense Elizabeth Loftus, quién se había pasado décadas investigando cómo los recuerdos pueden contaminarse con acontecimientos que nunca sucedieron.
Loftus había encontrado que dichas menciones pueden ser plantadas en la mente de alguien si éste está expuesto a algún tipo de desinformación después de un evento, o si se les hacen preguntas sugestivas sobre el pasado.
Como parte de su estudio, la profesora había sido incluso capaz de convencer con éxito a gente común de que se habían perdido en un centro comercial en su infancia; a lo que McGaugh  añadió con su investigación que hasta los recuerdos aparentemente impecables también son susceptibles de manipulación.
Lo cierto es que para los humanos, cuanto más fuerte es la emoción unida a un momento, más probable es que las partes de nuestros cerebros involucrados en la memoria se activen.
Al respecto, el neurólogo norteamericano señaló: uno no recuerda cada viaje que hace a diario para ir a trabajar. Pero si a lo largo de uno de estos viajes eres testigo de un accidente mortal, probablemente ese día lo vas a recordar el resto de tu vida. Eso es porque los recuerdos que nos acompañan están teñidos de emoción.
Y es que, al parecer, Sigmund Freud tenía mucha razón cuando sentenció que «Recordar es el mejor modo de olvidar».

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