Obsoleta, y sin respeto: la Constitución

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

El fin de semana pasado desde el viernes todos sabían que era viernes porque hasta el cuerpo lo sabe, pero no solo por eso sino también porque es el primer puente del año muy esperado por todos los mexicanos.

Ahora sí que como la canción “La Boa”, de la Sonora Santanera “ya los locutores, lo saben, lo saben, ya lo mexicanos lo saben, lo saben…”, y solo bastó con ver el aumento de cantidad de automovilistas en las calles que parecía que si los coches los estuvieron guardando desde el gasolinazo para ahorrar combustible, pues este pasado viernes fue momento de desempolvarlos y maletas en cajuela para aprovechar el fin de semana largo.

Hoy lunes es asueto por la celebración de la Promulgación de la Constitución Mexicana de 1917. Oficialmente ese día es el 5 de febrero, pero se recorrió hasta el día de hoy de acuerdo al no tan nuevo calendario de las celebraciones cívicas, para hacerlo el primer lunes del mes de febrero.

Hay quienes consideran que la Constitución Mexicana no está bien hecha, es decir, tiene muchos Artículos que proporcionan garantías individuales y que realmente fue hecha para defender los derechos de los mexicanos, sin embargo, son los mismos funcionarios públicos quienes supuestamente practican la ley, pero son quienes aprovechan de ciertos vacíos legales o a la falta de una verdadera reforma de fondo de acuerdo a las problemáticas sociales actuales porque es un hecho que las de ahorita no están hechas a la medida quedando sin efecto con los códigos de procedimiento civiles y penales de cada entidad.

Se está perdiendo cada vez más la importancia de la existencia de una garantía individual, así como la omisión de derechos y obligaciones; mismas que son necesarias para cualquiera sociedad para la subsistencia de una comunidad con armonía.

Pero la realidad es que se requiere de darle una reestructura de fondo a los derechos más que a las obligaciones de los ciudadanos como es el pago de impuestos para poder reactivar un equilibrio de justicia social.

Los problemas sociales de 1917 no son los mismos que los de hoy en día que a sus casi por cumplir 100 años de existencia nunca se imaginaron a un México que estaría en un comercio internacional y que figuraría con tratados mundiales no solamente comerciales sino también como garantías internacionales como son los Derechos Humanos, pero lo más importante de todo nunca visualizaron que nuestro país tendría un problema de un crimen organizado que además de matar con sus drogas, hacen ejecuciones para atemorizar a la sociedad y sus competidores.

En sus tres modificaciones que ha sufrido en su historia, se ha ido pensando en los ideales de aquella época y la última fue en los problemas sociales que se vivían con Venustiano Carranza en donde se trató de garantizar la seguridad de los bienes y las personas principalmente y, el reparto de la tierra como la protección laboral.

Desde aquel entonces no ha existido otra reforma sustancial más que puros remedios o parchecitos con iniciativas y modificaciones que han tenido que pasar por un proceso muy largo, pero hasta ahorita predominan más los intereses de los partidos para no verse afectados y el abuso de los líderes sindicales que muchos de ellos no han querido soltar el “huesito” que llena los bolsillos de quienes son representados por la parte de esas agrupaciones que solo sirven como trampolín en tiempos de elecciones.

Tal fue el caso del ex-presidente Ernesto Zedillo, que al intento de modificar la reforma del Artículo 27 para poder privatizar la industria eléctrica, fue rechazada por el Sindicato Mexicano de Electricistas y no se diga las recientes “dizque” reformas ya aprobadas con el actual Presidente Enrique Peña Nieto, con la energética, comunicaciones y fiscal, en donde los mexicanos no han recibido un beneficio en su bolsillo al momento de pagar la luz, gasolina o gas, siendo todo lo contrario porque los precios suben cada vez más.

Contrario a eso han sido muy pocos los verdaderos avances en materia de reforma para garantizar la seguridad, la educación y la salud, así como muchos otros problemas sociales en donde los abusos del poder de los funcionarios públicos sin importar su envestidura dañan la economía del país.

Aunque es muy cierto las leyes secundarias no pueden contradecir o violentar la Constitución Mexicana también es una realidad que no se ha tomado muy en cuenta la constitucionalidad porque el proceso o quienes están en el sistema lo hacen disfuncional dejando cada vez más un amargo a los mexicanos, derivando de ahí el sentir del ciudadano de que en México no hay leyes orillando a la misma sociedad en su convencimiento de que la única manera de tener derechos en nuestro país es con dinero para comprar a los funcionarios o chantajearlos como se ha venido ventilando en las publicaciones de  diferentes medios de comunicación locales y nacionales.

Sin necesidad de hacer un estudio profundo, sino por simple lógica y vivencia de cada uno de los ciudadanos están cada vez más convencidos que éstas lamentables prácticas de corruptelas dentro del sistema legal mexicano, la gente no le encuentra ningún sentido lógico para celebrar la Promulgación de la Constitución Mexicana de 1917, o bien la gente se cuestiona cuál es el caso de tener derechos constitucionales, si de todas maneras nadie las respeta.  (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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