Atrapemos el futuro

Ilustración: Víctor Solís

Por Armando Ríos Piter

El proceso electoral de 2018 definirá el tipo de país que México será en las siguientes décadas. Hoy se encuentra en una de las encrucijadas más importantes de su historia contemporánea en donde hay dos rutas: seguir la de la degradación institucional, en la que diversos territorios de su geografía se colapsen, para quedar como una anarquía enmascarada de democracia, o convertirse en un gran jugador global con crecimiento sostenido y desarrollo que incluya a todos los segmentos de la sociedad.

En la elección del próximo año también elegiremos el tipo de sociedad que deseamos ser: aquella que sucumbe como observadora ante soluciones demagógicas definidas por algunas camarillas o líderes iluminados de un sistema roto; o una que se distinga por una ciudadanía madura, consciente y dueña de su futuro, que traduzca la frustración en el arrojo para que decida hacer de su país lo que hoy sólo está en la imaginación.

Tengo la certeza que somos muchos los que estamos cansados de que las historias de éxito sólo ocurran en otros países. La historia se está moviendo en alternativas innovadoras, mientras que México sigue plagado de propuestas insípidas y acciones mediocres de los mismos de siempre que sólo producen enojo y frustración. México no necesita un mesías, ni tampoco creer en los partidos que se reinventan en el discurso, pero son lo mismo a la hora de gobernar.

Dejemos atrás esta fatalidad y desesperanza para adueñarnos colectivamente, con alegría y valentía, de un futuro promisorio para nuestro país. Juntos, un grupo de mexicanas y mexicanos decidimos participar en la contienda por la presidencia de la República y el Poder Legislativo, a través de una ruta clara, que opere colectivamente y que prioriza tres pilares: Justicia, Riqueza y Armonía, temas abandonados por la clase política durante décadas.

Justicia, Riqueza y Armonía: La triada de nuestro futuro 

Justicia. En México el acceso a la justicia es un monumento de simulación es para quien puede pagarla. Las reglas no se cumplen igual para todos. ¡Si tienes una palanca o un conocido la libras, si no, pues no! Llevamos dos siglos escuchando la frase del benemérito Benito Juárez, “a los amigos justicia y gracia, a los enemigos, la ley a secas”, esto es porque prevalece la impunidad y la corrupción en la procuración y administración de justicia.

Vamos a construir la más ambiciosa plataforma de procuración e impartición de justicia en la historia de México. Una reforma que combata la terrible inseguridad que nos aqueja, pero que también proteja al ciudadano de las arbitrariedades e injusticias del día a día.

Una reforma que busque en los hechos, por encima de los discursos huecos, consolidarnos en un país que respete los derechos humanos. El acceso a la justicia es un derecho, no un privilegio a modo que concede el Estado. Haremos el esfuerzo para desterrar la impunidad y la corrupción, pues un sistema de justicia robusto es condición sine qua non para que nuestro país despegue económica y socialmente.

Riqueza. La justicia sin riqueza social está condenada al fracaso. Llevamos décadas implementando políticas públicas de distribución de la riqueza, sin duda loable en un país donde la distancia económica entre grupos sociales es abismal. Sin embargo, muchas de éstas han hundido a millones de mexicanos en la miseria. Seamos francos: la clase política ha sido incapaz de ponerse metas y diseñar instrumentos claros que generen riqueza para todos los mexicanos.

Un sistema de justicia robusto alinea los incentivos económicos y genera condiciones para que el mérito de las personas y la innovación sean valorados.

En la generación de riqueza el eje central debe ser la persona, las mujeres y los hombres por igual. La inversión en su salud, nutrición y educación es la única vía para garantizar la prosperidad de nuestro país y consolidar el incremento en la productividad que conlleve las mejoras en salarios que tanto necesitan las madres y los padres de familia. Sólo así lograremos un crecimiento sostenido y de largo plazo que aproveche las enormes capacidades que tenemos como nación.

Armonía. Sin justicia ni riqueza la desesperación conlleva a una ruptura sostenida del tejido social. La violencia hoy no es resultado exclusivo de la carencia de policías, armamentos o coordinación entre cuerpos de seguridad. La violencia tiene raíces profundas que afloran día con día.

Tenemos que reconocer que la pobreza, la discriminación y la falta de sentido colectivo están acabando con la noción de comunidad. Nuestra agenda tiene como objetivo acabar con la discriminación: a las mujeres, a los indígenas, a las minorías que en México son las verdaderas mayorías. Jamás vamos a crecer como nación si no somos empáticos y “nos ponemos en los zapatos del otro” para garantizar una auténtica suma de esfuerzos.

Necesitamos exorcizar de una vez por todas a nuestros terribles demonios. ¡No podemos continuar siendo una sociedad que asesina a sus mujeres! ¡No podemos continuar siendo una sociedad que asesina a sus jóvenes! ¡No podemos continuar siendo una sociedad que asesina a sus niños!

Nuestro propósito es crear una nueva mentalidad donde no nos veamos más como víctimas que siempre buscan justificar su realidad por culpa de alguien más.

México es considerado un polo de atracción económico, sin embargo, hoy tiene una mano atada por la corrupción, y un pie atado por el crimen. Estamos convencidos que si seguimos el camino de Justicia-Riqueza-Armonía, el crecimiento se desencadenará permitiéndonos atacar la desigualdad, crear un nuevo mercado económico y restaurar el sentido de comunidad: de atrapar con nuestras manos el futuro de la nación.

La ruta independiente para superar un sistema roto

Para construir y alcanzar este plan ¿cuál es la ruta adecuada? ¿Son los partidos políticos un vehículo para alcanzar estos objetivos? ¡Por supuesto que no! Alcanzar estas metas sólo es posible por la vía independiente.

Hoy el sistema sólo funciona por y para la conducción de unos cuantos; debemos crear un gran movimiento social que garantice hacer política sin acuerdos oscuros como los que tienen los partidos políticos.

En 2014, cuando me ofrecieron la candidatura al gobierno de Guerrero, lo que se me pedía era celebrar acuerdos con quienes habían permitido que el tejido social y político imperante en la entidad derivara en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. El precio de aceptar las reglas del sistema me resultó inaceptable.

Pese a liderar las preferencias electorales, tomé la decisión de renunciar a una gubernatura que sin duda alguna hubiera ganado. Cometí lo que muchos en su momento calificaron como un suicidio político. Sin embargo, para mí es más importante seguir apegado a mis principios de ética e integridad.

Tras denunciar esto públicamente intenté cambiar las cosas desde adentro del partido, sólo para darme cuenta que esto era imposible. Por estas razones decidí renunciar a una militancia de más de 10 años y convertirme en un senador independiente.

Como resultado de estas experiencias estoy convencido que nuestro sistema político está tronado. Los partidos po-líticos hoy están demasiado enmarañados con la corrupción para poder reformarlo. La llevan como un tatuaje que luego buscan ocultar con discursos falsos y promesas inalcanzables.

El ciclo del crimen, dinero y política debe acabar. Debemos detener la cadena de las seis C: Corrupción que opera en Campañas políticas que a través de enormes cantidades de dinero Compran votos, generan Clientelas, para después entregar Contratos a los Compadres; compadres que incluso en no pocas ocasiones conviven o integran el crimen organizado.

Actualmente no existen límites efectivos para fiscalizar cuanto pueden gastar los candidatos. Tan sólo este año las elecciones locales en Veracruz, Estado de México, Coahuila y Nayarit costarán más de 25 mil millones de pesos (casi el total del presupuesto de 2017 para el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Conacyt). Estas dádivas seguramente se pagarán de regreso. Si no fuera así, cómo entender que 14 gobernadores, provenientes de todos los partidos políticos, enfrenten o hayan enfrentado recientemente investigaciones por desvío de recursos.

#AtrapemosElFuturo

Por todas las razones mencionadas iniciamos Ola 365, un movimiento ciudadano que propondrá las candidaturas independientes de 300 diputados federales, 64 senadores y la del próximo presidente de la República. Hombres y mujeres capaces de vencer al anquilosado sistema y haga de México protagonista, no sólo observador, de las historias de éxito que ocurren en el mundo. Ya tenemos representación en toda la República al igual que en muchos puntos de la Unión Americana y seguimos creciendo.

El éxito de este movimiento será posible gracias a la participación ciudadana organizada y el uso de la tecnología. Correremos una campaña a muy bajo costo y reportaremos nuestros gastos de manera transparente. Trabajaremos con los medios de comunicación tradicionales y redes sociales para llevar nuestro mensaje a las calles: un México con Justicia, Riqueza y Armonía.

Hay momentos en la historia que una generación se levanta para despertar en los demás el deseo de alcanzar un mejor destino. Este es el papel que mi generación ha decidido jugar. Este es el momento de luchar y conseguir el México que queremos. #AtrapemosElFuturo.

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