Venezuela: el llanto de las cazuelas

Por Luis Beaton

Caracas, 30 jul (PL) Casi por concluir el mayoritario voto popular por los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), se escucha en la noche capitalina el sonido lastimero de las cazuelas de los opositores.
Esa forma de protesta, al parecer copia de las prácticas de grupos fascistas que se oponían al presidente Salvador Allende, en Chile en la década de los 70, se escucha cada vez menos en esta capital.
Hoy tras el voto popular favorable a la paz, a la reconciliación entre las partes, al entendimiento y el diálogo,  el instrumento culinario emitía aislados y lastimeros sonidos, casi apagados por el estallido de los fuegos artificiales con los que el pueblo celebraba su victoria en las urnas.
Hacia el centro de la capital, en la plaza Bolívar hay fiesta, a la sombra de la estatua del Libertador Simón Bolívar, el pueblo baila, se ve alegría entre los que miran y los que danzan, tal vez por un voto que debe obligar el dialogo, según opinaba Nicanor Moscoso, un acompañante internacional al proceso constituyente.
La alegría se opone a la imagen de violencia y el caos que presentan algunos medios en sus transmisiones e informes hacia el exterior.
El pueblo habló, chavistas y no chavistas, dijeron no a la violencia y manifestaron su voto a favor de la paz y el diálogo.
A pesar de este resultado calificado de record por diferentes fuentes, los grupos de oposición ya dan cifras pese a que el Consejo Nacional Electoral (CNE) aun no divulgó números sobre la participación en esta jornada.
En una rueda de prensa ofrecida hoy, la diputada de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) Delsa Solórzano se refirió a la jornada electoral que se desarrolla en el país y dijo que en los centros de votación «no hay nadie». «Venezuela no salió a apoyar a nadie», señaló.
A su juicio,  más del 90  por ciento de los venezolanos habilitados para participar en las elecciones no concurrieron a las urnas pese a que el CNE se vio obligado a extender el horario del voto.
Otros del mismo lado pero algo más cautos, como el gobernador de Miranda, Henrique Capriles, conocedor de la derrota varias veces, dijo que más de dos millones de personas votaron.
También  adivinadores  como Julio Borges y su antecesor al frente de la Asamblea Nacional en desacato, Henry Ramos Allup, daban abismales cifras de abstencionismo cercanas al 90 por ciento.
Pese a esa percepción de victoria de los opositores, las cazuelas parece que seguirán llorando en Caracas y en el todo el país.

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