A tiro de piedra: Turismo, el desencuentro

Por Julian Santiesteban

Toda la justicia social descansa en estos dos axiomas:
El robo es punible y el producto del robo es sagrado
Anatole France

De acuerdo a las proyecciones oficiales, en 2018 México recibirá 40 millones de turistas, refrendando con ello al sector turístico como el único que ha crecido de manera ininterrumpida en los últimos siete años, la actual administración federal considera entre sus logros haber logrado incrementar el flujo nacional de turistas en un 50 por ciento en el gobierno de Enrique Peña Nieto, pero en esa misma proporción le ha recortado presupuesto a la actividad, y mientras en Quintana Roo ocurre una abierta disputa entre el empresariado y el gobierno estatal, lo que queda claro es que el turismo crece a pesar de los gobiernos, no necesariamente gracias a ellos.

Y es que, aunque el secretario de Turismo federal, Enrique de la Madrid Cordero, asegura que el crecimiento del turismo se debe “a cuestiones estructurales, no coyunturales” la realidad indica que es exactamente lo contrario, pues no puede generarse crecimiento en una actividad a la que permanentemente se le recortan recursos; pero además, la economía mexicana durante la última administración federal ha perdido terreno frente al dólar, lo que en términos sencillos abarata el destino y ello favorece sin duda el arribo de turistas; luego entonces, si la actividad crece a pesar del pésimo desempeño económico e independientemente de los recortes presupuestales, pues simplemente significa que el turismo no depende de la acción directa del gobierno.

Ahora bien, poca duda cabe de que la acción de gobierno en el sector turístico ha sido básicamente extractiva, es decir, que mientras más divisas se generan, más gana el gobierno, pero eso no implica que los recursos se reinviertan para que el crecimiento de la actividad se mantenga, baste señalar que entre enero y agosto del presente año el turismo ha generado una derrama de 14 mil 706 millones de dólares –a lo que se sumará la temporada navideña, una de las más rentables del año-; mientras que el presupuesto de 2018 aprobado por el gobierno federales de apenas 3 mil 716 millones de pesos; es decir, el 1.26 por ciento del total recaudado hasta agosto ¿hacen falta más datos para ver lo poco que regresa al sector?

COMENTARIO MORBOSO

La vocación política del gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, no está en duda, pues aun cuando los problemas que existen en los destinos turísticos de la entidad –por cierto, los más importantes de México- son derivados de ese abandono federal y el esquilmo de recursos desde el centro, el mandatario no ha señalado en ningún momento a la administración de Enrique Peña Nieto como la culpable, aun cuando en su reciente intento por hacerse de recursos para combatir la criminalidad, incrementando en uno por ciento el Impuesto al Hospedaje, los hoteleros han iniciado un franco enfrentamiento con el gobierno estatal.

Ciertamente, la seguridad de los destinos redundará en beneficio de todos –también de los hoteleros- y debieran hacerse reclamos más dirigidos hacia el gobierno federal, pero la administración estatal deberá encontrar también mecanismos para no “recargarse” en los de siempre, porque lo cierto es que, razones, hay en ambos lados, pero los que aportan son los mismos de siempre; así se observa desde aquí, A Tiro de piedra. Nos leemos en la próxima.

 

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