La alquimia de los límites humanos en el deporte

Por Rachel Pereda Puñales

La Habana (PL).- El hombre no quiere saber de límites. Se siente más rápido, más inteligente, más fuerte, más alto, más resistente. Vive más años y desafía el pasado con la esperanza de un futuro mejor. El hombre se cree una máquina poderosa sin fecha de caducidad.
A lo largo de las últimas décadas, ha sido capaz de llevar sus limitaciones fisiológicas a extremos inimaginables. ¿Pero cuánto es capaz de resistir la máquina humana? ¿Existen límites para su desarrollo? ¿Estamos cerca?
Un estudio reciente aseguró que el ser humano ya alcanzó los límites de su crecimiento en estatura, esperanza de vida y habilidades físicas.
La investigación científica, publicada en la revista Frontiers in Physiology, revisó 120 años de datos y los efectos de factores genéticos y ambientales.    Como conclusión, demostró, además, que los impactos del medio ambiente, incluido el cambio climático, también pueden influir en las capacidades humanas.
La ciencia del deporte refleja esta cuestión de los límites mediante la evolución de los atletas.
Una pesquisa del Instituto Francés del Deporte mostró como resultado que después del año 2060, no habrá más récords mundiales.
Luego de analizar más de tres mil marcas en los últimos cien años, descubrieron que los atletas aprovechaban el 75 por ciento de su potencial en 1896, mientras que en el 2008 habían alcanzado cerca del 99 por ciento.
En algunos deportes ya se logró un récord casi imposible de romperse para muchos. Por tal motivo, algunos investigadores destacan la necesidad de cambiar en unos años la forma de registrar los tiempos.
Por ejemplo, las carreras de 100 metros pudieran ser cronometradas en milésimas de segundo y así se prolongarían las oportunidades de nuevas marcas.
Cuando en 1896 el barón Pierre de Coubertin logró materializar la idea de los Juegos Olímpicos internacionales con el lema «Citius, Altius, Fortius», que significa «Más rápido, más alto, más fuerte», comenzó una verdadera lucha para alcanzar la victoria desde niveles cada vez más exigentes.
Para el doctor ecuatoriano, ûscar Vizuete, especialista en medicina deportiva, los límites que puede tener un deportista de élite son relativos, porque él «siempre sabe hasta cuándo puede dar» y en base a eso desarrolla sus habilidades.
En este contexto, el catedrático Jean-François Toussaint, de la Universidad París Descartes, en Francia, concluyó que indicadores como la estatura, edad y habilidades físicas del humano tienen un techo de crecimiento.
«La especie parece haber alcanzado su límite en las sociedades modernas, y esta es la primera generación que se da cuenta de esa situación», subrayó el científico.    Del otro lado del ajedrez, están los más optimistas, quienes confían en que el ser humano tiene todavía mucho recorrido por hacer.
El ex atleta británico especialista en pruebas de medio fondo, Sebastián Coe, afirmó que no estamos «ni siquiera cerca de los límites».
De igual modo, el profesor de la Southern California University, Todd Schroeder, confirmó que el ser humano, cuando entra en juego su supervivencia, es capaz de romper barreras.
«Es como si el cuerpo almacenara una reserva de energía para situaciones anómalas. El hombre parece no ser consciente de este potencial», expresó.
Por su parte, el profesor de la facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid, Carlos Alberto Cordente, habló de que la mera existencia del límite hace que este se pueda superar.
«Los límites que existen son relativos al tiempo y la generación en los que uno vive», remarcó.
No obstante, Jean-François Toussaint vaticinó que habrá menos récords deportivos rotos y más gente que alcance la actual esperanza de vida pero sin excederla.
El sentido común nos dice que, definitivamente, existen barreras que en algún momento determinarán un límite al rendimiento, aunque el deporte continúe su evolución y encuentre nuevas maneras de lograr la superación.
Sin embargo, es cierto que los rendimientos dependen de muchos factores para lograr un escenario óptimo.
Por tanto, tendrían que coincidir el ser humano mejor dotado de la historia de la humanidad, con un entrenamiento perfecto, la motivación idónea de todos los atletas y en un día de competición que, como un milagro, presente condiciones óptimas de temperatura, viento y humedad.
Para evitar su propia caída, los límites le recuerdan al hombre que, aunque sea más rápido, más inteligente, más fuerte, más alto, más resistente; no deja de ser humano, y ese, precisamente, es el deporte más peligroso.

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