Basta con decir: El Rey

Por Betty Hernández Quintana

La Habana, 3 mar  (PL) En una época más sencilla, sin reggaetoneros pretensiosos y con los Beatles como única boy band de qué preocuparse, Elvis Presley sentó el precedente para todos los «sex simbols» de hoy día.
De más está decir que, sin él, en cada ciudad habría una pira para quemar los afiches de One Direction, Maluma o Bad Bunny, y para qué hablar de la saga de novelas 50 Sombras, o de Shakira y sus caderas que no mienten.
El Rey del rock and roll o simplemente «el Rey», nació el 8 de enero de 1935, y fue uno de los cantantes estadounidenses  más populares del siglo XX, considerado incluso hoy como un icono cultural.
El intérprete, originario de Mississippi, en el sur de Estados Unidos, es tildado como uno de los creadores del rockabilly, estilo de tempo rápido que a grandes rasgos, es una fusión de la música country y el rhythm and blues.
Como dato curioso, podemos añadir que Elvis comparte localidad natal con estrellas del espectáculo de la talla de Morgan Freeman, la cantante Britney Spears o Jim Henson, creador del show de marionetas The Muppets.
Su hogar, la mansión Graceland, situada en Memphis (Tennessee), fue donde vivió desde los 22 años hasta su muerte, y ahí yace sepultado.
Décadas después de su fallecimiento, esa morada todavía guarda gran misticismo en torno al cantante.
Por tal motivo, Graceland es una de las principales atracciones turísticas de Memphis, siendo la segunda casa más visitada de Estados Unidos (tras la Casa Blanca), además de un museo de la vida del ídolo y un templo para sus fans.
Volviendo a centrarnos en «El Rey», aunque con el tiempo se tornó una caricatura de sí mismo, cuando llegó a la fama, a mediados del siglo XX sus enérgicas interpretaciones de canciones afroamericanas y su aire desinhibido lo hicieron enormemente popular y controvertido.
Según especialistas, «su atractivo físico y estilo al actuar potenciaron la imagen erotizada de Presley».
De hecho, en la década de 1950, tras un concierto en el estado de Wisconsin,  feligreses y representantes de la iglesia católica local enviaron una misiva al entonces director del FBI, J. Edgar Hoover, en la cual advertían que «Elvis era definitivamente un peligro para la seguridad de los Estados Unidos y sus acciones y movimientos buscaban avivar las pasiones sexuales de los adolescentes».
En 1970, la crítica llegó a describirlo como «el maestro de la sonrisa sexual, tratando a su guitarra como si fuera falo y chica».
Un hito en su carrera ocurrió en 1973, cuando protagonizó el primer concierto teletransmitido, de ámbito mundial, vía satélite: Aloha from Hawai.
Ese espectáculo fue visto aproximadamente por 1 500 millones de personas. Sin embargo, apenas tres años después, el consumo excesivo de medicamentos desgastó gravemente su salud hasta que murió súbitamente a los 42 años.
Desde su desaparición, Presley ha entrado en cuatro salones de la fama de música: el del rock (1986), el del country (1998), el del gospel (2001) y el del rockabilly  (2007).
Pero más allá de la polémica y los premios, su imagen e impronta en la música y la cultura popular son latentes.
Por eso, y con el perdón de José Alfredo Jiménez, podemos decir que si alguien «sigue siendo el Rey», ese es Elvis Presley.

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