Por Alberto Aranda
Hacia el sur del Centro Histórico se encuentran el Colegio de las Vizcaínas y el Convento de San Jerónimo, hoy la Universidad del Claustro de Sor Juana. Pero también en esta zona está una joya de la arquitectura, el Ex Convento de Regina, construido en el siglo XVI.
“Regina Coeli empezó siendo iglesia sin tener la categoría de parroquia, que luego obtuvo hasta el siglo XIX. Se decide fundar este convento dedicado a la virgen María en su advocación de la Natividad entonces originalmente se llamó la Natividad de María Santísima y Regina Coeli. En esos momentos el poder ingresar a una orden religiosa, sobre todo femenina, implicaba pagar una dote, porque estas personas que entraban a los conventos femeninos pertenecían a familias principales o muy importantes en donde sólo en estos grandes conjuntos conventuales entraban españolas, criollas y podían entrar indígenas o personas de raza negra, pero en condición de esclavas entonces eran verdaderos microcosmos en donde llegaban a vivir cerca de 800 o 900 mujeres”, cuenta Gerardo A. Hernández Septién, subdirector de Restauración de Bienes Históricos y Culturales.
A diferencia de las iglesias, ésta al ser habitada por monjas tiene otra distribución. Las religiosas escuchaban misa en la parte donde está el coro, separadas por una reja y una cortina, justo frente al altar, es por eso que el acceso al templo es lateral y no de frente. Es esta parte del coro donde se registraron afectaciones menores por los sismos del 2017.
“El templo de Regina Coeli sufrió afectaciones en su torre. Generalmente los conventos de monjas tienen una sola torre y para equilibrar visualmente el templo, que generalmente es muy largo, la cúpula se coloca en el sentido opuesto. La torre, esbelta y muy alta en el otro lado sufrió una pequeña torsión en el momento del sismo. No es una afectación muy grave en este momento, pero se sigue esperando una mayor liberación de recursos.”
La Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural, de la Secretaría de Cultura Federal, intervino el recinto y se planea continuar los trabajos una vez que se liberen los recursos de los seguros.
“Aquí, en parte del sotocoro, trabajamos cuidando no afectar las obras de arte y en la zona del coro se protegió el órgano para cualquier tipo de salpicadura, pero si intervenimos en los muros las fisuras, las grietas, el aplanado, la aplicación de pintura. En el entrepiso del coro tenemos unas fisuras que requieren un poco más de intervención. sería en consideración de otra etapa porque se requiere más protección. En este caso, tratándose de cuestión estructural, no se debe escatimar en eso porque si se requiere mover la obra de arte hay que moverla para poder intervenir estructuralmente el edificio, no dejarlo pendiente”, finalizó Jorge Tonatiuh Chimal García, técnico y supervisor de obras de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural.