Obra de Mérida vuelve a Manacar

Los danzantes, el telón del antiguo Cine Manacar, regresa a su sede original la ahora Torre Manacar como un mural

Por Huemanzin Rodríguez

En un tiempo no muy lejano, cuando se construían teatros para proyectar películas, se le encomendó al artista Carlos Mérida (1891-1984) crear un telón movible para el desaparecido Cine Manacar, esto en 1964. Después de un período de restauración, el mural regresa al mismo sitio donde estuvo, pero ahora en la recepción de la Torre Manacar, ubicada en la esquina de Río Mixcoac e Insurgentes.

“Es una pieza que pertenece al acervo del INBA y está en comodato con la empresa inmobiliaria, es un contrato que se renueva año con año”, explica Ernesto Martínez Bermúdez, director del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio (CENCROPAM). Mientras que José Luis Ortiz Castro, restaurador del mismo centro, explica que el mural está compuesto por “paneles que miden 2.6 metros de ancho por 11.5 de alto, entonces eso hace que sea difícil manejarlos. Y todo el conjunto, en sentido horizontal, abarca 25 metros lineales y los 11 de altura. Una superficie cercana a los 300 metros cuadrados.”

Con la desaparición durante el salinato del sistema de cines administrados por el Estado,  muchos teatros desaparecieron, cayeron en el olvido o, como en el caso del Manacar, fueron modificados. Entonces el mural, pintado en acrílico sobre loneta pasó a manos del CONACULTA. Se intentó colocar en alguna parte del Auditorio Nacional pero no se logró y fue metido a una bodega del INBA. En 2016, cuando se crea el proyecto Torre Manacar, uno de los últimos trabajos de Teodoro González de León, fue el propio arquitecto quien buscó que la obra volviera al sitio donde estuvo originalmente, aunque ya no como telón móvil.

“Pulso Inmobiliario, la empresa a cargo del proyecto pagó la restauración, lo mismo que el embalaje de los doce paneles, el traslado que tuvimos que hacer en la madrugada porque hubo la necesidad de cerrar una calle en la colonia Guerrero y luego armar todo un convoy para el traslado y sobre la descarga en Río Mixcoac. Lo hicimos en la noche, en la madrugada con tal de no se entorpecer el tránsito de la ciudad”, nos cuenta Martínez Bermúdez. Mientras que Ortiz Castro señala que “la restauración la hicimos en 2016, nos tardamos seis meses en hacerla, de febrero a agosto, algo así, con un equipo de restauradores. Entre restauradores y equipo de laboratorio fuimos más de diez personas.”

Sobre el antes telón, Martínez Bermúdez señala que “se convierte ahora en un gran mural, está fijo, ya no se mueve como lo hacía en sus inicios como cuando estaba en el Cine Manacar, se tuvieron que hacer las adecuaciones en la nueva Torre Manacar.” Esas adecuaciones consideran la temperatura y la humedad, así como los vidrios del edificio que dan al exterior, ya que tienen un filtro ultravioleta para proteger al mural de los rayos del sol.

Sobre la preservación del mural, Ortiz Castro informó que “el Centro de Conservación va a estar monitoreando la pieza, se monitorean las condiciones del clima en este espacio tanto al frente como atrás de la obra. Se han instalado dataloggers que nos mandas registros puntuales, después se elabora una gráfica y después tendremos registros muy precisos de cómo se está controlando el clima. Con el clima controlado, la cantidad de luz controlada, se conserva muy bien la pieza, no hay razón para que se deteriore, no hay razón para que hay una nueva intervención.”

La restauración tuvo un costo de un millón doscientos mil pesos

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