Encuestas nuevamente a prueba en elecciones estadounidenses

Martha Andrés Román

Washington, 19 oct (PL) Las elecciones estadounidenses de medio término, que mantienen hoy a republicanos y demócratas envueltos en una costosa y agresiva carrera electoral, también pondrán a prueba nuevamente a las encuestas.

Aunque el país se encuentra enfocado ahora en observar qué sucederá en las urnas el 6 de noviembre, cuando el partido rojo buscará mantener su superioridad en el Congreso y el azul tratará de conseguir la mayoría en al menos una de las dos cámaras, todavía muchos recuerdan los descalabros de pronósticos en 2016.

Hace dos años la mayoría de los sondeos, y por consiguiente los medios de prensa que basaban sus análisis en ellos, daban como favorita a la candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, quien debió ver cómo esos datos y proyecciones se desmoronaban con la victoria del republicano Donald Trump.

Sí, es cierto, la ex secretaria de Estado obtuvo en esos comicios la mayor cantidad de votos populares, al acumular el apoyo de 65 millones 853 mil personas, por 62 millones 984 mil de su rival, pero en el sistema electoral estadounidense son los votos electorales los que cuentan al final, y en ese caso Trump se impuso 306 a 232.

De acuerdo con un reporte en 2017 de la Asociación Americana para la Investigación de la Opinión Pública, las encuestas nacionales resultaron ser bastante precisas para medir la ventaja de 2,1 puntos porcentuales de Clinton en el voto popular nacional, pero en estados clave subestimaron sistemáticamente el apoyo a Trump.

Entre las razones ofrecidas para tratar de explicar esa deficiencia se incluyó que los votantes cambiaron de opinión en el último momento, las encuestas representaron en exceso a los más educados, y algunos entrevistados simplemente no dijeron la verdad sobre su preferencia.

Un artículo en el que el sitio digital Newsmax aborda este tema señaló el siguiente problema con los sondeos: son precisos a largo plazo, pero no son perfectos con respecto a los resultados.

A ello se suma el hecho de que, este año, uno de los temas que más atención genera es la lucha por la Cámara de Representantes, porque es allí donde los estudios de ese tipo ven a los demócratas con más posibilidades de alcanzar la mayoría.

El promedio de encuestas del portal digital Real Clear Politics coloca hoy a los miembros de ese partido con una ventaja de 7,6 por ciento sobre los republicanos en la lucha por la Cámara Baja, 48,7 a 41,1 por ciento, mientras todos los sondeos analizados por la página favorecen a la fuerza azul.

Pero varios medios, quizás más cautos ahora que hace dos años, llaman a no mirar esos resultados como una certeza y a tratar de interpretar tales cálculos más allá de los números fríos, además de a entender otros factores que pueden influir en ellos.

Entre esos factores podría incluirse, por ejemplo, que según la cadena CNN la Cámara de Representantes es difícil de predecir porque las encuestas no partidistas para distritos individuales son limitadas y, a menudo, no son tan precisas.

La mayoría de los sondeos en los distritos son conducidos por grupos partidarios, los cuales tienden a hacerse públicos solamente cuando lucen bien para el lado que los conduce.

A su vez, un análisis en el diario The Kansas City Star sostuvo que para ser «sabios consumidores de encuestas, los votantes deben considerar el margen de error».

«No todos los demócratas en Kansas fueron encuestados. Eso es virtualmente imposible. Así que los encuestadores seleccionan lo que esperan que sea una muestra representativa. Adjuntan a eso un margen de error para reflejar que la muestra podría diferir de toda la población», recordó el medio.

La aproximación del número de demócratas y republicanos que probablemente se presenten a las urnas, añadió la publicación, puede variar significativamente de una indagación a otra, y eso puede tener un impacto significativo en los resultados.

Ante esas y otras mediaciones, y en medio de la avalancha de estudios que pretenden tomarle el pulso a un país dividido, el encuestador republicano Whit Ayres recomendó enfocarse más en el índice de aprobación del presidente Donald Trump.

La evaluación del trabajo presidencial es un mejor predictor en una elección intermedia que será un referendo sobre el jefe de Estado, expresó el analista el mes pasado al diario The Washington Post.

El promedio de Real Clear Politics da al gobernante un respaldo del 44,1 por ciento, mientras el 51,8 por ciento desaprueba su trabajo, aunque la diferencia se estrechó con relación a hace un mes, cuando el apoyo era del 41,1 y el rechazo de 53,4 por ciento.

Según el diario Los Angeles Times, se puede confiar en las encuestas, siempre que se entienda «que vienen en muchos sabores de calidad, y que incluso las buenas estarán fuera de lugar en algún momento».

«Nunca, nunca use los resultados de los sondeos para decidir si votar o no», recomendó el medio, que instó a los votantes a usarlas «para comprender el caleidoscopio del sentimiento de nuestro electorado sobre diversos temas».

 

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