Los tintes del año viejo y del nuevo

Otro año se va, el año viejo otra vez dejó sinsabores, aprendizajes y alegrías, quizá menos que más o viceversa. En este mundo de relatividad el hombre se adecua a sus experiencias, contexto y sentires.

Cada año se mandan buenos deseos de prosperidad, salud y todo lo mejor posible, se siente que se cierra un ciclo y lo que se aproxima será más fructífero, se tiene la esperanza, desafortunadamente no siempre es así, pues siempre hay la posibilidad de que el año venidero sí sea el ideal, por el que tanto se aguardó, o bien, aquel en el que toque vivir la desdicha más grande, puede ser una muerte, enfermedad, decesos de todo tipo, golpes de Estado, entre otros males.

Ante todo ¿Hay un aprendizaje? Sí y no, afirmativo porque crea consciencia, memoria histórica, emociones fuertes que pueden trascender para el crecimiento económico, intelectual, espiritual, familiar, amoroso y todo lo que quepa. Negativo debido a que no siempre son suficientes las razones de todo lo que se ha vivido para no volver a repetirlo, y para interiorizar una comprensión detallada y no es garantía de una reivindicación o una resiliencia.

Hojas nuevas, un nuevo libro, pero ya con páginas escritas en otras obras, es una saga más lo que aguarda la vida. A veces ya no hay más tomos, y es cuando hay que parar y cerrar la pasta.

Sin embargo, las tradiciones cambian, poseen una peculiaridad y son agradables, pero también pueden caer en la monotonía anual, en lo trillado e «hipócrita». Es la crítica que se llega a formular en dichas fechas, pues aparentemente todo mundo se desea lo mejor, hace fiesta, pero luego ese momento se evapora y durante el año, en ocasiones, «no se modifican para bien las relaciones humanas«, irrumpe el fin de año, se intenta reparar, se dan el abrazo y nace otra vez la flor de la reconciliación, y después, lo mismo, de cuenta nueva los meses, se vuelve en un círculo vicioso.

Habría que evitar eso para no caer en el hartazgo, y más bien, recoger la chispa que arroja cada período. Reformar los años, y que el entrante sí sea uno más pero que pase a la historia de una forma insólita.

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