Entre un mundo de información ¿Realidad, falsedad o sugestión?

El temor de caer en cualquier momento

Ante el ajetreo que se vive cotidianamente en las sociedades en general, en específico en las ciudades, a veces se experimenta mucha alarma por los sucesos trágicos que se dice que ocurren día a día, o bien, las una y miles de enfermedades que se pueden sufrir sino se lleva un estilo de vida adecuado.

Aparentemente, todas las personas corren el peligro de morir en cualquier instante por algún accidente o no se descarta algún mal físico o mental que pueda acabar con el cuerpo humano; por ello, para reducir el riesgo los médicos y especialistas exponen una serie de recomendaciones para prolongar la estancia en la tierra. Por ejemplo, llevar una alimentación balanceada, más rigurosa en verduras y frutas y reducida en grasas, hacer ejercicio, no consumir en exceso sustancias nocivas, entre otras, éstas son las más típicas, pero son muchísimas.

Asimismo, en materia de seguridad también hay una gran lista de sugerencias para no ser presa de la inseguridad que reina en México, y en ciertas zonas más, dependiendo del estado en el que se habite. Una de las desventajas de los medios comunicación, y del flujo de información excesiva en el ahora es que puede aturdir, y llega un momento en el que ya no se distingue entre lo que es plenamente verdad, medianamente o completamente falso.

Este mundo de información actual es una bomba, algo que muchos no se imaginaban hace años, es una oportunidad para acceder al aprendizaje de una forma asombrosa y sin tantos tapujos, puede ser una herramienta para alguna emergencia intelectual, o incluso de utilidad donde radican consejos para actividades rutinarias. Pero lo antagónico impera entre las rendijas, es temible porque se puede usar para confundir a la persona, y tampoco se debe creer fielmente lo que está plasmado en internet.

Hay fuentes confiables; sin embargo, así como existe la veracidad de la información también predomina lo no certero y no comprobable. Es necesario comentar que llega un momento, en el que la manera en la que se lanzan las noticias empieza a producir una “gran alarma”, por ende, pánico entre los habitantes. Hay un punto en el que ya no se sabe en que creer, y ya no se confía en nada ni nadie.

Sí hay más información y libertad de escribir en el periodista, aunque con el miedo de que si lo que se dice es muy comprometedor se reciba un balazo o algo que acabe con el resto de tus días, pero indudablemente es más fácil enterarse de lo que pasa en estos tiempos que anteriormente.

La labor del mundo periodístico es informar y decir la verdad, es un conocimiento implícito, el periodista quiere ser transparente, hacer relucir aquello que otros no quieren como los políticos, servidores públicos, militares o cualquier civil que intente ocultar algo comprometedor; aun así, lo que dice el informante no siempre es ley, pues el lector también puede ponerlo en tela de juicio, e investigar que lo expuesto sea real.

Por ejemplo, después de la toma de posesión del presidente Andrés Manuel López Obrador, y del accidente aéreo de la que era gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso y del exsenador, Rafael Moreno Valle, empezaron a surgir diversos rumores acerca de su muerte, desde la maquinación de un asesinato por parte de la oposición, así como la posibilidad de que la pareja fingió su muerte y huyó.

Ambas versiones están muy presentes, las voces corren, y los periódicos encargados de informar suelen ser tendenciosos, apoyando a una u otra vertiente, sin mencionar nombres de las plataformas algunas ofenden a la labor periodística, pues su objetivo es desprestigiar a cierto bando y hacer creer al lector realidades tergiversadas. Uno puede aprender a discernir el contenido bueno y crítico, o bien, manchado y alterado. Este oficio quiere ser lo más equilibrado posible, unos comunicadores lo logran más que otros, pero la verdad es que a veces fallan.

Hay muchos tipos de información que pueden inquietar, ya sea para atreverse a saber más y experimentar, esto puede provocar el crecimiento personal o la autorrealización, o inevitablemente, la experimentación que conduce a la destrucción. Asimismo, también se encuentra aquella información que se debe saber para evitar o tomar las prevenciones necesarias, pero que uno no desea enterarse, como las enfermedades, de tanto leer y conocer, puede arribar la catarsis, en la que uno proclama: ¡Ya basta! ¡Siento que tengo todos los males! ¿Qué más da, si de todos modos moriré?

Si uno repasa las experiencias y la realidad, hay infinidad formas de morir, y uno podría estar asustado la mayor parte del tiempo, pero también hay una y mil formas de vivir y he ahí es donde hay que aprovecharlo.

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