Sin volver a abandonar Ámsterdam Los girasoles de Van Gogh

Glenda Arcia

La Habana, (PL) Cuando el mundo celebra los 130 años de su creación, la obra Los girasoles, de Vicent van Gogh (1853-1890), fue retirada de la sala de exposiciones y no podrá abandonar el museo de Ámsterdam que lleva el nombre del célebre pintor neerlandés.

Desde el 11 de enero, el valioso cuadro es sometido a un proceso de restauración en la capital de Países Bajos, el cual demora seis semanas y está a cargo de un equipo de expertos de varias naciones.

El lienzo, que podrá ser visto nuevamente a partir del 22 de febrero, integra una serie de gran relevancia para la historia del arte y de la que son parte otros exhibidos en Reino Unido, Japón, Alemania y Estados Unidos.

El director del museo, Axel Rüger, explicó que, paralelamente a las acciones de preservación, se lleva a cabo la etapa final de una investigación sobre la obra, una de las más conocidas del artista.

«Como parte del estudio, se determinó que la pintura se encuentra en condiciones estables, pero vulnerables. Su extrema sensibilidad a las vibraciones y cambios en la humedad y temperatura del aire hacen necesarios cuidados especiales. Debemos garantizar que se mueva lo menos posible», señaló.

Por esta razón, el cuadro, que solo ha salido seis veces de la pinacoteca de Ámsterdam en los últimos 46 años, no volverá a estar fuera de sus instalaciones de ahora en adelante.

La última vez que fue sacado de esa institución fue en 2014, cuando fue trasladado a Londres, Reino Unido, para ser expuesto junto a la pieza de la colección atesorada allí.

Los resultados finales de la investigación se conocerán a mediados de este 2019, pero los expertos adelantaron que lograron identificar los materiales exactos utilizados por van Gogh para su creación.

También indicaron que la pintura, realizada en enero de 1889, está basada en los Girasoles exhibidos en la Galería Nacional de Londres.

La especialista en Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural y jefa del equipo encargado de dichas labores, Ella Hendriks, explicó que existen varias capas de barniz y otros elementos agregados durante el transcurrir de los años que se encuentran sucias y amarillentas, pero no pueden ser retiradas porque se mezclaron con los elementos originales usados por van Gogh. No obstante, indicó que serán realizados pequeños retoques para devolverle al cuadro su vitalidad.

La pieza estará lista para el 22 de febrero y protagonizará la muestra van Gogh y Los girasoles, que será inaugurada el 21 de junio y estará a disposición del público hasta el 1 de septiembre.

Aunque se trata de un adiós corto, los admiradores del artista notarán la falta de uno de los lienzos más representativos de su etapa en Arles, en el sur de Francia, donde su trabajo se centra aún más en la experimentación con el color y el otorgamiento a este de un gran protagonismo.

Los girasoles integran una serie concebida en 1888 y 1889 por el maestro del postimpresionismo para decorar su Casa Amarilla en espera de la llegada del pintor Paul Gauguin, una de las personalidades invitadas por él para crear un estudio en esa región.

Pese al fracaso de ese proyecto y a las numerosas discusiones con Gauguin- tras una de las cuales se dice que van Gogh se cortó una oreja-, la estadía en Arles es considerada fundamental para su obra.

Según los expertos, con la recreación al óleo de los girasoles en diferentes tonalidades de amarillo, el artista demuestra que es posible crear una pieza excepcional y coherente con numerosas variaciones de un solo color.

Asimismo, se inclina hacia tonos más vivos, inspirado en corrientes japonesas de la época y en el clima de esa región.

La representación de las flores en varios momentos de su ciclo de vida es comparada con el paso del tiempo en la existencia humana y la selección de esa planta sugiere la necesidad constante de buscar la luz, la vida, el sol y la fe.

Sobre esas piezas, van Gogh escribió a su hermano Theo: «Con la esperanza de llegar a vivir con Gauguin en nuestro estudio, quiero pintar una serie de cuadros. Nada más que grandes girasoles (…) Si llevo a cabo mi plan, haré una docena de ellos. El conjunto es una sinfonía en azul y amarillo. Trabajo todos los días desde que sale el sol porque las flores se marchitan enseguida y hay que pintarlo todo de una vez».

Tristemente, durante ese período se agudizaron los problemas psicológicos del creador, quien se vio obligado a frecuentar varias instalaciones psiquiátricas.

Poco después, tras trasladarse a la comuna francesa de Auvers-sur-Oise, se disparó en el pecho en julio de 1890. Tenía solo 37 años.

Según Gauguin, los girasoles son una muestra perfecta de la esencia del estilo del genio neerlandés, quien realizó 900 cuadros y mil 600 dibujos en solo una década, pero no obtuvo a tiempo todo el reconocimiento y valor que merecía.

Por incomprensiones e injusticias solo vendió alrededor de tres cuadros y expuso su trabajo en muy pocas oportunidades.

Su importante papel en la historia universal del arte fue reconocido a mediados del siglo XX, mucho después de su muerte, pero hoy sus cuadros se encuentran entre los más preciados y valiosos del orbe.

El 30 de marzo próximo se cumplirán 166 años del  nacimiento del autor de La noche estrellada, Los comedores de patatas, Los Olivos de Saint-Remy, Trigal con cuervos.

La casa amarilla y otras importantes piezas reconocidas en el mundo entero y consideradas una gran fuente de inspiración para artistas de todas las manifestaciones.

Por estos días, sus girasoles están ocultos y nos recuerdan que el tiempo no perdona, pero también que existen obras y hombres capaces de superar la caducidad de las cosas.

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