Juárez sigue vivo en México y Cuba, a 213 años de su nacimiento

Luis Manuel Arce Isaac

México, 21 mar (Prensa Latina) Este viernes 21 de marzo se cumplen 213 años del nacimiento del Benemérito de las Américas, Benito Juárez, abogado, político, presidente de México, aunque por decreto oficial el feriado es hoy lunes.

Para México, como para Cuba, país al que estuvo muy vinculado, la fecha es de fiesta y alegría por la connotación de su vida y obra patriótica en favor de los ideales de justicia social y anticolonialista que le llevaron a una batalla sin cuartel contra el conservadurismo.

Su oposición al tratado de Guadalupe-Hidalgo, por el que México perdió más de la mitad de su territorio en favor de Estados Unidos, tuvo una gran repercusión en las filas liberales y en la defensa de un proyecto federalista que en una primera etapa los conservadores lograron frenar y hacerse con el poder en 1853.

En septiembre de ese año Juárez se vio obligado a exiliarse en Cuba, coincidentemente el país de nacimiento de José Martí, y allí aprendió el oficio de torcedor de tabaco, que le sirvió para sobrevivir poco después en Nueva Orléans.

Allí conoce al patriota cubano Domingo de Goicuría quien se ofrece para ayudarlo en sus aspiraciones liberales y más tarde a su fiel Pedro Santacilia, poeta y patriota cubano deportado quien comparte los mismos ideales que él y Goicuría.

Cuando regresa a Veracruz después de su segunda estadía en Cuba, sigue la lucha contra los conservadores y sus amigos cubanos lo apoyan con barcos y pertrechos de guerra.

Santacilia viaja a México, es secretario de la Presidencia de la República y el 22 de mayo de 1863 se casa con Manuela, hija mayor de Juárez con la que tendría tres hijas.

Como reconocimiento a Cuba, que contribuyó en distintas formas a su lucha por consolidar la  República Mexicana, parte de sus cenizas descansan en el Cementerio Santa Ifigenia, cerca del Mausoleo a José Martí, en Santiago de Cuba.

Es el prócer mexicano más citado por el actual presidente Andrés Manuel López Obrador quien, precisamente ayer, colocó la máxima juarista «el respecto al derecho ajeno es la paz» en los conceptos que servirán de soporte a su plan nacional de desarrollo antineoliberal.

La frase fue pronunciada el 15 de julio de 1867 en un manifiesto expedido poco después de entrar triunfante en la Ciudad de México tras la derrota y fusilamiento de Maximiliano I de México de Habsburgo y el derrocamiento del Segundo Imperio Mexicano.

Desde Chapultepec entró a la Ciudad de México por la puerta de Belén y Paseo de Bucareli. Se detuvo frente la estatua de Carlos IV para recibir felicitaciones de la gente, autoridades civiles y militares, continuó por la Alameda Central hacia el Palacio de Gobierno, en el Zócalo.

Desde el balcón presidencial presenció un desfile de la columna de honor y las expresiones de júbilo de la población, y ese mismo día expidió el manifiesto donde se encuentra la frase célebre:

«Mexicanos: encaminemos ahora todos nuestros esfuerzos a obtener y a consolidar los beneficios de la paz. Bajo sus auspicios, será eficaz la protección de las leyes y de las autoridades para los derechos de todos los habitantes de la República. Que el pueblo y el gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz».

Su gran batalla marcó hito bajo la presidencia de Ignacio Comonfort (1855-1857) quien pactó con los conservadores un golpe de Estado y encarceló a Juárez, lo cual fue el detonante la llamada guerra de Reforma (1858-1860) o de los Tres Años, que produjo lo que se conoce como la Segunda Transformación de México.

La primera fue el Grito de Dolores de Hidalgo por la independencia de España y la tercera la revolución agraria de Emiliano Zapata. La cuarta es la que realiza López Obrador contra el modelo neoliberal y la corrupción.

A Benito Juárez García se le identifica con la historia misma de México de mediados del siglo XIX. Figura cimera del movimiento progresista de La Reforma, en 1857 ocupó la presidencia de la nación y fue reelegido en siete ocasiones hasta su fallecimiento en 1872.

Además de la guerra de los Tres Años, enfrentó la invasión francesa de 1862 a 1867 que logró apoderarse de gran parte del territorio, incluida la capital de México, y que proclamó como emperador a Maximiliano.
Defendió los principios de respeto y de inviolabilidad de la soberanía de las naciones, por eso es conocido como Benemérito de las Américas.

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