Presentó el senador de Morena Germán Martínez Cázares una iniciativa de reforma al artículo 102 de la Constitución para establecer que el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, no pueda ser reelecto y “sí pueda ser revocado del cargo”. Asimismo, planteó reformas a 21 artículos a la Ley de la CNDH, entre los que abordan el proceso de elección del titular de ese órgano. Pide la modificación del artículo 9 para señalar que el titular de ese organismo deberá reunir para su elección los siguientes requisitos: estar en pleno goce y ejercicio de sus derechos civiles y políticos; tener cumplidos treinta años de edad; contar con un grado de maestría en el área de Ciencias Sociales o Derecho y encontrarse dentro de los seis puntajes más altos del examen por oposición.
Asimismo detalló que los aspirantes a ser titulares de ese organismo deberán presentar un examen de oposición. En el que el Colegio Electoral tomará puntajes más altos para enviarlos las comisiones correspondientes del Senado.
Hasta aquí todo bien, sin embargo resulta una incongruencia que el senador Germán Martínez Cázares pida que se cumplan ciertos requerimientos para un puesto de tan grande importancia, cuando el mismo no los cumplió cuando estuvo al frente del IMSS.
En el 2018 sorprendió a todos al anunciar su renuncia al PAN -tras 30 años de militancia- para unirse al proyecto de MORENA. Tras el triunfo de AMLO, se incorporó como director general del IMSS, lo que levantó inconformidad, puesto que el senador no contaba con experiencia alguna en materia de salud ni en administración pública.
Inexperiencia que se vio reflejada cuando en lugar de trabajar por el saneamiento de las finanzas del IMSS o el abasto de medicamentos, aprovechó su posición para apoyar proyectos políticos sin ninguna relación con sus funciones públicas. Ante el descontento y la presión renunció el 21 de mayo del 2019, a solo cinco meses de haber tomando las riendas de la institución de salud.
La incongruencia en la política de Germán Martínez Cázares
