El terror de la realidad supera la ficción ante Covid-19 en EE.UU.

Washington, 24 mar (Prensa Latina) Estados Unidos es ya el tercer país del mundo con más casos registrados de Covid-19, la enfermedad producida por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, que avanza imparable por esta nación mientras altera el tejido social, económico, político y moral.


Hasta el momento, al menos 35 mil personas dieron positivo en las pruebas y 458 fallecieron, de acuerdo con los partes emitidos por medios locales y la Universidad Johns Hopkins.


El número de casos se duplicó desde el viernes por la tarde; los números crecen exponencialmente a medida que se expanden las pruebas de diagnóstico por toda la geografía.


A principios de marzo, cuando el acceso a las pruebas era aún extremadamente limitado, apenas había 70 infecciones constatadas.


La expansión de la pandemia paraliza la vida pública ya en la mayoría de los Estados: colegios cerrados, negocios vacíos, eventos cancelados, reuniones prohibidas.


Uno de cada tres estadounidenses vive ahora sujeto a medidas de confinamiento.


En Nueva York se anunciaron cuatro mil 800 nuevos casos. Ya hay más de 15 mil infecciones en todo ese territorio, casi la mitad de las documentadas en el país, la gran mayoría en el área metropolitana de la ciudad de Nueva York.


La Gran Manzana es hoy uno de los epicentros globales de la pandemia: casi uno de cada 20 casos confirmados en el mundo está en la ciudad.


«Esta semana se va a poner muy mal. Necesitamos unirnos como nación. De verdad, de verdad, necesitamos que todo el mundo se quede en casa», pidió el Cirujano General (director general de Salud Pública), Jerome Adams.


A medida que se extiende el nuevo coronavirus, surgen las dudas sobre si el país está preparado para responder a la amenaza.


Errores burocráticos provocaron una deficiente distribución de pruebas de diagnóstico que impidió valorar a tiempo el avance real del virus, recordó el analista Pablo Guimón.


Pero todavía el personal médico alerta de la falta de mascarillas y respiradores mientras la Guardia Nacional desplegó siete mil 300 efectivos por todo el país.


Miles de trabajadores pierden sus empleos; los mercados financieros se han quedado en una tercera parte de su valor en solo un mes.


Y en el centro de todo, un presidente como Donald Trump que construyó su poder sobre la polarización y el aislamiento lidera la respuesta a una crisis que, más que ninguna otra, requiere unidad y cooperación, destacó Guimón.


Un comandante en jefe acostumbrado a guiarse por su instinto y su vanidad, ante una crisis donde inevitablemente ha de dejarse guiar por los expertos, agregó.


Trump empezó cuestionando la doctrina científica sobre gravedad de la amenaza.


Cuando esta era innegable, arremetió una vez más contra la prensa, desafió de nuevo a los expertos, convirtió al coronavirus en el «virus chino», diseñó un enemigo extranjero, a la medida de sus obsesiones geoestratégicas, para inflamar a sus bases con su combustible predilecto, puntualizó el experto.


A apenas siete meses de las presidenciales, el presidente asiste impotente a cómo un enemigo microscópico destruye sin contemplaciones la economía del país, cuyo vigor veía como el principal argumento para su reelección.


De acuerdo con observadores, mientras los líderes de todo el mundo tratan de concienciar a los ciudadanos para una lucha que podría prolongarse durante meses, Trump apunta a los límites de las drásticas medidas para ralentizar la expansión del virus.


«No podemos permitir que el remedio sea peor que el problema en sí mismo. ÂíAl final del periodo de 15 días, tomaremos una decisión sobre el camino que queremos seguir!», tuiteó el mandatario.


El 16 de marzo, la Casa Blanca publicó unas directrices, con una vigencia de dos semanas, que pedían a los estadounidenses evitar reuniones de más de 10 personas y salidas innecesarias, y recomendaban trabajar desde casa.


De California a Nueva York, de Illinois a Nueva Jersey, de Washington a Massachusetts o Michigan, las cuarentenas se extienden por el país.


La idea es ganar tiempo para que un aluvión de pacientes no colapse los servicios sanitarios.


En tanto, Anthony Fauci, experto en enfermedades infecciosas del equipo de trabajo formado por la Casa Blanca, dijo reiteradamente que cree que faltan aún varias semanas para que la gente pueda reemprender su vida normal.


Mientras, en el Senado, los demócratas consideraban que las medidas propuestas tienen el foco en las corporaciones y no en los trabajadores, los hospitales o las administraciones locales.


Los republicanos les acusaban de bloquear una legislación necesaria en medio de una emergencia, a la vez que las alarmas suenan de costa a costa, alertando de los terribles efectos que puede producir el impacto de miles de pacientes de Covid-19 en el sistema sanitario.