La felicidad de Dodgers por triunfo en Serie Mundial de las Grandes Ligas

Washington (Prensa Latina).- Un ponche del mexicano Julio Urías propinó el out 27 a Rayos de Tampa Bay en el sexto juego de la Serie Mundial 2020 del béisbol estadounidense y desató la alegría de Dodgers de Los Ángeles.


Así, el conjunto de California logró finalmente su cuarta y última victoria, con pizarra de 3-1, en el Clásico de Otoño de este atípico año, por la pandemia de Covid-19, para ceñirse una corona que estuvo fuera de sus vitrinas durante más de tres décadas.


Para satisfacción propia y de sus seguidores, los nuevos monarcas, herederos del trono alcanzado por Nacionales de Washington en 2019, repitieron los ascensos a la cúspide de 1955, cuando se denominaban Dodgers de Brooklyn, 1959, 1963, 1965, 1981 y 1988.


Con esas siete diademas, el equipo angelino resulta el sexto más laureado de la historia del Big Show, solamente superado por Yankees de Nueva York, dueño de 27 cetros, Cardenales de San Luis (11), Atléticos de Oakland (nueve), Medias Rojas de Boston (nueve) y Gigantes de San Francisco (ocho).


Una figura clave en el anhelado triunfo de los esquivadores fue Clayton Kershaw, quien superó a su más perverso rival en las postemporadas del béisbol norteamericano: Clayton Kershaw.


La batalla del lanzador zurdo contra él mismo le dejó éxitos en los juegos uno y cinco de la crucial disputa a un máximo de siete desafíos en el neutral Globe Life Field, de Arlington, Texas, que funcionó como burbuja contra la mencionada enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2.


Dicho desempeño había sido imposible de conseguir hasta ahora por quien hace poco tiempo fue el mejor pitcher del mundo, a juicio de expertos y aficionados al deporte de los strikes, las bolas y los jonrones.


Kershaw, nacido el año en el cual el club californiano había obtenido su último trofeo de mandamás y tres veces ganador del premio Cy Young al serpentinero más destacado de la Liga Nacional en 2011, 2013 y 2014, tuvo ahora la redención.


Atrás quedaron sus lacerantes tropiezos ante Astros de Houston y Medias Rojas en 2017 y 2018, respectivamente, cuando el siniestro brazo de este as del montículo constituía una temida arma contra sus oponentes.


«Se siente bastante bien. Cada vez que puedes tener éxito en la postemporada, significa mucho. Para eso trabajas. También sé cómo se siente el otro extremo de eso. Definitivamente lo tomaré cuando pueda conseguirlo», afirmó Kershaw poco antes de convertirse en campeón.


De acuerdo con estadísticas de estos certámenes, el zurdo, jugador más valioso del circuito de mayor longevidad en 2014, acumula ahora 13 victorias y 12 derrotas en playoffs, incluidas tres y dos en series mundiales.


Hace 36 y 24 meses, los esquivadores estuvieron cerca de alcanzar la máxima gloria, pero la frustración inundó sus filas, que este año contaron con la incorporación del brillante jardinero y primer bate Mookie Betts.


El alegrón de Dodgers, con gran impacto en Los Ángeles y las redes sociales, volvió a ocupar titulares de prensa gracias a su dominio en la decisiva etapa ante un elenco de Florida incapaz de dar el último paso a la cima, como ocurrió en 2008 cuando cedió 1-4 contra Filis de Filadelfia.


Además de los triunfos de Kershaw, con pizarras de 8-3 y 4-2, los reyes de la Gran Carpa alcanzaron victorias de 6-2 y 3-1 en los pleitos tres y seis de la final, en ese orden.


Los descalabros del equipo dirigido por Dave Roberts, quien esta vez silenció o dejó hablar menos a sus críticos con acertadas decisiones, acontecieron con marcadores de 4-6 y 7-8, este último inolvidable por su desenlace cuando Rayos agonizaba.


Con una ofensiva pobre liderada por el cubano Randy Arozarena, quien impuso récord de 10 jonrones para playoffs en un mismo año, Tampa Bay tuvo posibilidades de escribir una mejor historia, pero la alcurnia del rival acabó con sus aspiraciones.


También, esta vez el béisbol premió a su mejor representante, pues Dodgers encabezó con 43 victorias y 17 fracasos la fase regular, recortada por la Covid-19 desde sus habituales 162 juegos para cada uno de los 30 clubes en competencia, y posteriormente eliminó 2-0 a Cerveceros de Milwaukee, 3-0 a Padres de San Diego y 4-3 a Bravos de Atlanta.


Por su lado, Rayos, cuyo mánager Kevin Cash acopió innumerables criterios negativos tras sacar del box al dominante abridor Blake Snell en el sexto capítulo del último juego con ventaja de 1-0, fue el segundo mejor conjunto debido a sus iniciales 40 triunfos y 20 derrotas.


Después, dejó sin opciones de luchar por el gran lauro a Azulejos de Toronto, Yankees y Astros, víctimas 0-2, 2-3 y 3-4 en las correspondientes series de comodines, divisionales y de campeonato de la Liga Americana.


En esta ocasión, debido al impacto del SARS-CoV-2, el club campeón debió ganar 13 partidos tras la fase clasificatoria para ostentar el título, cuando en citas anteriores solo se requería vencer en 11 desafíos.


Más allá del desempeño de Kershaw, el premio de jugador más valioso de la Serie Mundial quedó en poder del torpedero Corey Seager, quien igualmente logró ese reconocimiento en la disputa del trono de la Liga Nacional, y no se puede obviar tampoco la actuación de Urías en la postemporada.


Convertido en el octavo pelotero en alcanzar ambos reconocimientos en la misma temporada, Seager acumuló 20 veces al bate, conectó ocho imparables, incluidos dos cuadrangulares, remolcó seis anotaciones y pisó la goma en siete oportunidades en el Clásico de Otoño.


Urías hizo historia para México con cuatro éxitos en estos playoffs (acumula seis en ese tipo de eventos), y así sobrepasó los dos registros anteriores de su compatriota Fernando Valenzuela (tres victorias en 1981, cuando fue campeón de la Serie Mundial con Dodgers, y cinco en general).


Además, el joven zurdo impuso otro récord para mexicanos, al convertirse en el primero en aparecer en dos series mundiales.

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