Conoce el milenario kimchí

La Habana, 4 abr (Prensa Latina) El kimchí es un plato muy antiguo de la comida tradicional coreana, elaborado a base de col china fermentada, que suele estar presente en cualquier mesa, lo mismo en fastuosos banquetes, que en la más humilde de las moradas.


Muy arraigado a la cultura propia del coreano, es una comida de subsistencia, pues gracias al proceso de fermentado y salado se puede conservar durante meses, y ayuda en los crudos y fríos inviernos de la península.


En la época medieval se le añadían ajos y especias al kimchí, más bien por la novedad de la aparición de estos condimentos que por la necesidad de los mismos como ingredientes.


Se elabora con hojas de coles enjuagadas y marinadas con sal, picante, azúcar, rábano, ajo, y en ocasiones pescado, que se ponen en grandes recipientes con agua durante varias semanas.


Para fermentarlo se utilizan grandes vasijas de barro cocido, muy comunes, desde tiempos ancestrales en los hogares coreanos.


Antiguamente los coreanos enterraban estos enormes frascos bajo tierra durante el invierno para conservar el alimento.


El kimchí se puede comer fresco, cuando la col está más jugosa. Algunos incluso lo consumen a los pocos días de maceración, pero esto es más bien cuando se inicia el proceso, previo al invierno.


A medida que pasa el tiempo la col se torna más agria por la fermentación, y para la mayoría de los coreanos es cuando está más exquisita.


En otoño, cuando llega el momento de la cosecha de la col china, todos en la península se movilizan para comenzar en cada casa, y en la industria, la fabricación del kimchí. Es como un rito que los coreanos se enorgullecen de cumplir.


Más allá de la tradición, este alimento aporta muchos nutrientes, sobre todo vitaminas para los días invernales, y en el imaginario popular, hablan de sus propiedades curativas y preventivas, en especial contra las gripes y resfriados.

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