Un mundo en guerra, la herencia del siglo XX

Por Ernesto Hernández Lacher

La Habana, 31 ago (Prensa Latina) El 1 septiembre de 1939 Alemania invadió Polonia; más tarde Reino Unido y Francia le declararon la guerra a Adolfo Hitler y comenzó la Segunda Guerra Mundial, 25 años después de un conflicto similar.
Esa conflagración ocurrió debido al auge de los movimientos nacionalistas, la debilidad de los estados democráticos, la humillación alemana tras su derrota anterior, las grandes crisis económicas y el auge del fascismo en esos años, según analistas.
El Tratado de Versalles, estableció la compensación que esa nación debía pagar a los vencedores del primer conflicto y en ese escenario Reino Unido obtuvo la mayor parte de las colonias germanas en África y Oceanía, mientras Francia recibió una importante indemnización económica.
Pero en Alemania el pacto tuvo amplio rechazo popular mientras la economía entró en crisis. A la vez surgió un gran rencor a nivel social contra los Aliados.
En 1940, el ejército germano irrumpió en casi toda Europa expandiendo un conflicto que alcanzó proporciones globales y dejó un saldo de 70 millones de víctimas.
Un año más tarde, en junio, Hitler ordenó la invasión a la Unión Soviética (URSS). Sus fuerzas avanzaron hacia Moscú, pero retrocedieron por el contraataque de las tropas soviéticas (la batalla por Moscú).
Finalmente, sucumbieron en la gran batalla de Stalingrado, mientras que en Polonia se aplicaban políticas de exterminio contra los judíos en campos de concentración como el de Auschwitz.
Tras la liberación de ese país, Rumanía, Checoslovaquia, Hungría y otros territorios por parte del ejército soviético a finales de 1944, las fuerzas aliadas entraron en París.
Pero las tropas de la URSS llegaron primero a Berlín, la capital alemana, el 25 de abril de 1945, y cinco días después Hitler se suicidó.
El 9 de mayo el mariscal Wilhelm Keitel firmó la rendición de su país tras la toma del Reichstag por el Ejército Rojo, hecho que puso fin a un conflicto en que perdieron la vida decenas de millones de personas.
Hoy el mundo vive al borde de otro evento similar, pero cuyas consecuencias podrían ser mucho más graves al decir de analistas, debido al gran arsenal bélico de las naciones involucradas.
Durante una audiencia en el Vaticano el papa Francisco comentó que el conflicto armado en Ucrania «nos recuerda dramáticamente las víctimas y la devastación que generan las guerras en nuestro mundo», que, según sus palabras «parece no haber atesorado esa lección».
De su lado, el presidente ruso, Vladimir Putin, expresó en mayo, durante su intervención por el Día de la Victoria contra el fascismo, que su país lanzó la operación militar en Ucrania para repeler de manera preventiva una agresión, algo que, según dijo, fue una decisión forzada, oportuna y la única correcta.
Ocho años de asedio militar ucraniano contra el Donbass, región mayoritariamente rusoparlante, desembocaron en un conflicto cuyas consecuencias son perceptibles a nivel global debido a las sanciones occidentales contra Moscú.
A petición de los gobiernos de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, Rusia desplegó su operación militar dirigida a la defensa de esos territorios, además para desnazificar y desmilitarizar Ucrania.
Pero el peligro de una escalada de proporciones globales está latente hoy y en ese contexto la amenaza nuclear se cierne sobre la humanidad; en ese escenario no habría vencedores, declaró Putin en su momento.