Mal trago para España en el mundial

Por Fausto Triana

Madrid, 7 dic (Prensa Latina) Pocos temas superarán hoy la amargura de los españoles, tras la resaca de la eliminación contra Marruecos en octavos de final de la Copa Mundial de Fútbol.


Y aunque tiene defensores, la figura del excéntrico entrenador Luis Enrique Martínez queda muy tocada. La inmensa mayoría de las encuestas se inclinan con holgura por su dimisión y en el debate, asimismo, se pondera la idea de una revolución interna alrededor de la Roja.


El nombre de Sergio Ramos, excapitán del Real Madrid y ahora con buen rendimiento con el PSG francés, saltó nuevamente a la palestra, entre los ausentes que el preparador dejó fuera de la plantilla, a todas luces por razones personales.


Se conoce de la animadversión de Luis Enrique con el Real Madrid, por lo tanto, salvo Marco Asensio y Dani Carvajal, el resto no contó para la escuadra ibérica. También de su absoluta preferencia por los jugadores del Barcelona, equipo en el que militó.


Excluyó a goleadores como Borja Iglesias (Betis) y Iago Aspas (Celta), este último eterno Pichichi español de LaLiga; a Sergio Canales (Betis), Fabián Ruiz (PSG), David de Gea (Manchester United) o Nacho Fernández (Real Madrid).


El caso con tintes escandalosos fue sacar del conjunto al lateral izquierdo José Luis Gayá (Valencia) por una pequeña lesión (recuperable en poco tiempo según médicos valencianos), para llamar al joven Alejandro Balde (Barcelona), con apenas tres meses de titular.


Peor aún, Luis Enrique construyó su equipo como una réplica del Barcelona, tratando de replicar aquella generación histórica que conquistó la Copa FIFA en Sudáfrica 2010. Pero eran estrellas casi irrepetibles (Andrés Iniesta, Xavi Hernández, Carles Pujol o el propio Sergio Busquets).


Ahora llevó a un central muy cuestionado y que no tuvo minutos en Qatar, Eric García, a un delantero que no es titular azulgrana, pero es su yerno, Ferrán Torres; a los veteranos Jordi Alba y Busquets; Pedri, Gavi, el caso Balde y a un Ansu Fati que no ha recuperado su nivel desde una grave lesión.


Dentro de su egocentrismo total, Luis Enrique capitalizó a tal punto su protagonismo que decidió quienes tiraban los penaltis ayer contra Marruecos y el orden de lanzamiento. Fallaron todos (Pablo Sarabia, Carlos Soler y Busquets).


Dijo que el grupo E en el que estaba España en la fase eliminatoria era el de la muerte. Ninguno de sus integrantes avanzó (Japón, España, Alemania y Costa Rica).


Según trascendidos, la Federación de Fútbol está más inclinada hacia la salida del técnico, especializado en «streaming» durante el torno qatarí hasta que llegó la debacle.


«Es un técnico que genera rechazo y tiene muchos caprichos. No debería seguir», opinó el periodista Paco González, de la cadena radial COPE.


«Y aquí, que algunos pensaban que llevábamos al nuevo inventor, al final el Mundial de Luis Enrique se resume así: visto como quiero a la selección, como seis huevos, monto en bicicleta, uso andamios, walki-talkie, el penalti lo tira mi yerno, el resultado me importa cero y caigo en octavos», añadió.