Un Cisne Negro nada en el Castillo de Chapultepec

Por Luis Manuel Arce Isaac

Ciudad de México, 12 may (Prensa Latina) La explanada del Castillo de Chapultepec se convirtió por la magia del coreógrafo, bailarín y director Rodrigo González, en paraje metaversiano para desarrollar su versión sui géneris de El Lago de los Cisnes.
Su propuesta se sale de los patrones establecidos del clásico ballet surgido de la historia narrada por el alemán Johann Karl August MusÃñus en el cuento El velo robado, porque está visto desde la óptica del maleficio de Rothbart, más que del sufrimiento y la agonía de Odette y Sigfrido por romper el hechizo, de allí que titule su versión El Cisne Negro.
Según su autor, se trata de una versión libre y contemporánea de la historia de amor de Odette y Sigfrido, interpretada por La Infinita Compañía con un elenco encabezado por Carlos Coronel como el príncipe Sigfrido, Paulina del Carmen, Odette, Arturo Huerta, Von Rothbart, y Domingo Rubio padre de Odette y Lilia Castaños la madre.
Estará en cartelera hasta el mes que viene con presentaciones cuatro días de la semana
El propósito de la puesta en escena tan particular es acercar esa historia a un mayor público, con movimientos más libres e incluso realizados en una superficie acuífera.
Eso explica su peculiar diseño de escenografía con plataformas móviles y pisos de agua, así como un vestuario delicadamente diseñado, además de la música de Piotr Ilich Chaikovsky, que hace vibrar siempre.
El coreógrafo tiene plena conciencia de todo lo que se juega porque él mismo, como bailarín interpretó en distintas variantes el original, al cual considera un referente universal del ballet de todos los tiempos y escenarios, incluido el lago del bosque de Chapultepec que muchas veces fue su teatro.
Pero ahora, desde allí, lo subimos al Castillo, expresó.
El Cisne Negro también ensaya una manera de desatar las amarras del ballet clásico al lenguaje corporal, en una búsqueda de liberar el movimiento a nivel del cuerpo, y de códigos predeterminados que lo limitan.
En esta versión, la danza contemporánea está presente, al extremo de que una de las maravillas descubierta es que permite mover el cuerpo libremente con zapatillas o sin éstas, con los dorsos libres y con una expresividad mucho más actual, en un espacio de libertad,explica su creador.
Es lo que, confesó, disfrutó más tanto en el montaje como al ver a los bailarines justo con los movimientos que proponía.    Respeto a la historia de August MusÃñus, El Cisne Negro representa la otra cara de la moneda, y de allí su título.
La trama es muy semejante a la clásica en cuanto a los conocidos papeles de Odette, Von Rothbart y Sigfrido.
La muchacha se siente cosificada ante una relación amorosa forzada, rechaza a su pretendiente y este hechiza a todos y los convierte en cisnes y a ella la condena a volver a su forma humana cada noche para ver si cambia de opinión.
Una noche entra en escena Sigfrido, quien se enamora de ella y está dispuesto a romper el hechizo. Y allí empieza el protagonismo de Rothbart quien se transforma en cisne para confundir la mente y el corazón del príncipe con el propósito de que nunca se pueda romper el encantamiento.
Odette se desespera porque no puede deshacer el hechizo, intenta cruzar a nado el lago, Sigfrido la sigue enloquecidamente para alcanzarla, pero ambos mueren de forma dramática.
Las alas formadas por lentejuelas caen inertes sobre el plato del tutú negro del cisne como flotando a la deriva y Von Rothbart queda atrapado en su propio maleficio.