Obama atraviesa terreno movedizo en Estados Unidos

La Habana (PL) La reforma sanitaria estadounidense, el más publicitado logro legislativo del presidente Barack Obama, pierde respaldo entre una comunidad política que era antes su principal patrocinadora: los demócratas moderados.

Esta ley, oficialmente denominada Affordable Care Act, fue aprobada en 2010 por el Congreso pero nunca ha sido muy popular debido a la inmensa carga tributaria que acarrea y la sobresaturación de discrepancias partidistas que genera.

Una encuesta de opinión implementada por los medios Washington Post y ABC News encontró en el mes de julio que los demócratas se están virando en contra del proyecto de cobertura médica presentado por el jefe de Estado desde 2009.

Hace tres años el apoyo hacia la iniciativa era de 74 por ciento entre los moderados y conservadores militantes del partido azul, pero el más reciente sondeo halló que apenas un 46 por ciento de los correligionarios de Obama conceden su voto a la idea.

La tendencia significa una recaída de 28 puntos porcentuales en el favoritismo de la calificada como ley reina en la actual administración. En el espacio del público general, más del 49 por ciento de los consultados se opone a la aplicación de la medida.

Analistas políticos vaticinan una repercusión social por este cambio de preferencias en el seno del partido gobernante en la Casa Blanca, al tiempo que la bancada republicana en el Capitolio ha planteado tres docenas de enmiendas para neutralizar al programa.

En ese sentido, el senador por Utah Mike Lee convenció en julio a un grupo de nueve congresistas para armar otro muro de contención parlamentaria en contra de la ley, que se supone beneficiará a unos 20 millones de ciudadanos sin seguros de salud.

Junto a Lee, apuestan por la desactivación del llamado Obamacare los legisladores republicanos Marco Rubio, Ted Cruz, John Cornyn, Rand Paul, James Inhofe, David Vitter, Roger Wicker, John Thune, y Chuck Grassley.

Este comité espontáneo antirreforma dio un paso adelante en la ofensiva contra el plan de la Casa Blanca y advirtió que bloqueará el presupuesto para financiar al gobierno federal más allá del 30 de septiembre de 2013.

Lo peor en este caso es que el presidente sopesa la opción de aplicar el programa de una forma selectiva, es decir, cambiando capítulos que ya fueron validados o rechazados por ambas cámaras en el Capitolio, señaló Lee. La Cámara de Representantes confirmó que investigará una decisión de la administración federal de posponer el llamado mandato de empleados en el programa de la reforma sanitaria.

Esta sorprendente medida del gobierno de Obama tiene relación con la complejidad hallada en el proceso de implementación de la ley que el gabinete ejecutivo no acaba de reconocer, indicó el congresista Tim Murphy.

El legislador republicano por Pennsylvania agregó que el secretario del Tesoro, Jack Lew, y la secretaria de Servicios Humanos, Kathleen Sebelius, también deberán responder por este cambio de estrategia en Washington.

Murphy recordó que la ley de salud fue aprobada hace tres años por la mayoría de los miembros del Congreso, y la Casa Blanca no puede alterar sus preceptos sin consulta previa con los delegados civiles integrantes del Capitolio.

Bajo la presión política de republicanos y demócratas conservadores, el gobierno de Obama decidió posponer hasta 2015 un capítulo de la reforma nacional que intenta actualizar el sistema de cobertura médica.

En lo que es visto por analistas como una derrota para el llamado Obamacare, el gabinete demócrata resolvió congelar un acápite que hubiera facilitado el suministro de asistencia facultativa a las pequeñas y medianas empresas.

La decisión afecta a cientos de miles de trabajadores, es sorprendente ver como Washington se desvió de sus objetivos sociales principales, comentó Eric L. Wright, de la organización no gubernamental Public Policy Center.

Según una indagación parlamentaria, el Obamacare tendrá un especial impacto negativo en los jóvenes entre 21 y 29 años, quienes verán un repunte en los precios de seguros en el orden de 189 por ciento.

La reforma de salud además conducirá a un alza en impuestos por valor de 165 mil millones de dólares, y el seguro premiun podría costar unos siete mil dólares adicionales cada año.

También un grupo de 79 congresistas de ambos partidos decidieron vetar una propuesta de Obama que proyectaba gravar con nuevos impuestos la venta de equipos médicos a partir de 2014.

Tanto demócratas como republicanos están vislumbrando las adversas consecuencias que la reforma va a inducir en la economía y en el precio de los cuidados de salud, y esa visión causa una convergencia política entre opositores, dijo el exsenador Evan Bayh.

Sebelius reconoció que el nuevo programa nacional de cobertura médica podría encarecer el acceso a los llamados seguros premiums en el norteño país.

Los comentarios de Sebelius, citados por el Wall Street Journal, fueron los primeros en ese sentido emitidos por un funcionario federal como señalamiento directo en contra de la reforma sanitaria de Obama.

Acorde con la funcionaria, los individuos que tengan que optar por este tipo de coberturas verán subir los precios de los talones después de las primeras semanas de enero de 2014, cuando entra en vigor el plan.

Mucha gente tendrá que adquirir un producto más caro, pero esperamos que nuestro optimizado sistema de subsidios compense los mayores expendios de los contribuyentes dentro de un mercado renovado, acotó Sebelius.

El grupo no gubernamental The Society of Actuaries aseguró que el valor de las pólizas aumentará en un 32 por ciento el próximo año por culpa de la Affordable Care Act, aprobada en 2010.

Detalló que las alzas previstas para el 2017 serán de 62 por ciento en California, casi 80 por ciento en Ohio y Wisconsin, más de 20 por ciento en Florida y 67 por ciento en el estado de Maryland.

El senador Pat Roberts criticó igualmente la reforma aprobada en 2010 y la comparó con un tren en vías de descarrilamiento. Según el legislador por Kansas, el acta entrará en vigor en 2014 con muchos acápites controvertidos y aún no bien explicados.

Faltan menos de 100 días del plazo en el cual los ciudadanos de este país están obligados a comprar algún tipo de cobertura médica y el gobierno central no ha respondido a todas las preguntas, acentuó Roberts.

Hasta ahora lo único cierto del llamado Obamacare es que encarecerá las opciones de seguro para la mayoría de los estadounidenses y que casi será un monopolio masivo de la administración federal, agregó el veterano congresista.

El líder republicano y excandidato vicepresidencial Paul Ryan predijo que la reforma de salud sancionada hace tres años colapsará por su propio peso.

Acorde con el jefe del Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes, el plan fracasará en un marasmo de gastos excesivos y será una oportunidad para que los republicanos presenten alternativas.

No es simplemente otra inconveniente ley estatal, este programa coloca un sexto de la economía de Estados Unidos en manos de la burocracia, subrayó el congresista por Wisconsin.

Además -recalcó Ryan- le otorga visado a Washington para que el gobierno central administre las vidas de los ciudadanos en el dominio familiar más privado: la salud.

Asimismo trascendió que la Secretaria de Salud y Servicios Humanos preparó un Centro Nacional de Servicios Estadísticos (CNSE), que virtualmente funcionará como el sistema de espionaje interno desarrollado por la Agencia de Seguridad Nacional.

El propósito de este CNSE es recolectar informaciones de ciudadanos para crear una gran carpeta federal de datos civiles personales que ayuden al gobierno a la hora de comparar y «verificar la elegibilidad de los individuos» que opten por el seguro estatal.

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