Tutankamón, el rey de Egipto que murió en accidente carretero

El Cairo, 7 nov (PL) Egipto faraónico sufrió siete plagas devastadoras, según la Biblia, que puede haber pasado por alto la octava: los accidentes de tránsito, una de cuyas víctimas más notorias fue el faraón Tutankamón, revelan estudios cuyos hallazgos circulan hoy.

Cada año, como promedio, en este país mueren 30 mil personas en catástrofes carreteras, acorde con estadísticas oficiales, sin mencionar los topetazos en las aglomeradas calles y avenidas donde resulta difícil ver un auto sin alguna cicatriz de un encuentro indeseado con otro vehículo.

En 1922 Howard Carter, un arqueólogo empírico británico descubrió casi intacto el sepulcro del joven monarca, y con los rudimentarios medios a su disposición determinó que había sido víctima de un accidente de tránsito, pero los expertos académicos lo desmintieron y se inclinaron por la tesis de que la causa del fallecimiento había sido la malaria.

Esa dolencia, aún endémica de la mayoría de los países africanos, es transmitida por el mosquito Aedes aegypti, una clasificación apropiada que en latín quiere decir odioso egipcio.

Las discrepancias pueden haber tenido su origen en el resquemor por el descubrimiento de Carter, un sujeto intratable, solitario y terco, sumado a la envidia de académicos que trataron de disminuir sus méritos por celos profesionales, un pecado casi tan antiguo como la humanidad misma.

Pero la verdad resplandece a la larga y estudios científicos acaban de demostrar que lo más probable es que el faraón, muerto a los 19 años, haya sido atropellado por el carro en que transitaba, una de cuyas ruedas le fracturó la pelvis y varias costillas que a su vez le aplastaron el corazón.

Ese fue solo el comienzo de las tribulaciones del monarca adolescente pues el estudio además demuestra que su embalsamamiento fue tosco, apresurado y poco profesional, para decir lo menos.

La mezcla de oxígeno, aceites aromáticos, lino y otro productos ocasionaron un incendio espontáneo dentro del suntuoso ataúd del que nadie se percató hasta más de dos mil años después, lo que explica que los restos no hayan tenido corazón y mostraran quemaduras graves.

Sobre la momia de Tutankamón abundan hasta la náusea las noticias y leyendas, lo que ignoramos es el destino del conductor del vehículo, aunque pensándolo bien, lo más probable es que haya sido enviado a acompañar al monarca adolescente en su viaje eterno, pero sin llevar las riendas.

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