Planea la ESA capturar desechos espaciales

PL

Londres.- La Agencia Espacial Europea (ESA) planea captar satélites abandonados a la deriva en órbita como parte de una misión que busca controlar los desechos espaciales.

En ese sentido, la iniciativa Clean Space estudia la denominada misión e.DeOrbit para la remoción de escombros, la cual tiene como objetivo reducir el impacto ambiental de la industria espacial en la Tierra y en el espacio.

Entre las nuevas tecnologías que se piensan formen parte de esta misión se encuentran opciones como los arpones, los tentáculos, brazos robóticos o redes para capturar estos desechos.

Publicaciones especializadas señalan que la Tierra está rodeada por más de 17 mil objetos más grandes que una taza de café, los cuales son parte de la basura que amenaza las misiones de trabajo en órbita con un riesgo de colisión catastrófica.

Según la ESA, la única manera de controlar la población de desechos a través de órbitas bajas es eliminar objetos grandes, como los satélites abandonados y las etapas superiores de lanzadores.

Por este motivo, e.DeOrbit está diseñado para cazar elementos de escombros en órbitas polares transitadas entre 800 y mil kilómetros de altitud, con un peso de alrededor de mil 600 kilos.

Además, la agencia analiza la posibilidad de incorporar varios mecanismos de captura para minimizar los riesgos de la misión, entre estos se encuentran las redes, mecanismos de sujeción y arpones.

La basura espacial se ha convertido en una preocupación cada vez mayor en estos últimos años, puesto que las colisiones a velocidades orbitales pueden ser altamente perjudiciales para el funcionamiento de los satélites y pueden también producir aún más basura espacial en un proceso denominado Síndrome de Kessler.

Este proceso alude a un escenario en el cual el volumen de basura espacial en órbita baja terrestre sería tan alto que los objetos en órbita serían impactados con frecuencia por la basura, creándose así aún más basura y un mayor riesgo de otros impactos sobre otros objetos.

Según numerosos científicos este es un escenario poco probable en la actualidad, aunque ya la ficción ha ejemplificado sus catastróficas consecuencias a través de la reconocida película Gravity.

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