Medina del Campo: historia, religión y gastronomía

Por Miguel Lozano

Madrid, (PL) Como en muy pocos lugares, la localidad española de Medina del Campo, en Castilla León, vive su actualidad acompañada de una historia singular encumbrada por dos figuras femeninas: Isabel la Católica y Santa Teresa de Jesús.
A un costado de la villa, a 155 kilómetros de Madrid, se yergue el Castillo de la Mota, joya arquitectónica de fines del siglo XV donde se creyó durante algún tiempo que había muerto Isabel II.
Sin embargo, descubrimientos hechos en los archivos municipales por Gerardo Moraleja, cronista de la villa, demostraron que ella vivió, hizo su testamento y murió realmente en el Palacio de Don Juan II, en la actualidad Palacio Testamentario, a un costado de la Plaza Mayor.
Medina del Campo también está incluida en la ruta de los lugares teresianos, porque aquí Santa Teresa de Jesús fundó el monasterio de San José y sostuvo su primer encuentro con San Juan de la Cruz, otra figura significativa de la Iglesia Católica.
La impronta religiosa es fácil de descubrir en la población castellana de algo más de 21 mil habitantes, sobre todo en épocas como la Semana Santa, cuyas procesiones fueron declaradas de interés turístico internacional.
Como expresión de la defensa de esa tradición se creó el Museo de Procesiones, que guarda el Cristo en brazos de la muerte, obra del escultor Ricardo Flecha, una de las pocas expresiones de desnudo de la figura del fundador de la iglesia católica en el arte religioso.
Pero más allá de la prosapia histórica y la exaltación religiosa, en las cuales se sustenta un importante atractivo cultural y de tradiciones, Medina del Campo atrae asimismo a los amantes del ecoturismo, la gastronomía y las bondades de las aguas minerales.
La Denominación de Origen Rueda, de la cual forma parte, incluye más de 60 bodegas vinícolas de las más de 80 que tienen a la uva autóctona verdejo como reina de sus caldos, de renombre nacional e internacional entre los amantes de los vinos blancos.
Los verdejos se constituyeron hace varios años en complemento ideal para una gastronomía local en la que destaca el lechazo, plato a base de corderos lechales de hasta 35 días de nacidos, alimentados únicamente con leche materna.
El linaje de Medina del Campo incluye opciones termales en el balneario Palacio de Salinas, de aguas minero medicinales que lo hacen uno de los más codiciados del país.
Historia, tradición religiosa, gastronomía y termalismo otorgan a esta villa española de la planicie castellana y origen prerromano un atractivo singular dado por su vocación de tradiciones y festejos que incluyen su Museo de Ferias.
Ya en 1620 Lope de Vega rindió tributo a las citas feriales en El caballero de Olmedo, obra basada en una canción popular: «Que de noche le mataron/ al Caballero,/la gala de Medina, la flor de Olmedo».
Como el personaje principal de esa obra, Don Alonso, que se prenda de su dama durante una visita a la feria de Medina, la villa sigue ofreciendo hoy el riesgo de enamorarse de un lugar espléndido donde el momento de castillos y conventos parece no haber pasado del todo.

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