A TIRO DE PIEDRA: LA INFRAESTRUCTURA TURÍSTICA QUE NO LLEGÓ

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Los hombres pasan, los recuerdos quedan,

como quedan las obras de los que algo hacen

Víctor Montenegro

A punto de iniciar la segunda mitad de 2015 y a menos de un año para renovar la gubernatura de Quintana Roo, el turismo en México ha tenido un repunte sin precedentes en la historia nacional, la entidad es el destino preferido a nivel Latinoamérica; pero la demanda de infraestructura no ha sido atendida por el gobierno federal, aun cuando de ello depende gran parte de los recursos que ingresan al país por esta actividad.

El mayor reconocimiento que puede hacerse a la administración del gobernador Roberto Borge Angulo es que la promoción internacional realizada se ha traducido de manera efectiva en el incremento de turistas que arriban a Quintana Roo, que ya suman 18 millones por año; pero ese éxito demanda también una mejora constante y un incremento proporcional en los servicios, entre ellos el de contar con vialidades suficientes y funcionales; y por supuesto, las playas de sus destinos, pues es lo que buscan los 18 millones de turistas que cada año llegan al estado.

Desde hace por lo menos diez años, las autoridades locales y federales han reconocido lo insuficiente que resulta el actual puente sobre el sistema lagunar Nichupté, que conduce del centro de Cancún a la zona hotelera, ante ello el Fondo Nacional del Turismo (Fonatur) en su delegación estatal solicitó y logró la aprobación, en enero del presente año, de la Manifestación de Impacto Ambiental, por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

De acuerdo al estudio realizado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), por ese sitio circulan en promedio 72 mil vehículos diariamente, por ello la obra proyectada, cuyas características principales es que contará con mil 206.6 metros (1.2km) de longitud y conectará desde el kilómetro 7 al 9 del Boulevard Kukulcán; y que, se supone, iniciaría este 2015, pero el recorte presupuestal hecho a la Sectur desde enero de 2015, parecen haber generado; por lo menos, la suspensión indefinida de la obra.

Recuérdese que a finales de enero del presente año, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, anunció un recorte presupuestal por más de 124 mil millones de pesos, derivado de la marcada reducción en los ingresos petroleros. Por ello, a la Sectur le recortaron 500 millones de pesos de su presupuesto. El puente sobre la Nichupté requiere para su construcción por lo menos 800 millones de inversión.

El tiempo para la conclusión del puente, contando los del proceso de licitación, es de por lo menos 20 meses; es decir, si ahora anunciara la Sectur el inicio de los trabajos, la obra concluiría aproximadamente en febrero de 2017; por tanto, desde ahora puede afirmarse, aunque poco se hable del tema que, a pesar del éxito logrado en materia de promoción e incremento en el número de visitantes a Quintana Roo, no será en la administración de Roberto Borge Angulo que se tenga en operación la obra demandada por más de una década. Comienzan a cerrarse ciclos.

¿Y LAS PLAYAS?

La última recuperación de playas en Quintana Roo ocurrió en 2010, durante la administración de Felipe Calderón Hinojosa; y desde entonces se han perdido unos 800 metros de playa, según reportaron medios locales en abril del presente año, puntualizando que los estudios sobre dicha erosión estaban en marcha y se tendrían listos para este mes de junio, por parte de la Secretaría de Infraestructura y Transporte (Sintra).

Desde 2013 los hoteleros han solicitado la reactivación del Fideicomiso para la Restauración, Recuperación, Sostenimiento y Mantenimiento de la Zona Federal Marítimo Terrestre, para tener un fondo monetario para atender la pérdida de arenales en los litorales del destino turístico más importante de México; y en este 2015 ya han hecho la demanda en varias ocasiones.

Cabe señalar que la Sectur tenía entre las acciones a realizar en el 2015, la recuperación de 16 playas del país, en ocho estados de la República, entre las que se encuentra Quintana Roo, pero hasta ahora, así como nada ha dicho sobre el puente sobre la Laguna Nichupté, tampoco lo ha hecho con respecto a la recuperación de playas. Y mientras, cientos de metros de playa se pierden, y la Sintra no ha hecho anuncio alguno sobre los señalados estudios. Nada alentador el panorama.

Pareciera que se asume que el éxito turístico será permanente, que los atractivos estarán siempre ahí y que ignorando el problema desaparecerá. Por lo pronto, la semana pasada el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), en voz de su vicepresidente, Daniel Arrollo, aseveró que se reunieron con los delegados en Quintana Roo de la Semarnat y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), a quienes les solicitaron también conocer la problemática real de la erosión de playas, además de pedirles que la recuperación que se haga sea un proyecto integral y transparente.

¿Y LA SECTUR CUÁNDO REACCIONARÁ?

En la administración del presidente Enrique Peña Nieto, México ha logrado repuntar de nuevo en el ranking internacional en materia turística; funcionarios y empresarios han dicho profusamente que 2014 fue un año excepcional en el ramo, que el país captó unos 31 millones de turistas, de los cuales la mitad la aportó Quintana Roo. Pero evidentemente los destinos turísticos requieren ser cuidados, sus factores de competitividad es lo que los distingue. Debiera pues hacerse algo, más ahora que la actividad turística en Cuba tenderá a crecer.

Desde abril del presente año, en este espacio hicimos el señalamiento, por el bien de nuestros destinos turísticos, y el de la actividad turística del país, debieran tomarse las decisiones que garanticen el futuro exitoso de Cancún y los destinos de Quintana Roo, porque los 45 años que cumplió justamente en ese mes, deben ser los primeros y no los últimos. De los recursos que se generen dependemos no sólo los que aquí vivimos, pues en estos tiempos de recesión nacional, lo que se requiere son justamente actividades que generen recursos y que no se frenen por errores administrativos; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra, nos leemos en la próxima.

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