A TIRO DE PIEDRA: PEGARLE AL SEGUNDO, LAS CAMPAÑAS EN QUINTANA ROO

Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse, tendrá que pasar al ataque: Bertolt Brecht

Por Julian Santiesteban

En los procesos electorales, cada candidato sabe, desde el principio de la contienda, sus posibilidades reales de ganar, y aun cuando todos utilizan un discurso de vencedores, los que parten rezagados tienen como objetivo posicionarse a sí mismos y sus partidos en el mejor lugar para la siguiente elección, “golpeando” para ello al candidato que consideran es su inmediato superior en preferencias, pues “pegarle” al primero es desgastar energías de manera inútil.

Pero además de lo anterior, quienes creen ir a la delantera, poco tiempo del proceso utilizan para atacar a sus contrincantes, confiados en que su poderío  será suficiente para llegar a las elecciones y dejando lo señalados ataques a sus dirigentes partidistas. Las dos premisas anteriores explicarían la actuación, de dos de los cuatro candidatos que aspiran a la gubernatura de Quintana Roo; la de José Luis Pech Várguez, de Morena; y la de Mauricio Góngora Escalante, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Quedando tan sólo tres semanas de campañas, las alineaciones finales con rumbo a la gubernatura parecen entrar en su etapa final, mostrando a Morena en un tercer lugar de las preferencias, por lo anterior es que Pech Várguez parece haber enfilado sus baterías en contra del candidato de la coalición conformada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Partido Acción Nacional (PAN), Carlos Joaquín González; deslizando la idea en su discurso, de que el ex subsecretario de Turismo es un candidato tan oficial como el del tricolor, tanto por su origen partidista como por su parentesco con el ex gobernador priísta Félix González Canto. El ex mandatario, asevera el abanderado de Morena, es el mejor publirrelacionista que tiene Carlos Joaquín.

En la oposición, hay sin embargo quienes ven en Pech Várguez la misma condición que este señala de Carlos Joaquín, pues proviene también de las filas partidistas, los cargos públicos que tuvo son muchísimos más que los del ahora candidato panista y los obtuvo trabajando para cuatro ex gobernadores de Quintana Roo, todos provenientes del PRI; por lo que ese golpeteo, dicen, pudiera ser una tarea dada desde el oficialismo al de Morena; cumpliendo con ello dos objetivos: posicionarse y restarle votos a la coalición PAN-PRD.

En lo que se refiere a la estrategia seguida por Mauricio Góngora Escalante, cabe decir que es prácticamente la misma que han seguido todos los candidatos priístas de todo el país de los últimos años; es decir, prometer mucho, basado en acciones que ya realizan los gobiernos de su partido, aprovechando programas y proyectos ya integrados a los planes del gobierno de Enrique Peña Nieto para las diversas entidades, y en el mayor de los casos, presentar propuestas muy generales que los comprometan poco en lo específico.

Los “ambientes” en los que se presentan los candidatos tricolores son siempre controlados y, como estrategia general, no participan en los debates que organizan las autoridades electorales, aunque en esta ocasión la decisión de no acudir al encuentro que organiza el Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo) pudiera generarle mayor afectación que beneficio a Góngora Escalante, pues los tres candidatos que le disputan la gubernatura han anunciado su participación. Recuérdese que la no participación en el debate de 2006 por la presidencia de la República, al que no acudió el entonces abanderado del PRD, Andrés Manuel López Obrador, fue un factor clave, según diversos analistas, para que este perdiera la elección, a pesar de haber iniciado el proceso con más de quince puntos porcentuales de diferencia de su más cercano competidor. Habrá que esperar pues la determinación del candidato del PRI en los siguientes días.

Los otros dos candidatos a la gubernatura de Quintana Roo, Rogelio Márquez Valdivia, del Partido Encuentro Social (PES) y Alejandro Alvarado Muro, del Partido del Trabajo (PT), poco han hecho de relevante, más allá de hacer campañas “de trámite”, esperando lograr acaso mantener el registro de sus respectivos partidos y alcanzar, en el mejor de los casos, alguna mínima presencia en el Congreso del Estado, con una diputación plurinominal, y tal vez un gobierno municipal cada cual, de los once en disputa: el de José María Morelos, con Pedro Enrique Pérez Díaz, para el PES; y el de Bacalar, con Mauricio Morales Beiza, para el PT.

En este contexto, cabe señalar que la estrategia de Carlos Joaquín González parece enfilarse a señalar los riesgos de que la elección le sea arrebatada por artimañas realizadas desde el gobierno y con la complacencia de las autoridades electorales. Pareciera que la visión que tienen es que, de lograr el triunfo, el resultado sería bastante cerrado, insuficientemente contundente para convencer de que la alternancia llegue a Quintana Roo. Como si se tratase pues de una pelea de boxeo, en la que el retador no alcanzará a noquear al “campeón”, y este seguiría siéndolo aunque sea por “decisión dividida” y quedando bastante “golpeado”, tanto que el PRI ya avizora derrotas en municipios como Cozumel, Felipe Carrillo Puerto, Tulum, José María Morelos y Othón P. Blanco; además de ser minoría en el Congreso estatal, pero reteniendo la gubernatura.

Ese es el panorama que se percibe en el territorio quintanarroense; quedando sólo por mencionar que aún existen dos riesgos enormes que pudieran modificar radicalmente el resultado de la elección para gobernador, a realizarse el próximo 05 de junio; primero que el PRI decida no participar en el debate y mantenga la postura de sobrada ventaja, sin alianzas de futuro y con esquemas “cuadrados” de publicidad por las tres semanas que restan de campaña; y el segundo riesgo es que Morena le hubiera estado pegando al contrincante equivocado, fortaleciéndolo más en la recta final y debilitándose a la vez; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra, nos leemos en la próxima. Sígame en Twitter @julianisaac77

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