Moscú, 14 jul (PL) En vísperas de la reunión del presidente ruso, Vladimir Putin, y su contraparte estadounidense, Donald Trump, aumenta considerablemente la preparación artillera de mensajes indirectos de ambos bandos.
Por un lado, el secretario norteamericano de Estado, Michael Pompeo, declaró recientemente que las tropas de su país se quedarán en Siria hasta concluir un «adecuado» proceso político en el país levantino y para garantizar allí la estabilidad.
Sin embargo, Pompeo, cuyo país carece de algún tipo de legitimidad de la ONU o Damasco para mantener fuerzas en Siria, considera que Irán no posee ningún motivo razonable para mantenerse en esa nación.
Precisamente, Rusia y destacamentos de voluntarios de Irán fueron llamados por el gobierno sirio para cooperar en la lucha contra formaciones terroristas que Damasco denuncia son fruto del financiamiento y pertrecho de armas de las potencias occidentales.
El propio Trump, en una controvertida cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte lanzó otro argumento nada acorde con la preparación de un encuentro con Putin, al referirse a las perspectivas del proyecto de gasoducto Torrente Norte-2.
Para el mandatario norteamericano, Europa debe pensarlo mejor a la hora de participar en el proyecto gasífero ruso, mientras reduce sus aportes a los gastos militares de la OTAN.
A ello se unen otras declaraciones de funcionarios de la Casa Blanca sobre las supuestas condiciones que se deben cumplir en las pláticas de este lunes en Helsinki, como la devolución de Crimea a Ucrania o la salida rusa del conflicto en el Donbass.
Se trata de dos temas susceptibles para Moscú. Putin declaró sin tapujos que el tema de Crimea estaba cerrado, es decir, esa península es parte de la Federación rusa y fin de la discusión.
El Kremlin rechaza en todo momento la participación de sus fuerzas en el conflicto del Donbass y llama a Kiev a cumplir con los acuerdos de Minsk para una salida pacífica a esa guerra, incluida la aprobación de un régimen especial para el Donbass.
Respecto a un tercer punto obligado en la cita Putin-Trump, es decir, la supuesta injerencia rusa en los asuntos internos estadounidenses, Washington también disparó otra salva, al lanzar acusaciones contra 12 militares rusos.
La Casa Blanca considera que los referidos uniformados interfirieron comunicaciones digitales en Estados Unidos para influir en los comicios de noviembre de 2016, algo que fue rechazado por el diputado ruso Alexei Chepa.
El resultado de las presidenciales en Estados Unidos no satisfizo a algunos en ese país y por eso ahora intentan redirigir responsabilidades hacia Rusia, comentó el vicejefe del comité de Asuntos Exteriores de la Duma (cámara baja rusa).
Carecen de la más mínima pruebas para sus acusaciones infundadas, consideró Chepa.
De la parte rusa, se conoció que su fuerza aérea realizó con éxito una prueba con el nuevo misil supersónico Kinzhal (Puñal), que destruyó su objetivo a varios cientos de kilómetros, luego de ser lanzado desde un interceptor modernizado MIG-31.
Al referirse al encuentro, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, consideró que un resultado ideal sería el descongelamiento de las vías de comunicación para el diálogo sobre asuntos cruciales.
Debemos, opinó, emplear todos los canales de comunicación para resolver discrepancias y determinar los problemas sobre los cuales necesitamos trabajar, en beneficio de ambos países y de la comunidad internacional, así como de la estabilidad estratégica.
A ello se agrega el hecho de que las negociaciones transcurren en medio de una guerra comercial, después que Estados Unidos impuso medidas proteccionistas para el ingreso a ese país de aluminio y acero, una medida de consecuencias impredecibles.
Putin y Trump prevén un encuentro privado y a nivel de delegaciones, así como una conferencia de prensa, todo lo cual se calcula se extienda por tres horas en el Palacio Presidencial de Helsinki.
Siria, Ucrania y la supuesta injerencia rusa controlan el ambiente del encuentro, cuyos resultados pocos se atreven a pronosticar, en medio de una preparación artillera de ambas partes en víspera de la esperada cumbre.
Putin, Trump y la preparación artillera
Por Antonio Rondón García